Los ataques estaban dirigidos a unos autobuses que trasladaban a visitantes iraníes e iraquíes hacia un santuario musulmán chiita.
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Al menos 59 personas perdieron la vida y más de cien resultaron heridas a causa de dos explosiones aparentemente sincronizadas ocurridas hoy (11.03.2017) en Damasco, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, que inicialmente cifró las víctimas mortales en 46. Las explosiones se produjeron en el distrito de Al Shagur, cerca del centro de la capital siria. Una de las explosiones fue causada por un artefacto explosivo, mientras que se desconoce la naturaleza de la segunda.
Las explosiones estaban dirigidas a unos autobuses que trasladaban a visitantes iraníes e iraquíes hacia un santuario musulmán chiita, según confirmaron a la agencia alemana de noticias dpa las fuerzas de seguridad locales. El Ministerio de Exteriores de Irak confirmó que 40 de los fallecidos eran de nacionalidad iraquí, mientras que otros 120 conciudadanos resultaron heridos.
La agencia de noticias estatal siria SANA informó de que ambas explosiones fueron causadas por artefactos explosivos. Hasta el momento nadie ha reivindicado el ataque, pero la milicia terrorista Estado Islámico proclamó la autoría de atentados similares perpetrados en el país en anteriores ocasiones. Irán, de mayoría chiita, es uno de los principales aliados del Gobierno sirio en la lucha contra los rebeldes. Los extremistas del EI consideran a los chiitas renegados de la verdadera fe. Los ataques en Damasco son poco comunes, dado que la capital del país está muy protegida por las tropas del presidente Bashar al Assad.
MS (dpa/afd)
¿Qué queda de Palmira?
En 2015, el Estado Islámico impactó al mundo al destruir monumentos de la antigua ciudadela de Palmira. Una exposición en Colonia muestra dibujos que documentan el esplendor de esas maravillas de la humanidad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Artista, arquitecto, arqueólogo
Como muchos de quienes viajaron hacia Oriente en el siglo XVIII, el artista francés Louis-François Cassas provenía de una familia de clase acomodada. Su padre era marqués y agrimensor real. En 1785, Louis-Francois estuvo dos meses en Palmira, haciendo croquis de prácticamente todas las ruinas de ese legendario centro cultural de la Antigüedad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Lo que quedó
Cassas encontró solo ruinas en Palmira. Sin embargo, en lugar de dibujar lo que veía, intentó reconstruir la ciudad y poner sobre el papel su antiguo esplendor. El museo Wallraf-Richartz de Colonia tiene 123 de esos dibujos en su colección. Algunos de ellos fueron restaurados para la exhibición "Palmira: ¿qué queda?", que también muestra la destrucción provocada por los terroristas en la región.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Oasis para comerciantes
Palmira está ubicada a medio camino entre Damasco y la frontera con Irak. Erigida entre los siglos I y III d. C., los monumentales edificios se mantenían bien preservados, como mudos testigos de la magnificencia de la ciudad greco-romana. Caravanas de comerciantes trasladaban especias, gemas preciosas y ropas a la ciudad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Diferentes estilos e influencias
Con el tiempo, Palmira fue mezclando su arquitectura greco-romana con estilos locales. El teatro romano semicircular tiene una fachada diseñada al estilo de un palacio oriental. En ese escenario se presentaban obras en arameo.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Marczok
Fascinación con la historia
Artistas y arquitectos han intentado desde fechas tan tempranas como el siglo XV revivir el espíritu de la antigua ciudad. Pero la perspectiva de Cassas era única: usando colores diferentes, distinguió la arquitectura existente de la imaginaria en sus dibujos. El negro representa a la realidad, el rojo señala sus reconstrucciones.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
El centro de la vida religiosa
El templo de Bel fue construido hacia fines del siglo II d. C. bajo dominio romano. Bel era el equivalente local para el dios griego Zeus. La arquitectura combina tradiciones arquitectónicas romanas y griegas, con la adición de ornamentaciones orientales.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Perdido para siempre
El templo de Baalshamin, de aproximadamente dos mil años de antigüedad y una de las estructuras más completas halladas en Palmira, fue una de las maravillas destruidas por el Estado Islámico. Baalshamin, el "Señor del Cielo", era una de las deidades supremas de Palmira.
Imagen: Reuters/Stringer
Cuánto se perdió y cuánto queda
La Gran Columnata fue la principal avenida de la ciudad. Allí había tiendas a ambos lados de la calle, además del mercado del Ágora, un teatro y un complejo de baños romanos. Cuánto destruyeron los fanáticos del Estado Islámico y cuánto quedará para la posteridad es hoy un misterio. Habrá que esperar que las fuerzas del gobierno sirio terminen de expulsar a los insurgentes de la región.