Al menos 300 migrantes hondureños ingresaron a Guatemala
1 de octubre de 2020
Una caravana de migrantes hondureños abandonó el país, pretende Guatemala y México, para posteriormente llegar a Estados Unidos y encontrar mejores condiciones para vivir.
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Al menos 300 hondureños cruzaron este jueves (01.10.2020) la frontera de Guatemala como parte de una nueva caravana de migrantes que intenta llegar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.
El Instituto Guatemalteco de Migración detalló a periodistas que al filo de las 8.00 hora local habían ingresado a Guatemala alrededor de 300 personas mediante la frontera de El Corinto, ubicada 250 kilómetros al este de la capital del país.
De acuerdo con la misma entidad, a los migrantes no se les está solicitando prueba de COVID-19 para ingresar al territorio, como establece la reapertura del país ordenada por el Gobierno de Guatemala el pasado 18 de septiembre. Sin embargo, la ministra de Salud, Amelia Flores, aseguró en declaraciones a una emisora radial que los migrantes sí deben presentar obligatoriamente una prueba "de PCR o de antígenos" para detectar el COVID-19.
Los migrantes hondureños partieron el miércoles por la noche de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, en una caravana de más de mil personas que incluye hombres, mujeres y niños.
Entre el grupo hubo algunas personas que indicaron a periodistas que no temen a los controles migratorios, ni a contagiarse con el COVID-19, que en casi siete meses de pandemia en Honduras ha causado más de 2.350 muertos y en Guatemala 3.240 fallecidos.
Los inmigrantes viajaron en la noche del miércoles en varios grupos en ruta hacia el punto de Corinto, fronterizo entre Honduras y Guatemala.
En lo que va 2020 han salido al menos cuatro caravanas de inmigrantes hondureñas, en su mayoría poco numerosas, con la idea de llegar a Estados Unidos, aunque muchos de los viajeros quedaron varados en Guatemala y tuvieron que volver a su país.
La falta de empleo, la inseguridad y la violencia criminal son las razones por las que muchos hondureños migran a diario a otros lugares, según fuentes de organismos de derechos humanos. Una de las caravanas más multitudinarias fue la primera de este tipo que salió el 13 de octubre de 2018 con más de 4.000 personas.
El Instituto Guatemalteco de Migración aseveró que hay todavía alrededor de 500 hondureños esperando ingresar a Guatemala por la frontera de El Corinto y que muchos de ellos no cuentan con los papeles requeridos como documentos de identidad o pasaportes.
JU (efe, lagora.gt, prensalibre.com)
Honduras: coronavirus y el infierno de las cárceles
En las cárceles de Honduras los reclusos temen contagiarse con el coronavirus. La distancia social es imposible en las celdas abarrotadas. Esto también aumenta la tensión mental de quienes están privados de su libertad.
Imagen: Reuters/A. Latif
Cuando el sol se pone...
Para Yerbin Israel Estrada (centro) la peor parte del día es cuando el sol se pone. Entonces cientos de reclusos de la prisión de La Esperanza, en Honduras, tienen que abandonar el pequeño patio y volver a sus estrechas celdas. "Es entonces cuando comienza realmente el infierno", dice el joven de 26 años, que cumple una condena de seis años por posesión de marihuana.
Imagen: Reuters/A. Latif
Una apremiante estrechez
Como muchos otros reclusos, Estrada está alojado en una celda completamente superpoblada. En algunas celdas viven hasta 130 personas juntas en un espacio muy reducido y comparten camas. Por la noche, dice Estrada, oye los quejidos de sus vecinos y las ratas que corren por la celda.
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La ley de la calle
Las condiciones en esa cárcel son devastadoras. Hay espacio para 70 personas, pero, de hecho, hay más de 450 delincuentes encarcelados allí. Las quejas son inútiles: porque el lema es: 'Mirar, escuchar, callar'. Ese es también el lema de las pandillas en América Central. Estrada dice: "La única forma de salir de aquí es mantener la cabeza agachada".
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Prohibidas las visitas
El único alivio para los reclusos hasta ahora han sido los días en los que sus esposas y familias los visitaban. Con la llegada del coronavirus a Honduras, las autoridades prohibieron las visitas. Y como, de todos modos, las tarifas de las llamadas telefónicas son inasequibles y solo hay tres teléfonos funcionando, los reclusos están ahora prácticamente aislados del mundo exterior.
Imagen: Reuters/A. Latif
Alto riesgo de infección
Según la Universidad Johns Hopkins, actualmente hay unos 3700 contagiados de coronavirus y más de 170 muertos en Honduras. El gobierno informa de cifras más bajas y habla de 2.000 personas infectadas. Pero los expertos creen que el número es mayor, porque no se hacen suficientes test en el país. Muchos reclusos temen infectarse en la cárcel.
Imagen: Reuters/A. Latif
Sin esperanza
Además de los riesgos para la salud que plantea el hacinamiento, la pandemia ha supuesto una carga psicológica para los ocupantes. "Prohibir las visitas es lo peor que puede pasar Es lo que necesitan, porque les da esperanza", dice a DW Jacinto Hernández, psicólogo de la prisión La Esperanza.
Imagen: Reuters/A. Latif
Consecuencias fatales
Hasta ahora ha habido pocas infecciones de coronavirus en las 29 cárceles del país. Pero si la COVID-19 se propagara masivamente dentro de una prisión, las consecuencias podrían ser desastrosas. Las penitenciarías en Honduras no permiten mantener distancia social. 22.000 personas se encuentran encerradas en edificios que, en realidad, solo tienen capacidad para 10.000 reclusos.