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Sociedad

Los refugiados y el acto reflejo de la sospecha

Linda Vierecke
22 de marzo de 2018

En Alemania vuelve a ser objeto de debate el presunto aumento de la delincuencia desde la acogida de cientos de miles de refugiados. De nuevo, los expertos recomiendan lidiar de una manera diferenciada con los hechos.

Deutschland Erstaufnahmelager in Halle bei Passau
Imagen: Getty Images/J. Koch

En otoño de 2016, el joven afgano Hussein K. violó y asesinó a una mujer alemana en la ciudad de Friburgo. El caso reabrió el debate en torno al presunto aumento de la criminalidad en el país desde 2015, cuando el Gobierno de Angela Merkel decidió acoger a cientos de miles de refugiados provenientes de zonas de guerra. La discusión había empezado meses antes, luego de que numerosas mujeres denunciaran haber sido robadas y acosadas sexualmente al pie de la catedral de Colonia por hombres "de aspecto norafricano".

En esas ocasiones, respondiendo a los discursos xenofóbicos que proliferaron en los medios y las redes sociales, especialistas en la materia explicaron que el origen de una persona dice muy poco sobre su propensión a incurrir en actividades delictivas. Luego, la controversia volvió a perder ímpetu. Ahora, cuando el juicio contra Hussein K. llegó a su fin y el afgano fue condenado a cadena perpetua, el debate sobre la supuesta predisposición al crimen de los refugiados empieza de nuevo como si el tema nunca hubiera sido abordado.

"En este momento somos testigos de una fuerte fijación de la sociedad en los delincuentes que no son alemanes. Lo que muchos pierden de vista es el efecto que esa fijación tiene sobre las personas convertidas injustamente en sospechosas", sostiene la jurista Doris Liebscher, de la Universidad Humboldt de Berlín, especializada en la investigación de la discriminación de grupos sociales. "Desde hace unos años, la opinión pública se ha vuelto más y más tolerante de cara a las conjeturas basadas en creencias racistas", añade.

Un detalle sin valor agregado

La científica Daniela Hunold, de la Escuela Superior de la Policía, no cree que la discusión sirva de mucho, tal como está siendo conducida. "Desde una perspectiva criminológica, el origen de una persona no ofrece valor agregado alguno. El hecho de que un criminal sea criminal no tiene nada que ver con su origen; eso no explica sus actos delictivos. El hecho de que una persona haya pasado por experiencias de guerra traumáticas puede influir sobre su psique, pero no es inevitable que así sea", apunta la experta.

Hunold argumenta que, por prestar tanta atención al origen de las personas, se pierden de vista aspectos más importantes a la hora de esclarecer un crimen. Como muestra, la serie de homicidios perpetrados durante una década por el grupo terrorista de ultraderecha NSU: como casi todas sus víctimas fueron empresarios de origen turco, la Policía se limitó a buscar a los asesinos en los vecindarios con mayor concentración de ciudadanos turcos y llegaron a explicar las muertes como el producto de ajustes de cuentas entre criminales euroasiáticos.

También los periodistas se han visto involucrados en la polémica. Tras los sucesos de la Nochevieja de 2015 en Colonia, varios medios fueron acusados de encubrir el episodio o restarle peso y de omitir el origen extranjero de los hombres denunciados por acoso sexual para evitar que una ola de indignación golpeara al Gobierno de Merkel. Desde entonces, aunque el código deontológico de la prensa recomienda mencionar el origen de un delincuente sólo cuando el detalle es de interés público, algunos medios han optado por hacerlo en todos los casos.

Cambio de perspectiva

El reportero de sucesos Alexander Schneider, del Sächsische Zeitung de Dresde, cuenta que su periódico especifica siempre el origen de los criminales, presuntos o comprobados; pero no solamente el origen de los extranjeros, sino también el de los alemanes. Con eso, dice, se contribuye a disipar creencias infundadas sobre la prevalencia de delitos cometidos por refugiados. Liebscher, de la Universidad Humboldt de Berlín, refuta el argumento de Schneider: "Siempre es necesario sopesar si el interés público en este detalle es mayor que el daño que se le ocasiona a una persona o a un grupo social entero", esgrime.

Liebscher subraya que la Constitución alemana es un punto de referencia muy claro y recomienda ver la situación desde otras perspectivas: "Cuando los populistas de derecha arguyen que los homicidios llegaron a Alemania junto con los refugiados, yo les doy toda la razón: tan pronto llegaron los refugiados a Alemania, éstos comenzaron a ser asesinados y sus albergues, incendiados… ¡a pesar de que estamos obligados por ley a protegerlos!", dice.

Linda Vierecke (ERC/VT)

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