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Alemania en la encrucijada tras la debacle bávara

15 de octubre de 2018

La paliza que los electores bávaros propinaron a los partidos tradicionales en Baviera no llegó por sorpresa, pero puede tener serias repercusiones a nivel nacional.

Bayern Landtagswahl Seehofer
Imagen: Reuters/M. Rehle

La resaca colectiva que muchos votantes y políticos de la Unión Cristianosocial (CSU) están sufriendo este lunes (15.10.2018) nada tiene que ver con las cervezas que de seguro se bebieron en el Oktoberfest, recién clausurado hace una semana, aunque algunos ahora quizás estén deseando ahogar sus penas.

La desde hace meses asediada canciller alemana, Angela Merkel, líder del partido hermano de la CSU, la Unión Cristianodemócrata (CDU), ha dicho ya que es su trabajo recuperar la confianza de los votantes en el Gobierno: "Mi lección de esto es que yo, como canciller, debo asegurarme de recuperar la confianza. Trabajaré para eso con tanto vigor como pueda".

Inmediatamente después, Horst Seehofer, líder de la CSU y ministro federal del Interior, dijo que "continuaría asumiendo la responsabilidad". Sin embargo, por el momento, no parece que esto implique su renuncia como líder del partido. Políticos de primera línea de la CSU han pedido al ministro presidente de Baviera, Markus Söder, que asuma el liderazgo del partido. Sin embargo, teniendo en cuenta su mal manejo de esta cita electoral y sus bajas tasas de popularidad, es difícil creer que eso marcaría alguna diferencia.

Mientras tanto, Andrea Nahles, líder de los socialdemócratas (SPD), que apenas cosecharon el 9,7 por ciento de los votos, reconoció el "mal resultado para el SPD ... y para todos los partidos tradicionales". Nahles atribuye este resultado, en parte, al "mal desempeño de la gran coalición en Berlín", una referencia a la dura lucha entre los partidos de la coalición de Gobierno federal durante los últimos seis meses, principalmente en torno a políticas de inmigración.

Erosión de los partidos tradicionales

¿Qué significan este resultado electoral para la política alemana en su conjunto? Los partidos tradicionales han estado perdiendo votantes en las más recientes elecciones regionales y especialmente en las elecciones federales del pasado año: las formaciones políticas que han dominado la política alemana durante décadas, y que actualmente gobiernan a nivel nacional en una coalición formada por socialdemócratas (SPD) y conservadores (CDU y CSU), están en declive.

Esta última debacle podría muy bien significar el fin de una coalición en la que ninguno de los partidos quería realmente involucrarse, desde el principio. Una coalición que, a los ojos de muchos votantes, está tratando de salir del (mal) paso, en lugar de configurar políticas cruciales, que tendrían que abarcar desde la inmigración hasta las pensiones.

Las repercusiones podrían ser también dramáticas para Merkel. Otra elección regional está a la vuelta de la esquina, en dos semanas en Hesse, donde su aliado de la CDU, Volker Bouffier, peleará por mantenerse como ministro presidente. Las últimas encuestas muestran que la CDU podría tener que luchar incluso para sobrepasar la barrera del 30 por ciento, en comparación con el 38,3 por ciento que el partido consiguió en Hesse en 2013.

Si la caída libre de la CDU sigue su curso este 28 de octubre, es muy probable que Merkel se enfrente a las exigencias de sus correligionarios para que no vuelva a postularse como líder de esa formación en la conferencia partidista de diciembre.

¿Puede Baviera empujar al precipicio a la coalición de Gobierno federal en Alemania?Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Ola Verde

Más allá de la debacle de los partidos tradicionales, Baviera da señales de que el meteórico ascenso de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y la "moda” que lo acompaña podría estar llegando a su fin.

De acuerdo, este partido populista de derecha ganó el 10,2 por ciento de los votos en su primer intento, y ahora está representado en casi todos (menos uno de) los 16 estados federados de Alemania. Sin embargo, si se les mide con la vara del 12,4 por ciento de los votos que obtuvieron en Baviera en las elecciones federales del pasado año, han dado un paso atrás, y no adelante como esperaban.

Los únicos ganadores en estas elecciones bávaras han sido Los Verdes, de talante europeísta, que lograron atraer votantes descontentos tanto de la CSU como del SPD, casi duplicando su porcentaje de votos con su 17,5 por ciento.

Lo sorprendente es que no solo lograron superarse en centros urbanos como Múnich o Núremberg, sino también en zonas rurales de Baviera. El peligro para Los Verdes, que también han ganado popularidad a nivel nacional, es que corren el riesgo de caer en la trampa de los partidos tradicionales: el riesgo de perder su atractivo como "partido alternativo" y convertirse en "Volkspartei” –"partido popular"  o "de masas”, como se ha llamado a los partidos tradicionales alemanes, CDU y SPD, desde la posguerra.

Es probable que nadie en Berlín agite aún más las aguas antes de las elecciones regionales en Hesse. Sin embargo, si la CDU y el SPD experimentan otra paliza, no habrá muchos que apuesten por la sobrevivencia de la "Gran Coalición”.

Eso podría significar nuevas elecciones, un gobierno en minoría dirigido por la CDU u otro intento de formar una "coalición Jamaica”, entre la CDU-CSU, los liberales (FDP) y Los Verdes –así llamada por los respectivos colores de los partidos: negro, amarillo y verde. Ninguna de estas opciones es realmente aceptable y es justo eso lo que mantiene unida a la coalición, aunque sea tenuemente, es la ausencia de una alternativa clara.

Robert Mudge (rml/jov)

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