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Alemania declara la guerra al dopaje

16 de julio de 2002

Tres años después de la Conferencia Mundial anti-dopaje en Suiza, que marcó el inicio del combate internacional al uso de fármacos en el deporte, Alemania funda una agencia independiente anti-doping.

El Ministro del interior Otto Schily, durante la fundación de la agencia anti-doping en Bonn.Imagen: AP

La nueva esperanza en la lucha contra el dopaje en Alemania se llama ‘NADA’, según sus siglas en alemán ‘Nationalen Anti-Doping Agentur’. A diferencia de su antecesora, la Comisión alemana anti-doping, la nueva comisión fundada en Bonn, es independiente de las federaciones alemanas del deporte.

Este dato es importante si se considera que las federaciones han ocultado casos de dopaje en el pasado ante el temor de perder prestigio y verse obligadas a pagar multas considerables. El éxito de la nueva agencia, coinciden expertos, dependerá del patrocinio de la industria, lo que garantizará su futura independencia.

La agencia alemana deberá controlar regularmente el uso prohibido de sustancias químicas en el deporte, tanto en el marco de competencias deportivas -un promedio de 3.700 pruebas al año- así como en los entrenamientos de rutina.

La puesta en marcha de un sistema de control a nivel nacional, estará acompañada de la creación de un tribunal del deporte. Con la fundación de la agencia, Alemania se suma al grupo de naciones líderes que combaten activamente el dopaje, siguiendo el ejemplo de Australia, Noruega y por lo menos a nivel conceptual, Estados Unidos.

Garantizar su independencia

Entre los fundadores y patrocinadores de la nueva entidad se encuentra el gobierno alemán, las distintas confederaciones deportivas, los gobiernos de los 16 Länder alemanes, el primer banco comercial Deutsche Bank, la empresa de telecomunicaciones Deutsche Telekom y la ciudad de Bonn, donde la agencia tendrá su sede.

Después de dos años de negociaciones fue pactado el capital inicial para que inicie su labor. De un total de 6,6 millones de euros, 5,1 serán aportados por el gobierno alemán y el resto por los gobiernos de los Estados y empresas tradicionalmente patrocinadoras de eventos deportivos como el grupo alemán Telekom.

Anualmente se ha fijado un presupuesto de 50,000 euros. La fundación de la agencia fue acordada a principios del año pasado, por iniciativa del Ministro alemán del interior, Ottto Schily, una de las principales figuras dentro del gobierno germano en la lucha contra el dopaje.

Alemania al frente

Además de los controles de consumo de sustancias químicas a nivel nacional, entre las actividades de la nueva agencia se encuentra el realizar campañas de prevención en escuelas y centros deportivos. También trabajará en estrecha cooperación con centros de investigación y organizaciones deportivas a nivel internacional.

La agencia sustituye al comité alemán anti – dopaje que desde 1992, ejercía la función de centro de control con un total de 50,000 pruebas aplicadas a deportistas durante competencias y entrenamientos.

El uso de sustancias prohibidas en el deporte está mas extendido de lo que los médicos y la mayoría de la gente cree, un problema que según expertos es común en los países industrializados. Las autoridades alemanas están conscientes de ello y han aumentado el número de controles. Tan sólo en el 2001 se llevaron a cabo un total de 7.831 pruebas para detectar distintas sustancias químicas. La agencia recién fundada coordinará en el futuro este tipo de controles, pero su función central será la prevención.

El cliclismo salpicado de escándalos

La agencia ha sido fundada casi inmediatamente después del escándalo de dopaje más sonado en el deporte alemán, el caso Jan Ullrich. El ciclista había cancelado su participación en el Tour de France debido a una lesión en una rodilla, cuando una prueba anti-dopaje arrojo resultados positivos.

Poco después Ullrich admitió haber tomado dos tabletas de anfetaminas la noche anterior a la prueba. "Fue una tontería, dijo, estaba frustrado por la lesión en la rodilla y había caído en una crisis personal" Con ello el ciclista de 28 años y campeón del Tour de France de 1997 y segundo en las ediciones del torneo de 1998, 2000 y 2001, negó haberse dopado sistemáticamente para mejorar su rendimiento físico.

Ullrich es considerado uno de los ciclistas con mayor talento natural y su ausencia refleja, a los ojos de expertos en ciclismo, una de las grandes pérdidas para el deporte, que últimamente ha estado salpicado de escándalos de dopaje.