En Alemania vuelve a ser objeto de debate el presunto aumento de la delincuencia desde la acogida de cientos de miles de refugiados. De nuevo, los expertos recomiendan lidiar de una manera diferenciada con los hechos.
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En otoño de 2016, el joven afgano Hussein K. violó y asesinó a una mujer alemana en la ciudad de Friburgo. El caso reabrió el debate en torno al presunto aumento de la criminalidad en el país desde 2015, cuando el Gobierno de Angela Merkel decidió acoger a cientos de miles de refugiados provenientes de zonas de guerra. La discusión había empezado meses antes, luego de que numerosas mujeres denunciaran haber sido robadas y acosadas sexualmente al pie de la catedral de Colonia por hombres "de aspecto norafricano".
En esas ocasiones, respondiendo a los discursos xenofóbicos que proliferaron en los medios y las redes sociales, especialistas en la materia explicaron que el origen de una persona dice muy poco sobre su propensión a incurrir en actividades delictivas. Luego, la controversia volvió a perder ímpetu. Ahora, cuando el juicio contra Hussein K. llegó a su fin y el afgano fue condenado a cadena perpetua, el debate sobre la supuesta predisposición al crimen de los refugiados empieza de nuevo como si el tema nunca hubiera sido abordado.
"En este momento somos testigos de una fuerte fijación de la sociedad en los delincuentes que no son alemanes. Lo que muchos pierden de vista es el efecto que esa fijación tiene sobre las personas convertidas injustamente en sospechosas", sostiene la jurista Doris Liebscher, de la Universidad Humboldt de Berlín, especializada en la investigación de la discriminación de grupos sociales. "Desde hace unos años, la opinión pública se ha vuelto más y más tolerante de cara a las conjeturas basadas en creencias racistas", añade.
Un detalle sin valor agregado
La científica Daniela Hunold, de la Escuela Superior de la Policía, no cree que la discusión sirva de mucho, tal como está siendo conducida. "Desde una perspectiva criminológica, el origen de una persona no ofrece valor agregado alguno. El hecho de que un criminal sea criminal no tiene nada que ver con su origen; eso no explica sus actos delictivos. El hecho de que una persona haya pasado por experiencias de guerra traumáticas puede influir sobre su psique, pero no es inevitable que así sea", apunta la experta.
Hunold argumenta que, por prestar tanta atención al origen de las personas, se pierden de vista aspectos más importantes a la hora de esclarecer un crimen. Como muestra, la serie de homicidios perpetrados durante una década por el grupo terrorista de ultraderecha NSU: como casi todas sus víctimas fueron empresarios de origen turco, la Policía se limitó a buscar a los asesinos en los vecindarios con mayor concentración de ciudadanos turcos y llegaron a explicar las muertes como el producto de ajustes de cuentas entre criminales euroasiáticos.
También los periodistas se han visto involucrados en la polémica. Tras los sucesos de la Nochevieja de 2015 en Colonia, varios medios fueron acusados de encubrir el episodio o restarle peso y de omitir el origen extranjero de los hombres denunciados por acoso sexual para evitar que una ola de indignación golpeara al Gobierno de Merkel. Desde entonces, aunque el código deontológico de la prensa recomienda mencionar el origen de un delincuente sólo cuando el detalle es de interés público, algunos medios han optado por hacerlo en todos los casos.
Cambio de perspectiva
El reportero de sucesos Alexander Schneider, del Sächsische Zeitung de Dresde, cuenta que su periódico especifica siempre el origen de los criminales, presuntos o comprobados; pero no solamente el origen de los extranjeros, sino también el de los alemanes. Con eso, dice, se contribuye a disipar creencias infundadas sobre la prevalencia de delitos cometidos por refugiados. Liebscher, de la Universidad Humboldt de Berlín, refuta el argumento de Schneider: "Siempre es necesario sopesar si el interés público en este detalle es mayor que el daño que se le ocasiona a una persona o a un grupo social entero", esgrime.
Liebscher subraya que la Constitución alemana es un punto de referencia muy claro y recomienda ver la situación desde otras perspectivas: "Cuando los populistas de derecha arguyen que los homicidios llegaron a Alemania junto con los refugiados, yo les doy toda la razón: tan pronto llegaron los refugiados a Alemania, éstos comenzaron a ser asesinados y sus albergues, incendiados… ¡a pesar de que estamos obligados por ley a protegerlos!", dice.
Linda Vierecke (ERC/VT)
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El destino de los refugiados: huir hacia una vida incierta
Las imágenes de las grandes masas de refugiados de camino hacia Europa en 2015 y 2016 dieron la vuelta al mundo. Nunca se había documentado de forma tan amplia el sufrimiento que implica el proceso de la huida.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
El objetivo principal: sobrevivir
Un viaje vinculado a las penurias y a los peligros para el cuerpo y el alma: huyendo de la guerra y la miseria, más de un millón de personas, sobre todo de Siria, se pusieron en camino en 2015 y 2016 hacia Turquía y Grecia. En las islas de Lesbos, Quíos y Samos todavía aguantan más de 10.000 personas en los campamentos. Desde enero hasta mayo de 2017, llegaron más de 6.000 nuevos refugiados.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
A pie hacia Europa
Millones de personas intentaron llegar en 2015 y 2016 a Europa Occidental desde Grecia o Turquía siguiendo a pie la ruta de los Balcanes a través de Macedonia, Serbia y Hungría. Las masas de gente disminuyeron cuando se canceló oficialmente esta ruta y muchos países cerraron sus fronteras. Hoy, la mayoría de los refugiados llega a través de otra ruta muy peligrosa, de Libia a Europa por mar.
Imagen: Getty Images/J. Mitchell
Conmoción mundial
La imagen del niño de tres años, Aylan Kurdi, muerto en una playa turca dio la vuelta al mundo, causando una gran conmoción. Las imágenes de dicha tragedia se hicieron virales y se convierton en el símbolo de la crisis de los refugiados sirios. Europa no debe mirar hacia otro lado, era el mensaje que aparecía en las redes sociales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/DHA
Caos y desesperación
Avalancha en el último minuto. Muchos sabían que su única vía de escape a través de Europa ya no estaba abierta, así que miles de personas intentaron desesperadas tomar trenes y buses abarrotados en Croacia. Unos días más tarde, Hungría también cerró sus fronteras. Al mismo tiempo, adecuaron contenedores, para que los refugiados pudieran quedarse hasta que llevasen a cabo su proceso de asilo.
Imagen: Getty Images/J. J. Mitchell
Ataques contra los refugiados
La irritación de la opinión pública fue enorme cuando una camarógrafa húngara puso una zancadilla a un hombre con su hijo en brazos, que intentaba cruzar un bloqueo principal en Röszke, Hungría, cerca de la frontera. En uno de los momentos más críticos de la crisis de los refugiados, en Alemania también aumentaron los altercados y ataques contra los refugiados.
Imagen: Reuters/M. Djurica
Fronteras cerradas
Cuando se cerró la ruta de los Balcanes en marzo de 2016, se produjeron muchos tumultos en las zonas froterizas. Miles de refugiados se quedaron atascados y la policía reaccionó de forma ruda. Muchos intentaron, como estos refugiados cerca de la frontera entre Grecia y Macedonia, evitar las fronteras, que se habían cerrado hacía poco tiempo.
Un niño bañado en polvo y sangre. La foto de Omran en Alepo, de cinco años de edad, dejó a la opinión pública en estado de shock y se convirtió en el símbolo de la crueldad de la guerra civil siria y la miseria del pueblo sirio. Un año más tarde, la red mostró nuevas fotos del menor en buen estado de salud. Los seguidores de Al Assad criticaron entonces que la imagen se usó como propaganda.
Imagen: picture-alliance/dpa/Aleppo Media Center
Incertidumbre en la nueva patria
Un hombre sirio carga a su hija, bajo la lluvia, en la frontera griego-macedonia, cerca de Idomeni. Espera encontrar seguridad para su familia en Europa. Según el Reglamento de Dublín, las solicitudes de asilo se deben procesar en el país de llegada de la UE. Muchos tuvieron que regresar al país de llegada. Grecia e Italia están sobre todo superados por la cantidad de solicitudes de asilo.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Esperando el apoyo de Alemania
Alemania es el país de destino número uno de los refugiados, aunque su política de refugiados y de asilo se haya vuelto más restrictiva debido al gran flujo de inmigrantes. En Europa, ningún país ha acogido a tantos refugiados como Alemania: 1,2 millones. La canciller Angela Merkel se convirtió en un ícono para muchos de ellos.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Estado de emergencia en los campamentos de acogida
El campamento de acogida de refugiados en el norte de Francia, en Calais, fue desalojado. El lugar se incendió y las cerca de 6.500 personas tuvieron que ser evacuadas y ubicadas en otros centros. Medio año más tarde, los informes de organizaciones humanitarias aseguran que muchos menores siguen merodeando y viviendo en los alrededores de Calais.
Imagen: picture-alliance/dpa/E. Laurent
Ahogados en el Mar Mediterráneo
Las embarcaciones de salvamento marítimo civiles y estatales no paran. A pesar del peligro extremo que pueden correr sus vidas, muchos refugiados huyen de la pobreza o de la guerra en sus países con la esperanza de tener un futuro mejor en Europa. Solo en 2017, 1.800 personas han perecido en el viaje. En 2016, 5.000.
Imagen: picture alliance/AP Photo/E. Morenatti
Sin ley en Libia
Cientos de miles de refugiados del África subsahariana y de Oriente Próximo esperan en los campamentos de Libia para poder cruzar a Europa por mar. La situación en dichos campamentos es catastrófica, advierten las organizaciones humanitarias. Hay testigos que hablan de esclavitud y prostitución forzada. Y a pesar de todo, no dejan de soñar con Europa.
Imagen: Narciso Contreras, courtesy by Fondation Carmignac