15 muertos en incendio en campamento de refugiados rohinyá
23 de marzo de 2021
Al menos 15 personas murieron y hay 400 desaparecidos en el incedio que devastó un campo de refugiados rohinyás en Cox's Bazar, Bangladés, según un balance por ahora provisional comunicado por responsables de la ONU.
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"Hemos visto en este incendio algo que nunca habíamos visto en estos campos. Es algo impresionante, destructivo", dijo Johannes van der Klaauw, responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Bangladés, añadiendo que hay al menos 560 heridos y 45.000 desplazados por el fuego.
El incendio comenzó aproximadamente a las 15.20 horas (9.20 GMT) del lunes (22.03.2021) en un campamento del área de Balukhali, en el distrito de Cox's Bazar, y no pudo ser extinguido hasta esta madrugada.
"Hemos reunido una comisión de siete miembros para investigar el incendio" que se produjo el lunes, añadió. "Al menos seis personas han muerto", precisó.
Los bomberos finalmente controlaron las llamas alrededor de la medianoche.
Dos incendios destruyeron el viernes (19.03.2021) decenas de viviendas rohinyás, según las autoridades.
Casi un millón de miembros de esta minoría musulmana de Birmania viven en condiciones precarias en campos del distrito de Cox's Bazar tras huir de la represión militar en su país en 2017.
Las autoridades indicaron que el incendio comenzó en uno de los 34 campamentos, que abarcan más de 3.000 hectáreas, y luego se extendió a otros tres, obligando a los refugiados a huir con lo que pudieron salvar.
Al menos 50.000 personas han sido dezplazadas, según Refugees International, ya que el fuego quemó miles de chozas improvisadas de lona y bambú.
Los congestionados campamentos de Cox's Bazar son vulnerables a este tipo de incidentes debido a las deficiencia de las instalaciones, y las frágiles chozas de madera, bambú y plástico que cubren el área, aunque también se teme que algunos de los incendios puedan ser provocados.
A mediados del pasado enero, un incendio dejó a unos 3.500 rohinyás sin hogar después de que las llamas redujeron a cenizas más de medio millar de chozas.
Pocos días después, Unicef denunció el incendio premeditado de cuatro centros educativos para rohinyás.
Además continúa la polémica en Bangladés por el intento de las autoridades del país de reubicar a unos 100.000 rohinyás en la remota isla de Bhasan Char, con el objetivo así de descongestionar los campamentos, un proceso que comenzó el pasado diciembre con el envío de los primeros 3.500 refugiados y que ya alcanzan los 12.400.
Unos 738.000 rohinyás llegaron a los campamentos del sureste de Bangladés tras el estallido en agosto de 2017 de una campaña de persecución y violencia por parte del ejército de la vecina Birmania (Myanmar), que la ONU calificó de ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, algo que investigan las cortes internacionales.
CP (efe, afp)
No hay niñez para los rohinyás en Cox's Bazar
Tiene 12 años. Aun así, el rohinyá refugiado Nur Hafes cuida a su familia. Durante la huida desde Myanmar hacia Bangladesh su papá se fue. Ahora su mamá está sola con él y sus hermanos.
Imagen: Reuters/A. Abidi
El sostén de la familia
Nur Hafes, de 12 años, busca personas en el campo de refugiados de Palong Khali que quieran darle un poco de dinero si los protege con su paraguas del penetrante sol. Da una mirada hacia los sacerdotes musulmanes, quienes a veces distribuyen las donaciones que han recolectado en sus comunidades. Él todavía no es un adulto y, sin embargo, debe cuidar a una familia de nueve.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Un euro al día es un buen día
“A veces hago 50 o 100 takas, a veces llego a casa con las manos vacías”, dice Nur. Un taka es equivalente a un centavo de euro. Por 50 takas se compran alrededor de 250 gramos de chiles verdes en los mercados de los campos . Un pollo cuesta alrededor de 150 takas.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sola con ocho hijos
Nur es el mayor de ocho hermanos. Cuando el ejército llegó a la aldea de los abuelos, el padre de Nur huyó sin la familia. No lo han visto desde entonces. La huida a Bangladesh cerca de la ciudad de Cox's Bazar ha dejado a la madre Rabia sola con los niños. Los ancianos hacen todo lo posible para ayudar a Rabia a mantener a flote a la familia en el campo de refugiados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"El ejército incendió casas"
Hace dos meses, Rabia y los niños fueron expulsados de su pueblo natal en la provincia de Rakáin, Myanmar. "El ejército incendió casas donde todavía había gente", recuerda la madre de 33 años. "He visto tanta gente con heridas de bala". La familia huyó a casa de sus abuelos, pero solo un día después llegaron los soldados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Dependientes de la ayuda humanitaria
Como la mayoría en el campo de refugiados cerca de Cox's Bazar, Nur y su familia dependen de la ayuda humanitaria. Desde su casa solo pudieron llevar la ropa que tenían puesta, documentos de identidad, un par de fotos y una manta para protegerse de la lluvia. Como cabeza masculina de la familia, Nur acostumbra estar al frente ante las organizaciones de ayuda.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sobreprecio en los campos de refugiados
Por lo general, solo se distribuyen alimentos básicos a los refugiados (aceite, lentejas, cebollas) y a menudo no lo suficiente. Es por eso que los campos de Cox's Bazar tienen una gran cantidad de comerciantes que, por ejemplo, venden chiles verdes o nueces, como también anticonceptivos y cigarrillos. La mayoría de los productos cuestan más que en los mercados de las ciudades vecinas.
Imagen: Reuters/H. McKay
Nur ya trabajaba en Myanmar
Antes de huir de Myanmar, Nur vendía productos que su padre compraba al por mayor. Como apátridas, los rohinyás tenían poco acceso al sistema educativo antes de que el conflicto estallara y eran discriminados en el mercado laboral.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Los más jóvenes están desnutridos
A pesar de sus esfuerzos y la ayuda humanitaria, a la familia de Nur a menudo le falta lo más esencial. Los dos hijos más pequeños de Rabia, Fátima, de un año y medio (en la foto) y Mohammed, de ocho meses, sufren de desnutrición, al igual que muchos de los niños en los campos. Se estima que el 60 % de los refugiados rohinyá son menores de edad. Muchos sufren de enfermedades como diarrea.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"Ya no se comporta como un niño"
"Es joven, pero entiende que tiene una responsabilidad. Ya no se comporta como un niño", dice Rabia sobre Nur. Sus deseos para su futuro son sencillos: espera que pueda montar un negocio como comerciante en Bangladesh. Pero a veces él sueña con otra vida, una educación adecuada, tiempo para jugar fútbol con amigos, y así poder ser un niño.