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Alemania entre un Patrimonio de la Humanidad más, y uno menos

23 de junio de 2009

Alemania mira estos días con expectación hacia Sevilla. En la ciudad española se encuentra reunido el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO y éste tendrá que tomar dos decisiones relevantes para el país.

El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO se reúne en Sevilla, España.Imagen: picture-alliance/ dpa
Protestas en Dresde contra la construcción del puente sobre el río Elba.Imagen: AP

La batalla de Dresde por conservar a un tiempo su nuevo puente para el río Elba y el título de Patrimonio de la Humanidad para el valle que lo rodea podría decidirse en el sur de España. Varios años lleva librándose el contencioso, desde hace tres se encuentra el paraje en la lista roja del organismo. Contra un túnel, la UNESCO no tendría nada que objetar. Pero la gigantesca pasarela que servirá de base a una autopista de cuatro carriles daña las vistas y le resta valor al valle.

En Dresde se espera que la institución cultural postergue su decisión hasta que concluyan las obras, reanudadas tras varias suspensiones temporales a finales de 2007. Sin embargo, la ciudad reconoce que sus peticiones encuentran ya poco eco en París y cuenta con la posibilidad de que los hermosos alrededores del Elba dejen de ser oficialmente Patrimonio de la Humanidad.

Sin embargo, si este título le fuera retirado, Alemania tendría aún la posibilidad de curarse la herida con uno nuevo: el Mar de Wadden podría quedar en Sevilla bajo el, en ocasiones discutido, manto protector de la UNESCO.

¿Cómo procede la UNESCO?

Simulación hecha por ordenador del futuro y controvertido puente.Imagen: AP

Como demuestra el caso de Dresde, desaparecer de los listados de la UNESCO no es un proceso sencillo. Igualmente, tampoco resulta fácil el pasar a formar parte de ellos. La solicitud de ingreso debe ser entregada al organismo al menos dos años antes de que se reúna el decisivo Comité. "Hace 30 años, esas peticiones no tenían más de 10 páginas, hoy superan las 100", dice Dieter Offenhäuser, miembro de la Comisión Alemana de la UNESCO.

Aún así, la institución no se contenta con cientos de páginas llenas de argumentos ensalzadores de la belleza y las cualidades de un lugar, un complejo arquitectónico o un paisaje natural. La UNESCO envía a sus propios expertos para comprobar que lo que se describe sobre el papel encuentra parecido en la realidad, y merece las hojas en las que se narran sus cualidades.

Los observadores redactan finalmente una recomendación y ésta aconseja "o bien reconocer la categoría de Patrimonio de la Humanidad, o rechazarla, o realizar modificaciones en la solicitud o bien retrasar todo el proceso hasta el siguiente año y que la petición sea redactada de nuevo por completo", explica Offenhäuser.

El Comité que dicta el veredicto final está formado por 21 delegaciones, que se encuentran y debaten. Del 80 al 90 por ciento de las veces, la UNESCO se acaba acogiendo a lo que estiman sus expertos, asegura Offenhäuser. El proceso es transparente, dice.

En juego la reputación cultural

Koichiro Matsuura, director general de la UNESCO, inaugura las jornadas de Sevilla.Imagen: AP

Mientras tanto, la discusión en torno al puente de Dresde ha salpicado incluso a la misma canciller alemana, Angela Merkel. Eva-Maria Stange, la ministra de Cultura del Estado de Sajonia, donde se encuentran ciudad, río y valle, acusó en el diario Der Tagesspiegel a la jefa de Gobierno de inactividad. "Otros países son mucho más pobres y aún así protegen su patrimonio cultural", criticó Stange, "la canciller y su ministro de Cultura deberían haber intervenido hace tiempo en esta cuestión. Angela Merkel opina que se trata de un asunto regional, pero se equivoca. Aquí también está en juego la reputación cultural de toda la república".

En el norte, ante las arenas y las aguas poco profundas del Mar de Wadden, la mayor llanura mareal del mundo y uno de los últimos paisajes naturales inalterados de Europa central, se confía por el contrario en el visto bueno de la UNESCO.

Autor: Luna Bolívar/ Silke Lahmann-Lammert

Editor: Pablo Kummetz

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