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Alemania: integración de refugiados a través de la música

Matthias Beckonet
31 de agosto de 2020

La rapera Nura y el pianista Aeham Ahmad son músicos con experiencia de vida como refugiados. Nura llegó hace 30 años, y Ahmad hace cinco. ¿De qué forma lograron tener éxito en Alemania? Aquí lo cuentan.

Aeham Ahmad, el pianista de los escombros, y la rapera Nura Habib Omer.
Aeham Ahmad, el pianista de los escombros, y la rapera Nura Habib Omer.

Hace cinco años, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo sus quizás más famosas palabras: “Lo lograremos”. Una frase que iba a tener consecuencias, tanto para Merkel como para la sociedad alemana. Y también para las miles de personas que huyeron de sus países y a quienes se les impedía ingresar o salir de Hungría, así como para otros que ya estaban en camino, cuando Angela Merkel señalizó su disposición a acoger a solicitantes de asilo.

Aeham Ahmad, el “pianista de los escombros”

“Esas palabras de la señora Merkel fueron para mí una ayuda humanitaria maravillosa”, dice Aeham Ahmad hoy. Él era uno de los que huían, y estaba en algún lugar entre la actual Macedonia del Norte y Serbia. Uno de aquellos a los que la frase de la canciller alemana les dio fuerza para continuar. Pero Ahmad era ya alguien conocido en todo el mundo. Los medios lo bautizaron como “el pianista de los escombros” de la guerra en Siria. Este músico sirio-palestino llevaba su piano desde 2014 a las calles de su barrio destruido en Damasco, a pesar del peligro mortal de las bombas, y tocaba y cantaba allí con otras personas, la mayoría de ellas niños, para darles esperanza. Esas imágenes circularon por el mundo. Hasta que, en 2015, la agrupación terrorista autodenominada Estado Islámico quemó su instrumento. En 2015, Aeham Ahmad huyó hacia Alemania, donde fue el primer músico en recibir el Premio Internacional Beethoven por su interpretación en medio de la destrucción de la guerra. Un año más tarde, llegaron a Alemania igualmente su esposa y sus dos hijos, y también los padres de Ahmad viven ahora en Alemania. Hace siete meses nació su hija, Bulsara.

Aeham Ahmad, en concierto con otros músicos: la música es integración para él.Imagen: DW/A. Steffes-Halmer

Ahmad vive en Warburg, Renania del Norte-Westfalia. Cuenta a DW que se siente más seguro hablando inglés que alemán. A menudo, algunos lo critican por eso.  Pero “integración no significa solo hablar alemán, sino también respetar las leyes y la cultura de un país. Para mí, significa, sobre todo, construir un vínculo con la gente”, explica.

La integración es un concepto complejo. Por un lado, sugiere la pertenencia a una sociedad ya existente, homogénea, en la que los migrantes deben insertarse, en lo posible, sin llamar la atención. Pero ni siquiera es posible partir de una sociedad como esa, como un concepto rígido. Eso lo demuestran las discusiones recurrentes sobre regiones de Alemania estructuralmente débiles o sobre grupos poblacionales abandonados a su suerte. Al hablar de “vínculo”, Ahmad se refiere a un vínculo recíproco. Según sociólogos, la integración es el acceso igualitario a los recursos y bienes de una sociedad, así como la participación en el desarrollo de esta. Para eso, Ahmad tiene un recurso propio: la música, a través de la cual piensa que la integración puede ser más exitosa.

Nura: música para denunciar la injusticia social

Nura Habib Omer, cuyo nombre artístico es Nura, es una de las raperas más exitosas de Alemania y hace justamente aquello por lo cual otros han muerto: usa su creatividad para denunciar situaciones injustas. Como artista negra, bisexual y feminista con origen migratorio, sabe de lo que habla. “Tengo la impresión de que estoy estudiando el racismo y el sexismo desde hace 31 años”, señala en entrevista con DW. Para terminar con los prejuicios y clichés sobre las mujeres, Nura los resignifica. Como Aeham Ahmad, encontró en la música un camino para poder elaborar su propia historia y, al mismo tiempo, denunciar problemas sociales actuales.

La biografía de ambos músicos tiene varios paralelos: tanto Nura como Ahmad nacieron en 1988. Nura nació en Kuwait, adonde su madre había emigrado primero desde Eritrea, y huyó más tarde desde Kuwait hacia Alemania debido al peligro que representaba la segunda Guerra del Golfo. La familia de Ahmad vivió en el barrio de refugiados de Yarmouk, en Damasco, Siria, adonde su abuelo había huido hacía 70 años desde territorio palestino. Los dos se ganan la vida hoy con su música.

Nura, en 2019 durante el festival Lollapalooza en Berlín.Imagen: Imago Images/Eibner

“Los niños deben poder vivir al estilo de vida occidental”

La gran diferencia entre ambos es que Nura llegó siendo una niña a Alemania y no conoce otro hogar más que este. Oficialmente, todavía vive aquí como refugiada, porque hasta hoy no tiene un pasaporte alemán. Desde diciembre de 2019 obtuvo, con ayuda de un abogado, un permiso de estadía ilimitado. La cuestión de la integración acompaña a Nura durante toda su vida.

Su madre quería educarla a ella y a sus hermanos según los valores musulmanes, pero Nura quería gozar de las mismas libertades que sus hermanos varones. Fue por eso por lo que Nura no solo sufrió la presión desde el exterior, sino también desde el interior de la familia. “Si los chicos se quieren integrar a la sociedad alemana, entonces deben poder vivir una vida al estilo occidental”, escribió en su autobiografía “Weißt Du, ¿was ich meine?” (¿Sabes a qué me refiero?), que se publicó en agosto de 2020. Cuando era adolescente, Nura decidió de manera voluntaria irse a vivir a un hogar para jóvenes.

Éxito no significa igualdad de oportunidades

Pero en el hogar comenzó a sufrir de depresión. Luego de mudarse a Berlín, ya mayor de edad, su vida estuvo marcada por el trabajo, las drogas y las fiestas. Cuando habla de esa época, se refiere al "paso del hogar para refugiados a la lista de éxitos musicales”. Ahora que gana suficiente dinero, debe pagar impuestos según la tasa más alta, y ni siquiera puede votar. “Quieren mi dinero, pero no todo lo demás”, critica.

Mientras Nura refuerza su carrera presentándose en programas televisivos, Aeham Ahmad planea trabajar menos en los próximos cinco años. “Los conciertos son maravillosos, pero viajar de aquí para allá cuesta mucho dinero y mucha energía. Quiero ser un buen papá y tomar parte en la educación de mis hijos. Eso se me hace difícil ahora.  Tal vez encuentre un trabajo fijo en Marburg, por ejemplo, como profesor de Música”, concluye el pianista.

(cp/ers)

Matthias Beckonet Periodista de DW.
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