Los alemanes no han ahorrado elogios para el fútbol de la selección campeona de Europa: “España es para mi la selección favorita al título en el Mundial, un equipo que comete muy pocos errores y tiene en sus filas a más de un Messi” dijo Joachim Löw. De forma similar se pronunció Bastian Schweinsteiger: “hay que reconocer que España tiene jugadores a los que es difícil controlar individualmente a lo largo de 90 minutos, ese es el mejor equipo del mundo”. Aún así, tanto cuerpo técnico como jugadores están plenamente convencidos de poder derrotar a los españoles.

Conflicto interno

Inoportunamente lo que hasta a principios de semana lucía como un grupo sólido y unido empezó a mostrar grietas y divisiones, todo por un pedazo de tela que se lleva en el brazo izquierdo, el brazalete de capitán de la selección alemana. Philipp Lahm, el actual poseedor de la pieza que identifica al líder oficial del equipo, declaró “quiero conservar el brazalete, no tengo intenciones de entregarlo voluntariamente”; con esas palabras encendió una disputa con su antecesor, Michael Ballack, quien precipitadamente concluyó su visita a Sudáfrica, oficialmente para “trabajar en su recuperación”.

El ex capitán, quien se perdió el Mundial por culpa de una lesión, tenía previsto continuar con su programa de rehabilitación en el cuartel general del seleccionado en Sudáfrica, pero intempestivamente, y de manera paralela a las explosivas declaraciones de Lahm, se marchó a Luxemburgo argumentando que no quería hacer uso de los recursos médicos y de entrenamiento que la selección “en este importante momento necesita de manera exclusiva”. Expertos y analistas interpretaron en la situación una “profunda cesura” que deja en evidencia la lejanía de Ballack con el equipo actual, y extrañaron una reacción inmediata del cuerpo técnico, lo que en su opinión sólo agudiza un conflicto que Alemania no necesita cuando está a punto de jugar uno de los partidos más importantes de su historia.

El manager de la selección, Oliver Bierhoff, salió a aplacar los ánimos y sostuvo que al interior del equipo el ambiente es pacífico, pero su mensaje se leyó como un nuevo reto: “Michael Ballack es nuestro capitán, las declaraciones de Philipp Lahm son desafortundas, él es el capitán en el Mundial, pero el capitán de la selección es Ballack, esta es una discusión innecesaria”. Para agudizar el panorama de debate antes del partido Alemania–España se escucharon también las críticas del presidente de la liga alemana de fútbol, Reinhard Rauball, quien dijo que es peligrosa la tendencia de la selección de “independizarse estableciéndose como una columna más de la organización institucional”, a lo cual Bierhoff respondió “no entendemos esas afirmaciones, la selección nunca ha pretendido separarse ni de la federación ni de la liga”.

Buscando el sustituto ideal

Y mientras un par de vanidosas luchas por el poder se escenifican dentro y en torno al seleccionado alemán, el entrenador Joachim Löw se rompe la cabeza buscando el mejor reemplazo para Thomas Müller, uno de los mejores jugadores de todo el Mundial, quien será baja frente a España por culpa de estar suspendido tras haber acumulado dos tarjetas amarillas. Löw, que mantendrá la base del equipo que obtuvo los contundentes triunfos sobre Inglaterra y Argentina, se debate entre Piotr Trochowski, Toni Kroos y Cacau como titulares en la banda derecha del equipo de Alemania.

Las buenas noticias las entregó el departamento médico al dar de alta al defensor central Arne Friedrich y al volante de contención Sami Khedira, ambos aquejados por problemas musculares en el muslo que les impidieron tomar parte en las sesiones de entrenamiento de principios de semana. El entrenador podrá contar entonces con los dos jugadores en la semifinal contra España, país contra el cual Alemania se ha enfrentado en 20 ocasiones con un positivo balance de 8 victorias, 6 empates y 6 derrotas, la última en la final de la Eurocopa 2008 en Viena.

Mensaje a la afición

La selección alemana, antes del crucial enfrentamiento, envió un mensaje a todo el país en el cual agradece el incondicional respaldo de la afición que “pese a los casi 10.000 kilómetros que nos separan ha sido un gran apoyo para todos los que aquí estamos, su entusiasmo y solidaridad nos han hecho fuertes”. En la carta abierta a sus seguidores confiesan que “las imágenes que hemos visto de lo que se está viviendo en casa, de los cientos de miles de compatriotas que celebran una pacífica fiesta futbolera, nos han erizado la piel”.

El mensaje concluye con un desborde de optimismo: “El camino aún no se acaba, la fiesta debe seguir, tanto en Sudáfrica como en Alemania, todos unidos somos un solo equipo y todos tenemos el mismo objetivo. ¡Juntos lo vamos a lograr!”

Autor: Daniel Martínez
Editor: Pablo Kummetz