Al menos tres muertos en un atentado suicida en Kabul
29 de abril de 2020
Al menos tres personas murieron y 15 resultaron heridas en un atentado suicida en las afueras de Kabul, según el ministerio del Interior, el primer ataque contra la capital afgana en más de un mes.
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Un hombre hizo estallar un explosivo cerca de un puesto militar, dijo en un mensaje a la prensa un portavoz del ministerio del Interior afgano, Tareq Arian, quien informó el balance de víctimas y condenó el crimen cometido "contra civiles durante el mes de ramadán".
Según una fuente de seguridad, al parecer el atentado iba dirigido contra un campamento de las fuerzas especiales en las afueras de Kabul. Ningún grupo reivindicó el ataque.
Según las Naciones Unidas, la violencia persiste en Afganistán a pesar de la firma, el 29 de febrero en Doha, de un acuerdo histórico entre Estados Unidos y los talibanes, que debía sentar las bases de un proceso de paz.
Violencia se desplaza a zonas rurales
En el marco de este acuerdo, que prevé la retirada de las tropas extranjeras del Afganistán en un plazo de 14 meses a cambio de garantías de seguridad de los rebeldes, los insurgentes acordaron no atacar las grandes ciudades y las tropas internacionales.
Sin embargo, han multiplicado los ataques contra las fuerzas de seguridad afganas en las zonas rurales y en los poblados, matando a decenas de soldados y policías. Desde el Acuerdo de Doha, Kabul ha sido objeto de dos ataques, uno contra una reunión política en la que la mayoría de los participantes eran chiítas, y otro contra un templo frecuentado por hindúes y sijs. El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó estos dos atentados, que causaron más de 50 muertos.
er (efe, dpa)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.