El mercado laboral alemán está viviendo su mejor momento: más de un millón de empleos vacantes. Por otro lado, la cifra de desempleados es muy alta. ¿Cómo se explica esta situación?
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Nunca hubo tantos puestos de trabajo en Alemania desde que comenzaron a llevarse estadísticas, en 1991: alrededor de 43,7 millones de personas trabajan, según comunicó esta semana la Oficina Federal Alemana de Estadística.
El Instituto de Investigaciones Laborales y Profesiones (IAB) reportó un récord la semana pasada: 1.064.000 de puestos de trabajo vacantes, tras haber realizado una encuesta entre 8.000 empresarios.
Alexander Kubis, economista del IAB, explica que la economía alemana se beneficia del tirón de la economía mundial y de la continua demanda en el país. "Desde hace tiempo, disfrutamos de un fuerte crecimiento del empleo, lo que naturalmente genera puestos de trabajos", añade.
Sin embargo, ¿cómo es posible que haya un millón de empleos vacantes y, por otro lado, tres millones de personas estén buscando trabajo? Este fenómeno también se puede observar con el aprendizaje de profesiones. En el informe sobre formación profesional de abril de 2017, el Gobierno alemán reportó que no todos los jóvenes encuentran plazas. La ministra de Educación alemana, Johanna Wanka, llegó a la conclusion de que "los jóvenes disponen ahora más que nunca de oportunidades para obtener una buena plaza de formación laboral".
Cambios fundamentales en el mercado laboral
Alexander Kubis intenta aclarar esta contradicción: "El mercado laboral ha cambiado completamente en los ultimos años. Hasta ahora reinaba el mercado de los empresarios, es decir, las empresas podían elegir entre muchos solicitantes".
Mientras tanto, la situación es totalmente opuesta. Hay cada vez menos postulantes para más plazas de aprendizaje y los jóvenes pueden incluso decidir qué oferta les conviene más.
Wanke denomina a este fenómeno entre la oferta y la demanda "problema de compatibilidad". Las ofertas realizadas por los empresarios no se corresponden con los requisitos laborales de los postulantes.
¿Hay demanda de personal cualificado o no?
Desde hace años, muchos representantes de la economía alemana pintan un paisaje desolador sobre la escasez de personal cualificado en Alemania. Kubis, sin embargo, no está de acuerdo: "Hay por ahora 100 puestos libres de trabajo para 260 desempleados. Estas cifras muestran que no existe tal demanda. Pero sí en algunas regiones y grupos profesionales", aclara.
Kubis explica que hay un criterio muy relevante y se trata de la calidad de la formación. "Vemos que las cualificaciones juegan cada vez más un papel relevante a la hora de encontrar un empleo. Sobre todo, en los empleos sin formación universitaria", afirma.
Con un millón de empleos vacantes, las empresas solo aceptan a uno de cada cinco solicitantes sin formación profesional alguna. Para el 64 por ciento de los empleos vacantes se exige una formación profesional o incluso una carrera universitaria. Por eso, Kubis recalca la importancia de la formación profesional de calidad como, por ejemplo, el sistema dual, donde los jóvenes estudian y trabajan al mismo tiempo.
En busca de otras posibilidades
Kubis cree que "el mercado laboral alemán funciona relativamente bien". Por un lado, los postulantes deben conceder importancia a una buena formación laboral y las empresas, por otro, crear "ofertas laborales atractivas". Sobre todo, dice el economista, tanto "las empresas y los postulantes deberían buscar más ampliamente. No solo centrarse en los contactos personales, páginas webs o anuncios de periódicos, sino buscar otras posibilidades para tener éxito en el mercado laboral", explica Kubis.
Dirk Kaufmann (RMR/DZC)
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Wolfsburgo, la ciudad de Volkswagen
Es probable que no gane el premio a la ciudad más hermosa, pero Wolfsburgo es una urbe dinámica. La mayoría de los puestos de trabajo que allí se generan depende, de manera directa o indirecta, de la planta de Volkswagen, cuya superficie de seis kilómetros cuadrados es tan grande como la del Peñón de Gibraltar.
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Ingolstadt, dinámica y floreciente
Lo que Volkswagen es para Wolfsburgo, Audi lo es para Ingolstadt. La ciudad bávara no sólo se distingue por su poderío económico, sino por haberse desarrollado con singular acierto en los últimos años. Allí trabajan muchos ingenieros y el desempleo casi brilla por su ausencia. Sus habitantes ganan por encima de la media en Alemania: unos 50.000 euros por año.
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Erlangen, acaudalada y hermosa
Menos del 3 por ciento de los habitantes de esta ciudad francona depende de los subsidios sociales. Se trata de la cifra más baja de toda Alemania. Los habitantes de Erlangen tienen una formación especialmente buena. Dos tercios de los estudiantes concluyen la escuela secundaria con sus certificados correspondientes y casi un tercio tiene titulación superior.
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Stuttgart, la ciudad de los inventos
Es una de las ciudades más productivas de la región de Baden-Württemberg y ello se debe al talento que deambula por sus calles. Más de 1.300 patentes al año convierten a los habitantes de Stuttgart en los más creativos de toda Alemania. En realidad, la región florece desde hace décadas con empresas como Mercedes, Porsche y Bosch.
Imagen: picture-alliance/dpa
Ratisbona, la productiva
El aspecto de esta ciudad a orillas del Danubio es más bien tranquilo, pero Ratisbona tiene mucho más que ofrecer que un casco antiguo pintoresco. Sus habitantes generan un promedio anual de 75.000 euros al año de Producto Interior Bruto. Eso tiene su reflejo en la infraestructura: el trayecto a la autopista más cercana dura sólo tres minutos.
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Berlín, el atractivo de la capital
Aunque económicamente Berlín todavía tiene puntos débiles, desde hace años es un importante foco turístico. Pero la ciudad se pone al día. Las empresas de computación e Internet consideran la creativa escena berlinesa como un lugar ideal para radicarse. Muchas grandes empresas se han instalado allí y el número de habitantes crece, al contrario que en otras zonas de la antigua Alemania del Este.
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Fráncfort del Meno, ciudad de contrastes
Metrópolis financiera y meca inmobiliaria, por un lado; y la ciudad con el mayor índice de criminalidad de toda Alemania, por el otro. Esas son las dos caras de Fráncfort. Para los jóvenes hay buenas perspecitvas. Los ciudadanos de Fráncfort generan una media de 80.000 euros al año, lo que convierte a esta urbe en la tercera más productiva de Alemania.
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Leipzig, in crescendo
Además de Berlín, es la única ciudad de la antigua Alemania del Este considerada floreciente. Los alquileres son asequibles y su escena cultural muy atractiva. En los últimos años, se han asentado aquí empresas importantes como Porsche, BMW y DHL. Ello ha dinamizado la oferta laboral, que ha crecido notablemente.
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En el otro extremo: la comarca del Ruhr
Hay diferencias muy acusadas entre las distintas ciudades alemanas. Lejos del floreciente dinamismo de otras urbes, quedan Gelsenkirchen, Oberhausen y Duisburg, que tienen altos índices de desempleo y un alto endeudamiento.