Al menos 16 refugiados mueren en naufragio en el Egeo
24 de abril de 2017
Alrededor de dos decenas de migrantes trataban de llegar a Grecia cuando su embarcación se hundió, sin que se sepan aún las causas. Dos mujeres sobrevivieron al accidente.
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Al menos 16 refugiados, entre ellos un niño, perdieron hoy (24.04.2017) la vida en aguas del mar Egeo al intentar cruzar desde Turquía a la isla griega de Lesbos, informó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Grecia.
La embarcación, con unas 25 personas a bordo, naufragó a primeras horas de la mañana por motivos todavía desconocidos y hasta el momento se ha rescatado solo a dos personas con vida, dos mujeres, una de ellas en avanzado estado de gestación. La guardia costera griega y Frontex han recuperado hasta ahora nueve cadáveres, mientras que otros siete fueron hallados por las autoridades turcas, según informan los medios locales.
Huelga de hambre en campo de refugiados
En las islas griegas del Egeo se encuentran miles de migrantes. Doce sirios comenzaron el pasado viernes una huelga de hambre para protestar por las condiciones del campo de refugiados de Moria en Lesbos. Los migrantes de origen kurdo exigen la aceleración de la tramitación de sus solicitudes de asilo en el campo de registro de Moria.
Sus solicitudes fueron rechazadas en primera instancia, mientras que la segunda alarga el proceso varios meses. Los manifestantes aguantan envueltos en mantas ante la oficina de las autoridades responsables en Moria, indicaron algunos trabajadores de organizaciones humanitarias.
En los centros de registro de las islas del este del Egeo viven actualmente alrededor de 13.800 refugiados y migrantes. El número de refugiados que llegaron se redujo en abril de 2016 notablemente, cuando entró en vigor el pacto de refugiados entre la UE y Turquía.
FEW (dpa, EFE)
El campo de refugiados de Moria
Los refugiados que llegan a Lesbos son enviados a Moria, para ser registados. Debido a las largas colas, las malas condicios higiénicas y la falta de recusos, algunos lo consideran el peor campo de refugiados del mundo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Refugiados y refugiados
Al llegar a Lesbos, los refugiados son separados. Los sirios son enviados al campo de Kara Tepe, donde la mayoría dispone de un alojamiento sólido. Los de otras nacionalidades son llevados al campo de Moria, el primer centro para el registro de personas que dejaron sus países huyendo de la miseria. Allí, los refugiados duermen en carpas o a la intemperie, a la espera de poder viajar a Atenas.
Imagen: DW/D. Cupolo
Demasiada gente
El hacinamiento causa a menudo fricciones, como en esta cola para la comida. De acuerdo con un informe de la ONU, el campamento fue concebido para 410 personas. Sin embargo, hay allí entre 2000 y 4000 refugiados, dice Fred Morlet, que coordina el trabajo de los voluntarios en Lesbos. "Desde el principio faltaron recursos y ahora éste se ha convertido en el peor campo de refugiados del mundo".
Imagen: DW/D. Cupolo
Escasez de alimentos
Ramona Brongers, fundadora de la fundación Live for Lives, comenzó a trabajar con su ONG en Moria después de haber visto un llamado de auxilio en internet. "Preparamos 1.500 raciones al día, pero nunca basta para dar comida a todos", cuenta. Y agrega: "Ayudamos como podemos, pero los problemas son enormes y las organizaciones más grandes no asumen la responsabilidad".
Imagen: DW/D. Cupolo
"Dormir entre la basura"
Brongers relata que sus 36 voluntarios se vieron superados por las labores de aseo y recolección de desperdicios. "Mire a su alrededor, la gente duerme en la basura", dice Brongers. Acota que "es imposible mantener este lugar limpio; siempre estamos al borde de una epidemia". Hace poco se reportó un brote de sarna en el campo de Kara Tepe.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falta de motivación
Morlet reprocha la actitud de los encargados del campamento. "Los funcionarios todas luces no está motivados y a veces no vienen a trabajar, lo que implica que los refugiados no son registrados, mientras sigue llegando más y más gente. Dos horas de dilación significan un desastre humanitario".
Imagen: DW/D. Cupolo
Caminante descalzo
"Caminé de Pakistán a Turquía sin zapatos", dice Fiaz Uddah (al centro), quien espera que llamen su número. "Dormimos así, en estas cajas de cartón. No tenemos mantas", dice por su parte su amigo Israr Ahmed. Y añade: "Hacemos esto porque no queremos que nuestros hijos vivan como nosotros".
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Quién decide?
Arshid Rahimi, un afgano veinteañero de Ghazni, dice que su madre lo forzó a partir después de que su padre y su hermana fueran asesinados durante un ataque talibán contra una escuela cercana a su casa. "Mi vida se veía amenazada por los talibán, pero aquí la gente dice que he venido por razones económicas", señala, y pregunta: "¿Quién decide si soy un refugiado o no?"
Imagen: DW/D. Cupolo
"Se parece a Guantánamo"
Algunas familias pueden quedarse en las carpas de Moira, que son escasas, pero Morlet compara el campamento con una prisión. "Con cercos y alambrada de púas, se parece a Guantánamo", comenta. No obstante, predice que el número de refugiados no se reducirá. "Hay quienes dicen que el invierno los frenará, pero el mar es más calmado en invierno", apunta.
Imagen: DW/D. Cupolo
En manos de Dios
"Cuando estaba a bordo del bote en que vine hacia acá, en medio del océano, comprendí que estamos solos, en las manos de Dios", dice Pejman Usefi, un afgano que vivía en Irán. "Si Dios decide salvarte, entonces te salvarás. Así es como veo mi situación en este campamento".