Los días pasan y ni siquiera las exhortaciones de los representantes gubernamentales han logrado impulsar a los bancos privados a tomar la mano que se les extiende.

No son en primera línea las condiciones para que los bancos accedan a los 400.000 millones de euros en avales públicos y 80.000 millones de euros en inyecciones de capital las que mantienen alejados a los institutos crediticios.

Comprometerse a no pagar dividendos durante el periodo que dure la crisis, a no pagar bonificaciones y a limitar los salarios de sus ejecutivos a 500.000 euros anuales, como lo demanda el Gobierno, son tres condiciones que duelen, pero de ninguna manera la causa principal que los mantiene a distancia.

Es la intervención estatal en sus decisiones empresariales y la posible pérdida de reputación que representaría acceder a la ayuda, lo que equivale para ellos elegir entre peste y cólera.

La reputación vale oro

Hasta el momento la realidad les ha demostrado lo que puede representar tratar de acceder al paquete de ayuda. La semana pasada, el banco Commerzbank vio desplomarse sus acciones en bolsa tan sólo cursaron rumores sobre su presunta decisión de hacer uso del paquete.

Por lo mismo es de esperarse que poco cambie su postura reticente el más reciente video semanal dirigido a la nación por la canciller alemana. En éste, Angela Merkel subraya la rápida y decidida reacción de su Gobierno ante la crisis financiera internacional. “Ahora lo único que falta es que nuestros bancos e instituciones financieras hagan uso de este paquete”, exhorta la canciller.

Aunque voceros del Ministerios alemán de Finanzas aseguran que hasta el momento no se trabaja en cambios al paquete y recalcan que es decisión de los bancos asumir o no la ayuda que se les está brindando, el temor de los bancos al intervencionismo estatal podría hacer que el Gobierno alemán sí decida introducir modificaciones a su plan de rescate original presentado el pasado 17 de octubre.

¿Quién da el primer paso?

Según información publicada por el semanario alemán, Der Spiegel, en su versión online, el Ejecutivo de Merkel está planeando introducir algunas medidas del modelo británico en su paquete. Este prevé la obligación de los bancos que se acojan al rescate a tener una cuota mínima de capital propio del 10 por ciento. Sólo los que no consigan dicho volumen por medios propios estarían obligados a ceder terreno al Estado.

Por el momento todo queda en el campo de las especulaciones: tanto la posibilidad de un paquete de ayuda modificado como los rumores en el sentido de que los bancos comerciales planean una acción en grupo para pedir concertadamente la ayuda, de forma que ninguna institución vea afectada su reputación más que otra.

Como sea es de esperarse movimiento en este campo la semana siguiente de una u otra parte, o de las dos a la vez.