Christian Martin Kübler (JC/CP)22 de abril de 2016
Tras realizar varias pruebas de estrés en dos de sus centrales y de haberse reunido con expertos y representantes de la UE, la NEA y el OIEA, la autoridad nuclear belga aseguró que sus plantas son seguras.
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Con las dudas expresadas por los países vecinos acerca de la seguridad de los reactores nucleares belgas, y teniendo en cuenta la preocupación ante posibles ataques terroristas, la noticia de que uno de los reactores en disputa sufrió un nuevo e inesperado apagón el jueves (21.04.2016) no resulta alentadora.
A última hora de la tarde, el operador público Engie Electrabel anunció que el reactor Doel 3 -puesto en marcha hace ya 34 años y situado a las afueras de la ciudad de Amberes, cerca de la frontera con Holanda- se apagó automáticamente durante una prueba rutinaria. “Un procedimiento normal si registra una anomalía”, explicó un portavoz de la planta. La agencia de noticias Belga anunció que se espera que el desperfecto dure 24 horas.
Horas antes, Engie alertó también de que el reactor Doel 1, apagado desde el pasado 13 de abril para realizar trabajos de mantenimiento durante varios días, permanecerá fuera de servicio hasta el 31 de mayo con el fin de llevar a cabo “análisis adicionales” y “mantenimiento operativo”. Hasta que el Parlamento belga decidió prolongar su vida útil otros diez años, estaba programado que el Doel 1 y el Doel 2, en funcionamiento desde mediados de la década de 1970, fueran apagados definitivamente en el año 2015, después de 40 años de servicio.
En los últimos dos años, los siete reactores nucleares que hay en territorio belga registraron cerca de 10 apagones causados por diversos problemas técnicos o emergencias menores como incendios. En lo que va de año se han producido 4.
El miércoles, la ministra de Medio Ambiente alemana, Barbara Hendricks, pidió al gobierno belga que desconectara los reactores Doel 3 y Tihange 2, situados cerca de la oriental ciudad de Lieja, por un período indefinido, para garantizar la seguridad “hasta que las investigaciones adicionales puedan llevarse a cabo”.
Su petición llegó tras una reunión entre representantes del Ministerio de Medio Ambiente alemán, la independiente Comisión de Seguridad de Reactores alemana (RSK, por sus siglas en alemán) y la Agencia Federal para el Control Nuclear de Bélgica (FANC, por sus siglas en francés) a principios de abril, en la que Alemania expresó su preocupación acerca de las pequeñas grietas surgidas en los recipientes a presión de los dos reactores, descubiertas en 2012.
Hendricks señaló que RSK no había podido confirmar que los reactores sean seguros, e instó a realizar más pruebas que demuestren que Bélgica “se toma en serio lo que dicen sus vecinos alemanes”. La central nuclear de Tihange está situada a aproximadamente 60 kilómetros de la frontera alemana, por lo que la decisión de volver a poner en funcionamiento el reactor Tihange 2 preocupa mucho a los habitantes de la cercana ciudad de Aquisgrán.
La ministra belga de Energía y Medio Ambiente, Marie-Christine Marghem, no quiso hacer comentarios al respecto.
"No hay necesidad de apagarlos”
En respuesta a la ministra alemana, FANC dijo que después de haber realizado varias pruebas de estrés y de haberse reunido con expertos internacionales y representantes de la Unión Europea (UE), la Agencia de Energía Nuclear (NEA, por sus siglas en inglés) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), creen que ambos reactores “cumplen con los estándares internacionales de seguridad”.
"Aunque nuestros colegas alemanes han hecho multitud de preguntas, no han planteado ninguna cuestión que no hayamos tenido en cuenta durante las pruebas realizadas en los reactores Doel 3 y Tihange 2", explicó el director general de FANC, Jan Bens. "Es por eso que estamos convencidos de que no es necesario apagar estos reactores desde el punto de vista de la seguridad nuclear".
Algo que el líder del partido belga Ecolo/Groen, Jean-Marc Nollet, considera "falso". Nollet dice que la preocupación mostrada por los expertos alemanes es la misma que expresaron los consultados por la FANC y el Partido Verde Europeo. Además, señala que Jan Bens, ahora director general de FANC, fue el director de la planta de Doel entre 2004 y 2008, lo que representa "un enorme conflicto de intereses". "Es un gran problema, un problema muy serio", concluye.
La larga sombra de Fukushima
Cuatro años después del desastre de Fukushima, la respuesta global a la energía nuclear ha cambiado. Mientras que algunos países continúan desmantelando sus centrales nucleares, otros ven un futuro con energía atómica.
Imagen: Reuters/Kyodo
El terremoto de Tohoku y el posterior tsunami
Fue el peor desastre de la historia de Japón después de la II Guerra Mundial. Hace cuatro años, un terremoto de magnitud 9,3 registrado frente a las costas de la región de Tohoku provocó un tsunami que devastó la costa del noreste de Japón. El resultado: al menos 15.880 fallecidos y 2.694 desaparecidos, además de 6.135 heridos.
Imagen: dapd
Fuga radioactiva en Fukushima
El problema es que lo que empezó siendo un desastre natural acabó convirtiéndose en tragedia por culpa de la tecnología. El terremoto provocó un tsunami de 13 metros que arrasó la central nuclear de Fukushima Daiichi. Tras el impacto, los sistemas de refrigeración de la planta fallaron, provocando el sobrecalentamiento de tres reactores y la consiguiente fuga radioactiva.
Imagen: Reuters/Kyodo
Central de Three Mile Island
El caso de Fukushima no es el primero de la historia. En el año 1979, en la planta nuclear de Three Mile Island, en Middletown, Pensilvania, un fallo en el circuito de la planta provocó una fuga radioactiva. Las bombas de alimentación dejaron de funcionar, provocando la fuga de 120.000 litros de refrigerante del circuito primario. Unas 140.000 personas, entre mujeres y niños, fueron evacuadas.
Imagen: AFP/Getty Images
El legado de Chernóbil
Hasta Fukushima, el desastre de Chernóbil fue el peor accidente nuclear de la historia. En 1986, un repentino incremento de potencia en la Unidad 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, destruyó el reactor y liberó una nube radiactiva que se extendió por Rusia y Europa. 335.000 personas fueron evacuadas en un radio de 30 kilómetros y al menos 30 murieron como consecuencia del accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva planta nuclear en EE. UU.
A la Unidad 2 de la planta Watts Bar en Tennessee se le están dando los últimos retoques, luego de un largo retraso por una baja demanda en la región. Su planta hermana, Watts Bar Unidad 1, se inauguró en 1996 y era, hasta ahora, la central nuclear de apertura más reciente. El país prevé seguir abriendo plantas nucleares, pues las considera una alternativa viable a los combustibles fósiles.
Imagen: picture-alliance/AP/Tennessee Valley Authority
Período de transición en Alemania
A pesar del fuerte movimiento antinuclear, la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel trató de retrasar la fecha de eliminación de la energía nuclear de 2022 a 2034. El objetivo de 2022 había sido establecido por su predecesor, Gerhard Schröder, de centroizquierda. Merkel justificó el retraso alegando que se trataba de un período de transición hacia las energías renovables.
Imagen: picture-alliance/dpa
Merkel reacciona con rapidez
Después de la catástrofe de Fukushima, el gobierno alemán reaccionó con rapidez y cerró de manera definitiva ocho plantas nucleares. La coalición de Merkel decidió eliminar por completo el uso de la energía atómica hasta el 2022, adoptando la fecha originalmente establecida por Schröder. Ahora, Alemania ha decidido extender el uso de energías renovables en un 80 por ciento para el año 2050.
Imagen: picture alliance/Hinrich Bäsemann
Italianos confirman la prohibición nuclear
Al igual que Alemania, Italia también tiene una larga historia de activismo antinuclear. Después del desastre de Chernóbil, los italianos votaron para prohibir la energía nuclear en 1987. Sin embargo, en 2011, el entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, trató de reintroducir la energía atómica. En un referéndum, los italianos rechazaron nuevamente el uso de energía nuclear en su país.
Imagen: picture-alliance/dpa
El futuro nuclear en Reino Unido
La coalición conservadora-liberal en Reino Unido también promueve la energía nuclear para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la planta más reciente desde 1996, Hinkley Point C en Somerset (en la foto), se enfrenta a un proceso legal por el uso de dinero estatal para su construcción. El costo de la planta se calcula en unos 34 mil millones de euros.
Imagen: picture-alliance/Simon Chapman/LNP
La India amplía el uso de energía atómica
Nueva Delhi planea cuadruplicar su capacidad nuclear en 2020, abasteciendo así un 25 por ciento de la electricidad en el país. Sin embargo, el plan ha sido fuertemente rechazado. Manifestantes han interrumpido repetidamente los trabajos de construcción de la central nuclear de Kudankulam, parcialmente subsidiada por Rusia. Moscú ha ofrecido construir una docena de reactores nucleares en la India.
Imagen: picture-alliance/dpa
China mira más allá del carbón
Pekín está buscando un aumento más modesto en su capacidad nuclear. La República Popular planea generar un 6% de su electricidad a través de energía atómica para el 2020. Actualmente se encuentra en construcción la central de Changjiang (en la foto), en la provincia de Hainan. La energía nuclear puede reducir, en gran medida, la dependencia de China de las contaminantes plantas de carbón.
Imagen: picture-alliance/dpa
La dependencia de Francia
El 75% de la electricidad que consume Francia procede de energía nuclear. A pesar de que el presidente Hollande prometió reducir la dependencia atómica del país, sólo se ha anunciado el cierre de una planta, situada en la frontera con Alemania. El resto de las centrales, que suman 20, siguen humeando en el corazón de Europa.