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Alemania e Israel: una relación especial

14 de mayo de 2021

Profanación de banderas israelíes en algunas ciudades alemanas e insultos antisemitas. La preocupación se convierte en miedo. Alemania está de parte de Israel. A pesar del Holocausto, una larga historia los une.

Essen | Ausstellungdöerffnung "Survivors" zu Holocaust-Überlebenden: Angela Merkel
Angela Merkel visita la exposición "Survivors: rostros de vida del Holocausto" y el sobreviviente Naftali Fürst. Los acompaña el artista alemán Martin Schoeller, aquí en Essen, el 21 de enero de 2020. Imagen: picture-alliance/dpa/R. Vennenbernd

"Esta violencia no se puede justificar con nada. Israel tiene derecho a defenderse", son las palabras del portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, quien condena el lanzamiento masivo de cohetes sobre Israel por parte de Hamas. Seibert habla por la canciller Angela Merkel. Alemania está a 4000 kilómetros de Israel. Pero, hoy en día, la distancia es relativa. La escalada del conflicto toca a mucha gente en Alemania. Aquí han sido quemadas algunas banderas israelíes y el miedo crece entre los israelíes en Alemania y los judíos alemanes.

Una relación especial

La relación entre Alemania e Israel es especial. Está marcada por la Shoah, el asesinato en masa de seis millones de judíos por parte de la dictadura nazi. Sin embargo, la relación se ha intensificado especialmente desde 1965, el año de su pleno restablecimiento.

David Ben Gurión (1886-1973), legendario primer ministro de Israel, es el padre de la reconciliación de la primera hora defendiendo la visión de la "otra Alemania". Ben Gurión y el primer canciller alemán Konrad Adenauer (1876-1967) solo se reunieron dos veces, pero aun así parecían casi amigos.

Helmut Kohl solo viajó a Israel dos veces en sus 16 años como canciller. Angela Merkel, hasta la fecha, ha visitado Israel siete veces. En su visita más reciente, en octubre de 2018 -tras unas conversaciones políticas y una visita al memorial del Holocausto de Yad Vashem- recibió un título honorífico de la Universidad de Haifa. Merkel pronunció un discurso fundamental y muy personal que recobra hoy relevancia: "La confianza que experimento aquí es como un milagro", dijo la canciller. "El hecho de que hoy nos unan lazos de amistad es un regalo invaluable; y es un regalo improbable con el telón de fondo de nuestra historia", indicó Merkel, y también abordó el antisemitismo en Alemania. La canciller y sus gobiernos siempre hacen hincapié en el derecho de Israel a su existencia.

Angela Merkel, hasta ahora la única canciller alemana que ha hablado en la Knesset, el Parlamento israelí. Aquí, el 18 de marzo de 2008Imagen: picture-alliance/dpa/S. Scheiner

Berlín aboga por la fórmula de "dos Estados”

Pero Merkel aboga igualmente por una solución de dos Estados entre israelíes y palestinos. Cada nueva construcción de asentamientos israelíes va acompañada de advertencias de Alemania de no hacer crecer más las tensiones. Merkel goza de gran estima en Israel, a pesar de las diferencias de opinión sobre la cuestión palestina. En 2008 fue la primera jefa de gobierno extranjera que habló en la Knesset: en alemán, la lengua de los autores del Holocausto.

En este histórico discurso en la Knesset en 2008, Merkel dijo emocionada: "Quiero recalcar que todos los gobiernos y cancilleres alemanes antes que yo se han comprometido con la especial responsabilidad histórica de Alemania por la seguridad de Israel. Esta responsabilidad histórica de Alemania forma parte de la razón de Estado de mi país. Eso significa que la seguridad de Israel para mí como canciller alemana nunca es negociable".

Las palabras de Merkel son citadas una y otra vez en Israel, pero también han sido criticadas en Alemania. Nadie quiere imaginarse en detalle lo que puede suponer esta responsabilidad hacia Israel. Alemania no es el mayor mediador en Oriente Medio. Pero en varias ocasiones, diplomáticos alemanes han negociado el destino de soldados israelíes desaparecidos.

Mediación silenciosa

Las relaciones con Israel siempre han sido un terreno muy sensible para los políticos alemanes. Durante el tiempo en que Joschka Fischer fue ministro de Asuntos Exteriores, fueron especialmente buenas. En 2001, Fischer se encontraba en Tel Aviv cuando palestinos cometieron un atentado frente a una discoteca en la playa de la ciudad, dejando a 21 muertos, en su mayoría jóvenes. Horas después, Fischer intentó mediar entre la parte israelí y el líder palestino Arafat, en Gaza.

En cambio, Sigmar Gabriel sufrió tensiones diplomáticas. En 2017, el jefe de Gobierno Benjamin Netanyahu canceló una reunión con poca antelación cuando Gabriel ya había aterrizado en Israel porque el ministro de Exteriores alemán también quería reunirse con representantes de organizaciones críticas con el Gobierno. Unos años antes, Gabriel, entonces todavía como presidente del SPD, había visitado Hebrón y posteriormente calificó a Israel de "régimen de apartheid". La construcción de asentamientos israelíes en los territorios palestinos siempre provoca desacuerdos. En el año 2017, incluso se cancelaron las consultas gubernamentales bilaterales por este motivo.

Heiko Maas, ministro alemán de Relaciones Exteriores (centro), recibe en el monumento a las víctimas del Holocausto del centro de Berlín a sus homólogos de Israel y Emiratos Árabes. Imagen: Michele Tantussi/Reuters-Pool/dpa/picture-alliance

La solución es aceptar dos Estados

¿Y ahora, en la nueva crisis? Cada vez más políticos, como el ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, insisten en el derecho de Israel a defenderse. Casi todos los campos políticos están indignados por la profanación de la bandera israelí en Alemania. Pero hay algo que siempre destaca. No hay mucha gente en Alemania que se solidarice abiertamente con Israel en tiempos de crisis. Cuando los misiles iraquíes alcanzaron Jerusalén e Israel a principios de 1991 -en uno de los momentos más difíciles del país- trayendo muerte y destrucción, apenas dos docenas de personas se apostaron frente a la Embajada de Israel en Bonn en una fría tarde de enero en señal de solidaridad. 

El último discurso de Merkel en Israel hasta la fecha, el 4 de octubre de 2018, al aceptar el título honorífico de Haifa en Jerusalén, concluyó con una promesa y una garantía. Dijo que prometia "ir a Haifa algún día". Agregó que "también llevaría el mensaje que conlleva tal honor" a Alemania. Y: "El embajador del Estado de Israel en Alemania observará de cerca cómo nos comportamos", es la última frase de este discurso. Un mensaje que sigue vigente.

(jov/er)

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