Alcoholismo: la cerveza más lejos y el refresco más cerca
21 de diciembre de 2016
Una nueva terapia contra la adicción al alcohol podría ayudar a reducir la cuota de recaídas a golpe de joystick.
Publicidad
"Participé en el estudio para matar dos pájaros de un tiro”, bromea Freddy. Se enteró que también incluía una resonancia magnética y así podría comprobar si le quedaban secuelas del accidente que tuvo hace 10 años. Aunque en realidad, reconoce, participó para superar su adicción al alcohol.
Todo comenzó en 2004 con el divorcio. Entonces comenzó a beber dos litros de cerveza diarios y aguardiente. Trataba de dejarlo, pero a los tres días volvía. Hasta que reconoció su adicción y se sometió a tratamiento. Pero luego volvía a recaer.
"Aproximadamente el 85 por ciento de los alcohólicos recae tras una cura", explica Miriam Sebold, psicóloga de la clínica de Charité de Berlín. Ella analiza actualmente los resultados de una terapia para superar la adicción al alcohol basada en "Alcohol Approach Avoidance Task”. Algo así como un entrenamiento con la ayuda de un joystick desarrollado en Holanda, cuyo objetivo es evitar acercarse al alcohol y eliminarlo de la vida diaria de forma virtual.
Cuestión de voluntad
Al principio Freddy era escéptico: "Parecía un truco y no tenía mucho sentido”. Cuando se sentó por primera vez frente a la pantalla, veía imágenes de bebidas alcohólicas y no alcohólicas. En las instrucciones ni siquiera aparecía la palabra alcohol y el juego solo consistía en alejar algunos objetos y acercar otros.
Freddy intentó dejar el alcohol durante años pero volvía a recaer tras la terapia cuando volvía a casa. Para muchos, la adicción es falta de voluntad, pero Miriam Sebold lo ve de forma muy distinta: "La mayoría quiere dejarlo y vivir en abstinencia. Han perdido muchas cosas y no consiguen dejarlo. Pero no se trata de una enfermedad de voluntades débiles”.
Antes y después
"En los análisis detectamos que los alcohólicos tenían tendencia automática a acercarse a la bebida”, continúa. Con el tiempo desarrollan mecanismos para asociar el alcohol a algo positivo. "No partimos de la base de que sean adictos de nacimiento, sino de que han aprendido unos mecanismos que también podrían reeducarse”, aclara Sebold.
La existencia de estos mecanismos se probó al comienzo del estudio. En un primer ensayo, el paciente debe acercar y alejar de sí mismo las imágenes de alcohol y bebidas no alcohólicas. Entre los alcohólicos se comprobó que reaccionaban más rápidamente cuando se trataba de acercar el alcohol. También tardaban más en alejar las bebidas alcohólicas que las no alcohólicas.
Estos experimentos sirven para analizar la toma de decisiones. "Pero la intensidad de los resultados depende de cada caso, al igual que las terapias con medicamentos”, explica Sebold, indicando que según el último estudio se redujo la recaída en un 10%. El objetivo principal es averiguar qué mecanismos pueden modificarse a base de entrenamiento. "Y también podrían combinarse con medicamentos”, dice Sebold.
La idea no es tan descabellada. Y usando el "sistema de recompensa” adecuado la terapia podría también funcionar como una aplicación móvil. " Ya se está trabajando en algo similar”, revela la científica. Además, también se podrían tratar otras adicciones, como el fumar, con este tipo de terapias.
Aplicación en la vida cotidiana
Cuando mira al pasado Freddy cree que el "juego” fue bueno y le sirvió para recuperar la concentración perdida por el alcohol. Durante la terapia, trató de terminarla rápidamente. Pero no se daría cuenta de que había cambiado su relación con el alcohol hasta tiempo después, cuando vio una botella en el supermercado y, simplemente, miró hacia otro lado.
Desgraciadamente, la terapia no siempre tiene el mismo efecto. Los participantes en el estudio ya habían pasado antes por terapias y muchos de ellos volvieron a recaer durante el estudio. De los 70 que comenzaron solo la mitad llegó hasta el final. Pero Freddy está satisfecho de haberlo logrado y también de haber conseguido después un trabajo a sus 64 años. "Estas navidades se celebrarán sin alcohol”, promete cuando se despide.
Hannah Lesch (JAG/VT)
Cáncer: más vale prevenir que curar
El cáncer no tiene por qué ser cosa del destino. Los científicos saben muy bien qué es lo que provoca los tumores. Y todos podemos hacer algo para minimizar los principales riesgos.
Imagen: Getty Images
Una causa evitable
Un diagnóstico de cáncer siempre es un golpe. Pero casi la mitad de los casos podrían evitarse. Casi el 20 por ciento de los tumores obedece al consumo de tabaco. Pero el tóxico humo de los cigarrillos no solo provoca cáncer al pulmón, sino también muchos otros tipos. Fumar es la causa más habitual de cáncer evitable, pero no la única.
Imagen: picture-alliance/dpa
La obesidad puede ser mortal
El segundo lugar en la lista de las cosas que provocan cáncer lo ocupa la gordura. La culpa la tienen los altos niveles de insulina. Estos incrementan el riesgo de contraer casi todos los tipos de cáncer, en especial a los riñones, la vesícula y el esófago. Las mujeres obesas producen también más hormonas femeninas en los tejidos grasos, por lo que son más propensas al cánder de mama o de útero.
Imagen: picture-alliance/dpa
¡A moverse!
Las personas que se mueven poco son más propensas al cáncer. Estudios de largo plazo demuestran que el deporte ayuda a prevenir tumores, porque baja el nivel de insulina y, de paso, impide engordar. No es necesario practicar deportes de alto rendimiento, basta con caminar o andar en bicicleta.
Imagen: Fotolia/runzelkorn
¿A su salud?
El alcohol es cancerígeno. Fomenta el desarrollo de tumores en la cavidad bucal, la garganta y el esófago. Particularmente peligroso resulta fumar y beber alcohol: con esa combinación, el riesgo de cáncer se centuplica. No obstante, una copa de vino al día es saludable para el sistema circulatorio. Todo lo que exceda esa cantidad debería evitarse.
Imagen: picture-alliance/dpa
Carnes peligrosas
Las carnes rojas pueden provocar cáncer intestinal. La razón no se conoce aún con precisión, pero estudios prolongados revelan una clara relación entre el consumo de carne y el cáncer. Especialmente peligrosa es a carne de vacuno, y algo menos la de cerdo. La de pescado, en cambio, previene el cáncer.
Imagen: Fotolia
¡Cuidado con la parrilla!
Al asar cane en la parrilla se producen sustancias cancerígenas. En experimentos con animales se ha demostrado que provocan tumores. Sin embargo, eso no se ha podido comprobar todavía fehacientemente en estudios de largo plazo con seres humanos. Es posible que el problema radique simplemente en el consumo de carne y no en la forma de prepararla.
Imagen: picture alliance/ZB
Evitar la comida chatarra
Una alimentación con mucha fruta, verdura y fibras ayuda a prevenir el cáncer. Los científicos han observado, sin embargo, que la comida sana tiene menos influencia de la que se le atribuía originalmente: solo reduce levemente el riesgo, a lo sumo, en un 10 por ciento.
Imagen: picture-alliance/dpa
Bronceado dañino
Las radiaciones ultravioletas de la luz solar penetran en el tejido y pueden provocar cáncer de piel. Las cremas o lociones para el sol protegen de las quemaduras, pero, apenas la piel se broncea, ya ha recibido demasiada radiación.
Imagen: dapd
Radiaciones modernas
Los rayos X son nocivos. En una radiografía común, sus dosis son, sin embargo, pequeñas. Distinto es el caso de la tomografía computerizada. Uno solo debería someterse a ella cuando existen razones de peso para hacerlo. La resonancia magnética, en cambio, es inofensiva. Por lo demás, también en los viajes aéreos se expone uno a radiaciones cancerígenas.
Imagen: picture alliance/Klaus Rose
Infecciones cancerígenas
El papiloma humano provoca cáncer en el cuello del útero. Los virus de la hepatitis B y C también pueden causar la degeneración de células hepáticas. La bacteria helicobacter pylori (foto) puede provocar cáncer gástrico. Hoy en día hay vacunas contra muchos de estos microorganismos. Los antibióticos combaten a la helicobacter.
Imagen: picture-alliance/dpa
Mejor que su fama
La píldora anticonceptiva eleva ligeramente el riesgo de cáncer mamario pero, al mismo tiempo, reduce significativamente el de sufrir cáncer de ovarios. En términos generales, la píldora protege más de lo que perjudica, por lo menos, en lo que respecta al cáncer.
Imagen: Fotolia/Kristina Rütten
El destino
Pero, aunque se haga todo lo correcto, nadie esta totalmente libre del peligro de contraer cáncer. En la mitad de los casos, la causa es algún problema genético o, simplemente, la edad. Sobre todo los tumores cerebrales suelen desarrollarse sin influencia externa.