Al menos diez civiles muertos en un atentado en Afganistán
7 de octubre de 2019
Una bomba instalada en una motocicleta explotó al paso de un autobús con reclutas del Ejército afgano. Se desconoce todavía el número de soldados muertos. Hay también más de una veintena de heridos.
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Al menos diez civiles, entre ellos un niño, murieron este lunes en Jalalabad a causa de la explosión de una bomba que afectó a un autobús que transportaba a jóvenes reclutas del Ejército en la conflictiva provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán. "La bomba estaba colocada en una moto [de tres ruedas]. Desgraciadamente diez civiles, entre ellos un niño, resultaron muertos y hubo 27 heridos" explicó el portavoz del gobernador de la región de Nangarhar, Ataullah Khogyani, que añadió que "algunos de los heridos se encuentran en estado crítico".
Estas informaciones fueron confirmadas por el ministerio del Interior. El atentado no fue reivindicado por ningún grupo de momento. Las informaciones sobre las pérdidas militares en estos ataques suelen ser divulgadas de forma separada, aunque el portavoz de la Policía de Nangarhar, Mubariz Atal, aclaró a Efe que según la información inicial "casi todos los muertos y heridos son civiles", al tiempo que precisó que entre las víctimas hay tanto viandantes como reclutas que viajaban en el autobús, aunque a estos se les sigue considerando civiles.
Este ataque se produce en el 18º aniversario de la intervención de Estados Unidos, que expulsó del poder a los talibanes al cabo de algunas semanas. El conflicto sigue empantanado desde entonces, aunque Estados Unidos y los talibanes negociaron hasta hace poco una retirada de las tropas estadounidenses. Estas negociaciones fueron suspendidas por el presidente Donald Trump.
lgc (afp/efe)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.