También el gobierno interino es capaz de gobernar, reiteran en la cancillería. Es verdad, pero solo en parte. El peligro que acecha en el exterior muestra lo importante que es formar pronto gobierno, opina Jens Thurau.
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El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, habló primero por teléfono esta semana con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y después llamó a la canciller alemana, Angela Merkel. Independientemente de lo que hablaran, se trata de una noticia sorprendente. Decir que durante meses las relaciones bilaterales estaban más que congeladas, sería poco. Por eso, cualquier diálogo es muy bienvenido.
El problema es que Erdogan sabe que Angela Merkel solo puede gobernar de manera restringida. Durante dos horas, la canciller, el jefe del SPD, Martin Schulz, y Horst Seehofer, líder de la CSU, se reunieron en la residencia presidencial, en el palacio Bellevue. Y es que Steinmeier quiere evitar nuevas elecciones a toda costa y urge al SPD y a la CDU y CSU, a pesar de las decepciones, a arrancar otra vez con la detestada gran coalición.
Es probable que suceda, porque el SPD está dispuesto a negociar, aunque sigue reservándose el derecho, como ha hecho hasta ahora, a tener en cuenta todas las opciones, también la de tolerar un gobierno en minoría de la CDU. Pero hasta que se forme un nuevo gobierno, puede pasar mucho tiempo. Quizá hasta marzo, como estiman algunos observadores. Al fin y al cabo, el SPD estaba totalmente decidido, solo hace unas semanas, a formar parte de la oposición.
Erdogan, Trump, Macron
Merkel habrá hablado nuevamente con Erdogan sobre la política de refugiados y ojalá también sobre los alemanes presos en Turquía. Esos son solo dos de los problemas más graves entre ambos países. En Francia espera Emmanuel Macron que Alemania exprese pronto su opinión sobre sus amplios planes de reformas para la eurozona y la UE. Mientras tanto, Estados Unidos hace mucha presión sobre los aliados (¿se pueden seguir llamando así?) y, en caso necesario, rompería las relaciones con Corea del Norte. Esto ya lo hizo el ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel del SPD, en Estados Unidos al anunciar que retiraría a algunos trabajadores de la embajada alemana en Pyongyang. Esto puede ayudar en un principio, pero no es una postura del todo contundente.
¿Dónde está la confianza?
Todo urge en una época en la que ambos partido en Berlín tendrían primero que elaborar otra vez algo así como una base común. La confianza es un tema difícil, incluso muy difícil. Con la cara petrificada y por dentro muriéndose de la rabia, Schulz desmintió este viernes que estaba dispuesto ahora a entablar negociaciones sobre la gran coalición. Este reprochó a la CDU haber filtrado una "noticia falsa” a los medios de comunicación. Personalmente, no hay margen de acción entre la Unión conservadora y el SPD.
Política exterior, también tema controvertido
En caso de que en algún momento las heridas personales hayan vuelto a cicatrizar, sería así y todo muy difícil negociar. Por ejemplo, sobre Francia y Macron: el SPD ha dejado bien claro que está en contra de las grandes inversiones estatales, quizá tampoco quiere tener mucho que ver con la política económica común en la eurozona, pero Merkel está muy escéptica al respecto. Tendrá que pasar mucho tiempo hasta que lleguen a un acuerdo. Y eso sin hablar de los obstáculos internos, como la política sanitaria.
Steinmeier tiene razón: no más nuevas elecciones
Cada vez está más claro: el presidente alemán tiene razón al posicionarse en contra de las nuevas elecciones y de casi obligar a los partidos a formar gobierno. Se gobernará en Berlín, pero al 50% de su capacidad. En los ministerios y en la cancillería, los altos cargos no saben cómo se desarrollará la situación. Los autócratas y egómanos a ambos lados del Atlántico hablarán de otra manera con una canciller interina que con una elegida por el Bundestag. Los alemanes tendrán que esperar hasta la primavera para que haya un nuevo gobierno. Cada día cuenta.
Jens Thureau (RMR/VT)
Elecciones alemanas 2017: una guía básica
Tres elecciones regionales y las generales de septiembre marcan este 2017 como un año decisivo para la política alemana. Acá vemos las fechas claves de todo este importante proceso.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Rehder
El gran año electoral alemán
Ya está todo listo para el gran año electoral en Alemania. Con la canciller Angela Merkel lista para postular por un cuarto mandato y los populistas de Alternativa para Alemania (AfD) intentando explotar el sentimiento antiinmigración, lo único claro de todo esto es que la política alemana no será la misma a fines de 2017. Veamos las fechas más importantes de este particular año.
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26 de marzo: elección en el Sarre
El año electoral comenzó en el pequeño estado de Sarre, en la frontera con Francia. Allí la CDU de la canciller Angela Merkel se quedó con más del 40 por ciento de los votos, asegurando un tercer mandato para la ministra presidente Annegret Kramp-Karrenbauer. Los populistas de Alternativa para Alemania entraron al Parlamento regional por primera vez al sumar el 6,2 por ciento de las preferencias.
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7 de mayo: nueva victoria para la CDU
Con gran sorpresa, las elecciones en el estado de Schleswig-Holstein determinaron un nuevo triunfo para la CDU de Merkel. Los cristianodemócratas, encabezados por Daniel Günther (en la foto), obtuvieron el 32 por ciento de los votos, mientras que los socialdemócratas, que gobernaban allí, se quedaron con el 27 por ciento. Alternativa para Alemania también entró al parlamento regional.
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14 de mayo: todos miran a Renania del Norte-Westfalia
El triunfo de la CDU en Renania del Norte-Westfalia ha sido una de las grandes sorpresas electorales de los últimos años. La región es, además del estado más populoso del país con 17,5 millones de habitantes, una zona con marcada tradición socialdemócrata. Para muchos, esta elección es como un barómetro bastante preciso de lo que podría ocurrir en las federales de septiembre.
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19 de junio: llegan las solicitudes
El día 97 antes de las elecciones es la fecha límite para que los partidos anuncien su intención de disputar un cupo al Bundestag. Tienen que enviar sus solicitudes hasta las 18 horas al Presidente Federal de la Mesa Electoral. Roderich Egeler (arriba) supervisa las elecciones y dirige la Oficina de Estadísticas de Alemania.
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7 de julio: ¿quién sí, quién no?
El día 79 antes de la elección, se anuncia qué partidos han sido autorizados a participar en las votaciones. Si algún partido queda descalificado y desea protestar por ello, tiene cuatro días para presentar su queja ante el Tribunal Constitucional de Alemania.
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17 de julio: ¿quién hizo la lista?
Los partidos políticos en Alemania tienen hasta el día 69 antes de la elección para determinar qué candidatos participarán en las elecciones, y en qué distrito. Estos irán en la primera mitad del voto. Los partidos también deben enviar una lista de candidatos para el voto del partido que figurará en la segunda sección de la papeleta de sufragio.
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27 de julio: queremos participar
Los partidos más pequeños que presentaron sus solicitudes ante el Tribunal Constitucional para que se les permitiera participar en las elecciones recibirán la respuesta este día. Esta posibilidad está disponible solo desde la última elección al Bundestag, en 2013. Entonces, 11 partidos presentaron el recurso; ninguno tuvo éxito.
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13 de agosto: comienza oficialmente la campaña
A diferencia de otros países, los partidos en Alemania no pueden hacer campaña electoral en la calle ni pasar avisos por televisión hasta seis semanas antes de la elección. Esa veda termina el 13 de agosto, y no habrá poste de alumbrado público que se salve de ser adornado con la cara de los candidatos.
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20 de agosto: ¿quién puede votar?
Casi un mes de la elección, se elabora la lista más importante: el registro electoral de votantes. En Alemania, cada ciudadano de 18 años o mayor puede participar en las elecciones generales, lo que para 2017 significa que casi 62 millones de personas podrían participar en las votaciones.
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3 de septiembre: a solo tres semanas
En estos momentos, ya todos los ciudadanos en condiciones de votar debieron haber recibido una notificación por correo. La gente que aún no está inscrita en la lista de electores, todavía tiene tiempo para hacerlo. Los que deseen votar por correo, pueden ya pedir que les manden la cédula de votación.
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18 de septiembre: todo preparado
A menos de una semana para las votaciones está todo en marcha: los votos, las casetas de votación y las urnas para introducir los sufragios comienzan a distribuirse y los trabajadores electorales empiezan a recibir el entrenamiento necesario. Las autoridades locales informan a los votantes dónde deben votar. Los vecinos pueden inscribirse hasta 36 horas antes de la elección.
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24 de septiembre: el gran día
Finalmente llegó el gran día: escuelas, centros comunitarios y otros recintos se transforman en locales de votación. Las mesas abren a las 8 am y cierran a las 18 pm. Los votos son contados y los primeros resultados son anunciados esa misma noche por la Oficina Federal de la Mesa Electoral.
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25 de septiembre: ganadores y perdedores
Solo una vez que todos los votos para representantes y partidos son contados, se anuncia el resultado final. Si un candidato no ganó su cupo, todavía puede llegar al Bundestag si es que forma parte de la lista regional de su partido.
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24 de octubre: se convoca al nuevo Parlamento
El Parlamento recientemente elegido se reúne por primera vez, no más allá de un mes después de las elecciones. Luego viene el complicado trabajo de negociaciones para formar una coalición, seguido por una votación secreta para elegir al nuevo/a canciller.
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24 de noviembre: ¿todo bien?
Si alguien quiere cuestionar la validez de la elección, tiene dos meses para hacerlo. Todos los electores, los supervisores electorales regionales, el presidente del Bundestag y el comisionado federal de elecciones (arriba) están autorizados para apelar los resultados.