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Alemania: la pandemia acentúa las diferencias sociales

12 de agosto de 2020

En la pandemia, no s0lo se ve amenazada la salud, la crisis está cambiando la forma en que la sociedad convive. El estudio “Radar de Cohesión Social 2020” de la Fundación Bertelsmann llega a conclusiones inquietantes.

Nicole Becker tiene cinco hijos y vive en Berlín-Hellersdorf.
Nicole Becker tiene cinco hijos y vive en Berlín-Hellersdorf. La pobreza se agrava con la pandemia. Imagen: DW/T. Walther

La pobreza y las condiciones de vida precarias son la mayor carga para la cohesión social. En la crisis provocada por el coronavirus, la sensación de estar en desventaja y de estar solo se ha agudizado.

Unas 20.000 personas marcharon en Berlín en protesta contra las medidas anti-pandemia el primer fin de semana de agosto. Bajo el lema de "Por la libertad" se reunió una colorida mezcla de negacionistas de la existencia del coronavirus, oponentes a la vacunación, difusores de leyendas de conspiración, pero también radicales de derecha. Manifestaciones similares con participación de radicales de izquierda también tuvieron lugar y siguen llevándose a cabo en otras ciudades alemanas. Pero por muy provocativa que parezca la protesta, hay una minoría en Alemania que se opone y rechaza abiertamente las medidas para contener la pandemia.

La mayoría de los ciudadanos confía en las medidas adoptadas por los gobiernos, ya sea a nivel federal, estatal o local. Además, la lucha contra la pandemia ha hecho crecer la cohesión en Alemania. Estas son las conclusiones del estudio "Radar de Cohesión Social 2020" de la Fundación Bertelsmann.

Diferencias sociales más marcadas

Sin embargo, "el virus hace que las distorsiones sociales existentes sean aún más visibles", dice el sociólogo Kai Unzicker, de la Fundación Bertelsmann, y agrega que "para los que ya estaban en desventaja antes, la situación en la crisis es aún más difícil".

Aunque las condiciones de vida en Alemania parecen relativamente homogéneas en la superficie, todavía hay diferencias considerables. No solo dependen de lo bien educadas, de la edad, de lo ricas o pobres que sean las personas. También depende del estado federado en el que viven y de si viven en la ciudad o en el campo. Por ejemplo, el lugar de residencia determina lo buena que es la infraestructura, es decir, si hay suficientes jardines de infancia y escuelas cerca y si la conexión digital funciona bien. Esto en sí mismo significa que algunas personas encuentran más fácil o más difícil hacer frente a la vida cotidiana y por lo tanto evalúan sus vidas de manera diferente.

Las circunstancias son decisivas

El estudio cita las actitudes personales ante la vida como decisivas para el sentido de cohesión de las personas, seguidas de la situación social y económica y la estabilidad política. En cambio, el hecho de que alguien viva en Baviera o en Mecklemburgo-Pomerania Occidental tiene menos influencia. Sin embargo, el estudio muestra que las diferencias entre los ciudadanos que viven en el este y el oeste del país han aumentado. Treinta años después de la caída del Muro de Berlín, se estima que la cohesión social en Alemania, en el territorio de la antigua RDA, es significativamente menor que en los antiguos estados federados.

Básicamente, el estudio encuentra que cuanto más joven y menos educada es la gente, menos se ve la unión - y menos dinero tienen a su disposición. Por el contrario, con el aumento de la prosperidad, que comprensiblemente se logra a menudo a una edad más avanzada, la cohesión es mayor. Los encuestados que más perciben la cohesión representan el 20% de la población. Son mayores, más educados, tienen mayores ingresos y, en la mayoría de los casos, viven en pueblos pequeños y medianos más que en grandes ciudades.

Pero no sólo el dinero y el nivel de educación juegan un papel. Los alemanes hijos de migrantes también tienden a ser menos optimistas acerca de la cohesión en Alemania, especialmente si son la primera generación que vive en Alemania. Esto también se aplica a un número comparativamente grande de personas que viven solas, madres o padres cabeza de hogar, y a las personas con discapacidades. En la crisis provocada por el coronavirus, la sensación de estar en desventaja y de estar solo se ha agudizado.

Preferencias políticas y miedos personales

Los partidarios de Los Verdes, los socialdemócratas, conservadores y liberales tienen una visión mucho más positiva de la cohesión que los seguidores del partido La Izquierda y especialmente los de la ultra-derechista AfD. Los extremos de derecha se caracterizan sobre todo por ser generalmente escépticos, no aceptan la diversidad y tienen poca confianza en las instituciones. Por otra parte, no es sorprendente que los partidarios de La Izquierda sean más sensibles a los déficits en justicia social.

Los rasgos de personalidad también son decisivos para evaluar la cohesión: es decir, los miedos, las inseguridades y la capacidad para hacer frente a las crisis. Es evidente que el temor a las consecuencias negativas de la pandemia ha disminuido en el curso de las tres rondas de entrevistas realizadas para el estudio. "Estamos registrando un repunte en el estado de ánimo general en nuestra encuesta hasta principios de junio", dice Kai Unzicker, de la Fundación Bertelsmann. Muchas personas se sienten inicialmente "aliviadas” de que los efectos de la pandemia hayan sido hasta ahora "tan leves”, a sus ojos.

Cuidar y ayudar a los más débiles

Después de todo, más del 90 por ciento de los participantes en la repetición de la encuesta (mayo/junio) declararon que estaban enfrentando bien la pandemia. Sin embargo, al examinarlo más de cerca, se pueden ver claras diferencias. Quienes experimentaron un alto nivel de cohesión incluso antes de la crisis estaban menos preocupados por su propio futuro o el de sus familias a principios del verano, se sentían menos solos y tenían menos la impresión de que la pandemia era una carga para la convivencia.

Los autores del estudio recomiendan que la política y la sociedad presten más atención a los grupos de población que experimentan un menor grado de cohesión y que solo disponen de una infraestructura social más débil.  "Particularmente, las madres o padres solteros, los migrantes y las personas con menos educación corren el riesgo de quedar por fuera de la protección social", advierte Kai Unzicker. Si, por ejemplo, la situación de las guarderías o la educación en el hogar no mejoran significativamente en el futuro próximo, o incluso empeora de nuevo, esto será a expensas de los más débiles. La pobreza y las precarias condiciones de vida son la mayor carga para la cohesión social.

(jov/er)

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