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Alemania es una fiesta

CP/ Agencias21 de junio de 2006

Con conciertos de bocinas y bailes callejeros hasta entrada la noche, los hinchas germanos no tuvieron nada que envidiar a la mejor Scola do Samba. Supieron saborear el gusto del triunfo y la felicidad estuvo de su lado.

Imagen: AP


Lo bueno, o malo, de los Mundiales de fútbol es que están más allá de todo lo políticamente correcto. El orgullo de un país pasa de pronto por la habilidad de once jugadores y es difícil no ser nacionalista en el momento de ganar, o de perder. Ayer, los alemanes hicieron caso omiso de los debates acerca del patriotismo exacerbado que afecta a muchos portadores de banderas en este país. Salieron a la calle y pusieron toda la carne sobre la parrilla, como la habían puesto durante el partido con Ecuador que los llevó al tres a cero.

Hinchas, hinchas y más hinchas

Según informan agencias, la celebración del triunfo contra Ecuador superó todas las marcas conocidas en el “país frío”. Casi dos millones de personas siguieron los partidos frente a pantallas públicas. Los hinchas se hicieron sentir más que nada en Berlín y Hamburgo. En la capital se hicieron presentes 700.000 personas en el Paseo del Mundial, en el corazón del centro berlinés. En total, se habrían reunido desde el comienzo del Campeonato unos 3,5 millones de hinchas en sus calles. “Hay que estar allí para vivirlo”, comentó un grupo de fans de Dortmund que se dirigía hacia la Puerta de Brandemburgo.

Pero no sólo las calles son punto de encuentro y celebración. También en los paseos de fiesta de Hamburgo ya no cabía un alfiler. En el Heiligengeistfeld (el “Campo del Espíritu Santo”) hamburgués hubo cerca de 70.000 personas. En total, las calles de dicha ciudad contaron hasta ahora con más de 8 millones de visitantes. En Kaiserslautern, 160 artistas de Trinidad y Tobago convirtieron con sus trajes de colores y sus instrumentos de percusión la ciudad en un carnaval.

Festejos con algunos incidentes

En Colonia, donde se disputó el encuentro Inglaterra-Suecia, los aficionados comenzaron a celebrar juntos, “en paz y sin problemas”, según un vocero policial, pero más tarde hubo un enfrentamiento de hooligans con la policía local. Hubo cerca de 50 detenidos. El clima pesado y caluroso tuvo a maltraer a los fans, lo que hizo que un carro de bomberos tuviera que mojar a miles de ellos para que pudieran soportar mejor las altas temperaturas. En Berlín, los paramédicos comentaron que los hinchas “toman muy poca agua”, y por ello se sienten mal. En la avenida Kurfürstendamm, poco después del triunfo alemán, se inició una caravana de 150 automóviles y el lugar se transformó en un mar rojo, negro y dorado. Por último, en Múnich, se cerró una de las calles principales para dejar pasar a los hinchas.

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