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Alemanes en el Río de la Plata

26 de mayo de 2010

Hace 200 años, el 25 de marzo de 1810 los criollos en Buenos Aires derrocan al vicerrey español. Pero en el camino de la Argentina hacia la independencia hubo también alemanes y jugaron un rol nada despreciable.

Un antiguo diplomático buscó las huellas alemanas en el Río de la Plata.Imagen: Ch. Links Verlag

El bávaro Ulrich “Utz” Schmidl plasmó en 1567 en un poema su horror por las deplorables condiciones higiénicas reinantes en aquel entonces en Buenos Aires. De no haber sido porque éste era el primer poema dedicado a la ciudad a orillas del Río de la Plata, el bávaro Schmidl probablemente ya habría caído en el olvido hace mucho. Proveniente de Straubing, en Baviera, Schmidl embarcó como peón hacia América, en la época de Pedro de Mendoza. En 1536 vivió la fundación de “Nuestra Señora Santa María de Buen Ayre”. Pero el sueño de los españoles de encontrar plata en el Río de la Plata no se cumplió – lo que predominaba allí eran miseria, homicidio y peste – y sobre todo, la hambruna.

Ulrich Schmidl fue el cronista de las miserias de su época en el Río de la Plata.Imagen: Diego Abad de Santillán

En sus anotaciones, “Historias verdaderas de un maravilloso viaje en barco”, Schmidl trasmite gráficamente sus impresiones: “ocurrió una vez que tres españoles secuestraron a un caballo y luego se lo comieron a escondidas; (…) Cuando admitieron el hecho, fueron condenados a la horca. En la misma noche se juntaron otros tres españoles, fueron donde los tres ahorcados y les cortaron las piernas (…) se deben haber comido todo”.

“Virtudes prusianas"

El peón Schmidl es uno de los alemanes más conocidos que buscó su suerte en el Río de la Plata. Pero él no fue el único que fue al sur del continente a “hacerse la América”. Bernd Wulffen, antiguo diplomático en Buenos Aires, emprendió la búsqueda de rastros. Luego de estudiar durante años diarios y archivos privados, se publicó ahora el libro de Wulff: “Deutsche Spuren in Argentinien” – “Huellas alemanas en Argentina”.

Bernd Wulffen fue también embajador alemán en Cuba.Imagen: picture-alliance/ZB/K. Schindler

Las propiedades “típicamente prusianas” eran también muy apreciadas en el sur de América. Sobre todo en la boliviana Potosí, antiguamente la ciudad más rica, hoy seguramente una de las más pobres del mundo. Allí finalmente los señores coloniales encontraron la plata que buscaban y se trataba de sacarla de allí lo antes posible. Pero no contaban con el know-how técnico en materia de explotación minera. Fue allí que entró en acción el director minero alemán Zacharias Helms e impuso el orden en la desolada administración de los colonizadores españoles, a fines del siglo 18.

Disciplina férrea y orden es lo que estaban añorando sobre todo los criollos, hartos ya del caos de la corona española, cosa que ya constatara Alexander von Humboldt en su viaje por las colonias, entre 1799 y 1804. El naturalista prusiano se convirtió en intercesor de la independencia y apoyó a los libertadores en su empeño.

El célebre investigador y científico alemán Alexander von Humboldt, retratado por Friedrich Georg Weitsch, en el año 1806.Imagen: AP

La mano derecha de Belgrano

No tanto con palabras, sino con municiones, apoyó Eduard Kailitz Freiherr von Holmberg las luchas libertarias. El oficial nacido en 1778 en Tirol, llegó en 1812 a la Argentina, para sumarse al ejército de patriotas argentinos. Al poco tiempo, el General Manuel Belgrano lo nombró comandante general. “Creo que se ganó la confianza del General sobre todo porque (…) quiso aplicar todo el rigor de la disciplina alemana indistintamente en nuestros ejércitos medio irregulares”, escribe un testigo de su época. La artillería de Holmberg venció a los españoles en 1812, junto a Tucumán y “les dio un tal susto, que huyeron”, dice Bernd Wulffen.

Soldados, negociantes, charlatanes

El país al borde del Río de la Plata atrajo a soldados, cazafortunas, negociantes y científicos. Wulffen guía al lector por 200 años de historia argentina y muestra que, si bien los alemanes no estaban tan presentes como españoles e ingleses, acompañaron e influyeron en varias estaciones importantes de los últimos 200 años en el Río de la Plata.

Carl Hermann Conrad Burmeister publicó cerca de 300 trabajos científicos y murió en Argentina en 1892.Imagen: Valérie75

Por ejemplo, Friedrich Rauch, el “terror del desierto”, que encabezó en 1820 una campaña sangrienta contra los indios de las pampas. O Martin Thym, responsable de un motín contra el Brasil y posterior fundador de la primera cervecería en el Río de la Plata. Cuando a mediados del siglo 19 se intentó fomentar la inmigración proveniente de “Europa Central”, se trajeron a varios científicos de renombre de Alemania, como Carl Hermann Conrad Burmeister – representante del ala izquierdista en el parlamento prusiano, luego de 1848. Más adelante fundaba la primer Facultad de Ciencias Naturales en la Universidad de Córdoba. Los alemanes fueron también quienes introdujeron el bandoneón, el “alma del tango” al “puerto del buen aire”; y los mismos también que repartieron manifiestos socialistas y lucharon en las huelgas obreras en torno al 1900.

Perón y los nazis

Inspirado en los fascistas alemanes fue que Juan Domingo Perón, el gran líder obrero de los años 50, aprendió cómo movilizar a las masas. Y fue el “affaire Helmuth” lo quel obligó al país antes neutral a involucrarse en la Segunda Guerra Mundial: un estafador quería a escondidas comprarle armas al régimen de Hitler, pero los aliados descubrieron la misión secreta. El argumento de Argentina de mantenerse “neutral” durante la guerra ya no fue aceptado y Argentina se puso del lado de los aliados.

Juan Domingo Perón en una foto de 1964.Imagen: AP

Sin embargo, más adelante Perón no tuvo ningún problema en traer a antiguos nazis a su país, de preferencia ingenieros alemanes; después de todo, se pretendía hacer de la Argentina una nación industrializada. Así se dio una situación absurda: inmigrantes judíos y nacionalsocialistas terminaron viviendo su exilio en el mismo país. Esto desembocó en una guerra periodística entre “La Plata”, el diario de los derechistas alemanes y el “Argentinisches Tagesblatt”, portavoz de los inmigrantes judíos en el país.

“Entre gallos y media noche”

También los crueles dictadores militares entre 1976 y 1983 le copiaron mucho a Hitler: en acciones “entre gallos y medianoche” se hicieron desaparecer a unas 30.000 personas. Cuando se retornó a la democracia, una ley de amnistía impidió que se investigaran estos crímenes. Recién ahora se retoman procesos como el contra el ex dictador Jorge Videla. También la justicia alemana investiga el caso, por el presunto asesinato del estudiante muniqués Klaus Zieschank en 1976 y de la socióloga Elisabeth Käsemann en 1977.

El libro de Bernd Wulffen, “Huellas alemanas en Argentina”, es fácil y entretenido de leer – tanto para conocedores de la Argentina, como para lectores que aún no conocen la historia de aquel país. El libro lograr reunir hechos históricos, anécdotas curiosas – a veces hasta escalofriantes – y retratos detallados de alemanes testigos de la época. Wulffen muestra que el país a orillas del Río de la Plata siempre fascinó a los alemanes – y viceversa.

Los Toten Hosen delante de la Casa Rosada, en Buenos Aires.Imagen: DW/Victoria Eglau

Aunque la juventud porteña de hoy no se sepa de memoria textos de Goethe, ni de Thomas Mann, se siguen interesando por la cultura alemana. Hoy memorizan la letra de éxitos del punk rock como “Opel Gang” o “Hier kommt Alex”. Es así que “Los (Toten) Hosen” logran a 11.000 kilómetros de distancia de su patria lo que ya nadie creía posible en Alemania: realizar conciertos con varias decenas de miles de espectadores.

Autora: Anne Herrberg / Valeria Risi

Editora: Emilia Rojas Sasse

Bernd Wulffen: Deutsche Spuren in Argentinien. Ch. Links Verlag Berlin.

ISBN: 978-8-19-004289-0

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