A partir del lunes, todo aquel que lo desee podrá vacunarse contra el COVID-19 en Alemania. El problema: hay muy pocas vacunas, y muchos ancianos y enfermos aún no han sido vacunados.
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"La campaña de vacunación sigue a toda velocidad y estamos viendo los primeros efectos", dijo recientemente el ministro de Salud alemán, Jens Spahn. "Esto se debe también, principalmente, a que hemos vacunado primero a los grupos de riesgo: alrededor del 80% de las personas mayores de 60 años ya han sido vacunadas al menos una vez". Por ello, Spahn considera acertado levantar la priorización de la vacunación.
El ministro de Salud es un maestro a la hora de proclamar buenas noticias que, si se examinan con detenimiento, a menudo no son lo que parece a primera vista. Aunque Spahn los menciona al mismo tiempo, el grupo de los mayores de 60 años no es en absoluto idéntico a los grupos de riesgo que se han vacunado en su mayoría hasta ahora.
80% no es lo mismo que 80%
Además de los ancianos, también se incluyen personas con enfermedades previas, que también tienen un mayor riesgo de desarrollar COVID-19 grave. Asimismo, los miembros de determinados grupos profesionales que tienen muchos contactos y, por tanto, un riesgo de infección especialmente alto. En total, más de 37 millones de alemanes tenían derecho a una priorización.
De ellos, el 80% tendría que ser vacunado antes de que se levantara la prioridad, según Eugen Brysch, presidente de la Fundación Alemana para la Protección del Paciente. Sin embargo, no hay cifras al respecto, ya que el Instituto Robert Koch, desde principios de abril -cuando los médicos de cabecera también quedaron autorizados para vacunar, además de los centros de vacunación estatales-, solo diferencia en función de si la persona vacunada es mayor o menor de 60 años. "Por el momento, los estados y el gobierno federal nos impiden obtener la información necesaria para evaluar el grado de avance de la vacunación", se queja Brysch.
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Situación confusa
Según el Instituto Robert Koch, hasta el 3 de junio se habían administrado en Alemania unas 36,5 millones de primeras dosis y unas 16,5 millones de segundas. En términos puramente matemáticos, esto correspondería al número de personas prioritarias. Pero, en realidad, cada vez hay más quejas de quienes han sido priorizados pero aún no han podido obtener una cita de vacunación.
Tras el levantamiento de la priorización, "en principio, tres grupos competirían ahora por una vacuna", advierte el experto en salud alemán Karl Lauterbach. "Los que todavía tienen prioridad, luego los que no tienen prioridad y son adultos, y los niños", agrega. Lauterbach se refiere a los niños de 12 a 15 años para los que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó recientemente la vacuna de Pfizer/BioNTech.
Alemania: vacunas para los sin techo
02:17
Faltan vacunas
Pero actualmente no hay capacidad para vacunar a tanta gente. El ministro de Salud, Spahn, sigue repitiendo que Alemania recibirá entre junio y agosto 50 millones de dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech, que también está aprobada para los jóvenes. Sin embargo, el ministerio está reduciendo las entregas a los centros de vacunación y a los consultorios médicos.
Además, está la situación de las citas. En muchos estados federados de Alemania, los centros de vacunación ya están llenos con los vacunados los grupos prioritarios hasta septiembre. En muchos lugares, no es posible proporcionar las primeras dosis porque las vacunas que tienen son necesarias para las segundas citas. Y a partir del 7 de junio, los médicos de las empresas, que podrán ordenar vacunas para inocular a los empleados, también competirán por las vacunas, que siguen siendo escasas.
(ct/er)
Coronavirus: vacunación en lugares remotos e insólitos
Los equipos sanitarios realizan viajes largos, a veces duros, para vacunar a personas en todo el mundo contra el coronavirus, escalando montañas, cruzando ríos, y también caminando muchas horas.
Imagen: Tarso Sarraf/AFP
Escalando hacia los pueblos montañosos
Quien quiera vacunar a la gente en las regiones montañosas del sureste de Turquía debe estar en forma. La vacunación en los pueblos de montaña es particularmente importante, dijo el doctor Zeynep Eralp en una entrevista con DW: "La gente suele convivir muy cerca" y el virus se puede propagar rápidamente. Además, a la gente no le gusta ir a los hospitales, "así que tenemos que acudir a ella".
Imagen: Bulent Kilic/AFP
Vacunación con nieve y frío
La gente muy mayor no van sola al centro de vacunación. En el Valle Maira, en el oeste de los Alpes italianos, muy cerca de la frontera con Francia, los médicos van de casa en casa para vacunar a personas mayores de 80 años contra el coronavirus. Por el camino cuentan con apoyo religioso.
Imagen: Marco Bertorello/AFP
En avioneta al río Yukon
Con su cargamento de vacunas contra el coronavirus, esta enfermera viaja a Eagle en avión. Menos de 100 personas viven en ese lugar al pie del río Yukon, en Alaska, EE. UU. La población indígena tiene preferencia en muchos programas de vacunación, porque vive muy lejos y el próximo centro de salud le queda lejos.
Imagen: Nathan Howard/REUTERS
No solo vacunar sino también convencer
Anselmo Tunubala se lava las manos antes de vacunar a una anciana. Todos los días, este hombre de 49 años anda por las montañas en el suroeste de Colombia para explicarle a la gente en el idioma local lo importante que es la vacunación. Es miembro de los misak, quienes viven allí. Son muy escépticos ante la vacunación, porque confían mucho en la medicina tradicional y sus líderes religiosos.
Imagen: Luis Robayo/AFP
Caminando durante horas para vacunarse
Estos hombres y mujeres caminaron hasta cuatro horas para vacunarse en la remota ciudad de Nueva Colonia, en el centro de México. Pertenecen al pueblo indígena de los wixárika. Internacionalmente son más conocidos con el nombre de huicholes.
Imagen: Ulises Ruiz/AFP/Getty Images
Vacunación en una barca
Olga Pimentel arrimó su bote junto al del equipo de vacunación. Solo se puede llegar a la comunidad de Nossa Senhora Livramento en Río Negro, en Brasil, a través del río. "¡Bien! Apenas dolió", dijo la mujer de 72 años entre risas y gritó: "¡Viva SUS!", el sistema de salud pública de Brasil.
Imagen: Michael Dantas/AFP
Vacunando sin electricidad
Durante mucho tiempo, el presidente populista de derecha Jair Bolsonaro no estuvo a favor de la vacunación contra el coronavirus en Brasil. Los pueblos indígenas y los quilombolas, descendientes de esclavos africanos, fueron de los primeros en ser vacunados. Incluida Raimunda Nonata, de 70 años. Como su comunidad no tiene acceso a la red eléctrica, la vacuna se administró a la luz de las velas.
Imagen: Tarso Sarraf/AFP
Médico en casa en Japón
También en Japón, el médico va a casa a vacunar. Aunque las metrópolis japonesas se encuentran entre las ciudades más grandes del mundo, el país del este asiático también tiene pueblos pequeños y aislados con solo unos pocos cientos de habitantes, como Kitaaiki. Cualquiera que no pueda llegar a la siguiente ciudad más grande, está feliz con la visita de un médico a su hogar.
Imagen: Kazuhiro Nogi/AFP
Vacunas muy valiosas en Indonesia
A principios de enero, en Indonesia también comenzaron a vacunar. En barco, el personal sanitario viajó a islas remotas. Las vacunas en la nevera son tan valiosas que hubo personal de seguridad cuidando las dosis.
Imagen: Chaideer Mahyuddin/AFP
Vacunación como evento de supercotagio
La India es actualmente el país más afectado por la pandemia. A mediados de marzo, trabajadores médicos llegaron a la aldea de Bahakajari, en el río Brahmaputra. Estas mujeres querían registrarse para ser vacunadas. Sin mascarilla, sin distancia de seguridad. Ojalá esta situación no haya provocado más contagios.