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Alemania afronta los primeros cambios en el Gobierno

Luna Bolívar Manaut21 de noviembre de 2007

Día para las despedidas: primero en el gabinete de gobierno, luego con el presidente. El hasta ahora vicecanciller y ministro de Trabajo alemán, Franz Müntefering, dice adiós. La política berlinesa inicia una nueva fase.

Regalo de despedida para Müntefering: un balón con los colores de la gran coalición.Imagen: AP

Fría, distante, incluso sorprendida. Así coincidieron los medios alemanes en resumir la reacción de la canciller, la democratacristiana Angela Merkel, cuando su vicecanciller y ministro de Trabajo, Franz Müntefering, anunció que se iba. En un viejo papel en el bolsillo de la chaqueta, el político socialdemócrata guardaba las palabras para la prensa. Su mujer está enferma, lo necesita. Lo echaré de menos, dijo Merkel.

Para la despedida de hoy, la canciller había prometido un poco más de sentimiento. Müntefernig participaba por última vez en una sesión del gabinete, y Merkel le tenía preparada una sorpresa: un álbum de fotos y un balón con los colores de la gran coalición gobernante en Berlín, rojo por los socialdemócratas, negro por los democratacristianos, sobre el que todos los ministros habían plasmado su firma. “El negro es en realidad rojo oscuro”, bromeó Müntefering, y Merkel le deseó mucha suerte para el futuro.

La ruptura de “M y M”

Fotos para el recuerdo, tras dos años de gobierno.Imagen: AP

Aunque alguna vez pasada el izquierdista que lleva dentro le hinchara la boca hablando de la “plaga de langostas” que son ciertos empresarios, Müntefering ha sido fiel como nadie en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) al proceso de reformas sociales iniciado por el ex canciller, Gerhard Schröder. La gran coalición nació del trabajo conjunto entre él y Merkel. En estos dos años en el Ejecutivo, la paz entre canciller y “vice” ha reinado sobre el enfrentamiento.

Y sin embargo, Müntefering se sintió traicionado, herido. Merkel le había prometido apoyar su iniciativa de introducir un salario mínimo, sino interprofesional, por lo menos para los trabajadores de correos. Y tampoco en el Partido, donde sus colegas prefieren el rumbo combativo del jefe Kurt Beck, le han ido bien las cosas. Su mujer está enferma, pero la política no le estaba dando muchos motivos para mantenerse firme en el puesto.

Despedida oficial ante el presidente alemán, Horst Khöler.Imagen: AP

Así acaba el dúo “M y M”, “Merkel y Münte”. Ante el presidente alemán, Horst Köhler, Münterfering ha entregado ya oficialmente el cargo de ministro de Trabajo a su compañero de filas, Olaf Scholz, y en lo sucesivo, el actual responsable de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se ocupará de la vicecancillería. También Köhler lo echará de menos, le confesó el presidente al hacerle entrega de su diploma de despedida. Es el primer traspaso de títulos en la gran coalición, y nadie contaba con el cambio.

Se avecinan tiempos difíciles

De nuevo, la prensa alemana está de acuerdo: Müntefering se va, la coalición ha terminado de jugar el primer tiempo, y la segunda vuelta se presenta dura. Los próximos dos años podrían convertirse de facto en pura campaña electoral. Ya no se esperan grandes decisiones, pero sí mucho ruido.

Olaf Scholz será más duro de roer de lo que cree la CDU, opinan en el SPD.Imagen: picture-alliance / dpa

Sin Müntefering se duda de que la colaboración entre los dos grandes partidos vaya a fluir tan distendidamente como hasta ahora. En el Ministerio de Exteriores, Steinmeier se ha tenido que tragar más de un sapo, y los ha engullido todos en silencio. Para un alumno de Schröder como él, el viraje en el rumbo de la política exterior no ha sido fácil de asumir.

Alemania se ha distanciado de Francia y Rusia, se ha reconciliado con Estados Unidos y los países del este europeo, y el encuentro entre la canciller y el Dalai Lama, sobre el que Steinmeier no fue consultado, está ocasionando enormes problemas diplomáticos y económicos con China.

Frank-Walter Steinmeier se prepara para no callar.Imagen: AP

Como vicecanciller, Steinmeier se propone ser más combativo. Incluso se atrevió a criticar abiertamente a Merkel en el último congreso del SPD. La reunión con el Dalai Lama no fue más que “política para el escaparate” y, en opinión del todavía ministro de Exteriores, la canciller debería viajar a Afganistán en lugar de dedicarse a negociar “desde el sofá”.

Y con Müntefering no se acaba la guerra por el salario mínimo interprofesional: Scholz está considerado uno de los defensores más acérrimos de fijar una cuota por debajo de la cual no se pueda remunerar el trabajo en Alemania. “Creo que la Unión [Democratacristiana] se va a llevar una sorpresa cuando tenga que tratar con Olaf Scholz. ¡Les deseo mucha suerte!”, comentó a la televisión pública alemana uno compañero de partido del nuevo ministro de Trabajo.

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