Alemania necesita personas más relajadas en el poder
Viktor Jerofejew
19 de septiembre de 2017
Rusos y alemanes se parecen mucho. Y sin embargo, los dos pueblos carecen de cualidades decisivas para entenderse mutuamente, opina el escritor ruso Viktor Jerofejew.
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A diferencia de otros países de Europa Occidental, Alemania es mucho más comprensible para los rusos. La mentalidad alemana es semejante a la nuestra, pero a la vez inalcanzable. A veces sentimos que podríamos llegar a ser casi como los alemanes, si tan solo comenzamos una nueva vida, abandonamos nuestros malos hábitos, y nos ponemos manos a la obra.
Pero nuestra incapacidad de emprender una nueva vida no significa una ruptura con Alemania. Más bien se trata de una ruptura entre nosotros, los rusos. En Rusia, Alemania está presente por todas partes. Desde los antiguos barrios alemanes en ciudades rusas, hasta las princesas alemanas que se casaron con zares rusos, desde Bach a Hitler, desde los legendarios coches alemanes a los juegos infantiles.
Un país pacifista con cara de asustado
Frente este trasfondo histórico, la Alemania de hoy es un país pacifista con cara de asustado: oh Dios mío, ojalá que no pase algo malo. De ningún modo nos involucramos en algún escandalo o en una guerra local, siempre siguiendo los sentimientos nobles y evitando el mal.
Alemania se encuentra en un estado de tensión crónica. Los alemanes parecen ocultar un dolor muy intenso. Y ese dolor fantasma es parte del alma de los alemanes. Los hace vulnerables y a veces muy cobardes.
Tengo una relación muy íntima con Alemania. Muchos de mis libros fueron traducidos al alemán. Por eso observo las elecciones en Alemania con inquietud. ¿Hacia dónde se dirige este país?
Mi deseo es que en Alemania gane una democracia sabia. Una democracia capaz de defenderse y que permanece abierta al mundo y sus diversas culturas.
Ahora que el mundo se hunde de nuevo en la guerra fría, deseo que los alemanes dejen detrás su antiamericanismo. En el Kremlin, por supuesto, se frotan las manos cada vez que los alemanes recurren a esta enfermedad de niño.
Alemania tiene que relajarse
Me gustaría que en Alemania llegaran al poder personas más relajadas. Personas que no solo son capaces de trabajar duramente y superar dificultades, sino también saben ser feliz. Conozco a personas así en Alemania, pero ellos tienen una relación más bien distantecon los poderosos.
Alemania es un país fuerte y moderno. He conocido a científicos y artistas de allí, gente creativa del nivel más alto, que no tiene que temer la comparación internacional. Alemania debería presentarse con alegría, como país con estudiantes altamente motivados (he enseñado en la Freie Universität Berlín y sé de que hablo), con periodistas brillantes, profesores, gente comprometida, todos aquellos que saben discutir y defender su opinión.
La imagen propagandística del paraíso mendaz
Desafortunadamente, los rusos solo conocen a la Alemania de hoy por la televisión rusa. Y desde la crisis de Crimea, las emisoras estatales no acaban de pintar a Europa, incluyendo a Alemania, como un paraíso mendaz. En Moscú y en las provincias se pueden ver pegatinas en los coches con lemas como "¡Vamos a Berlín!" o "¡Podemos recuperarlo!". Estas personas desafortunadas con sus cerebros trastornados por la propaganda confunden el hoy con el ayer.
Uno solo puede esperar que los políticos que formarán el Gobierno alemán después del 24 de septiembre sepan y entiendan que los valores fundamentales de Rusia son defendidos por sus mejores creadores de cultura. Y estos son los valores de la gran literatura rusa y no los de la máquina de propaganda del Kremlin. Por esa razón se golpea tanto a los artistas rusos en nuestro país. Véase el caso actual del director Kirill Serebrennikow. Pero es precisamente la cultura la que da a Rusia y Alemania la oportunidad de acercarse y entenderse. Si no ahora, entonces por lo menos en un futuro no muy lejano.
Autor: Viktor Jerofejew (GG)
Políticos en la mira de la sátira
Trátese de Merkel, Putin, Trump o Bush: cada quien tiene su propio estilo de hacer política y también reacciona de forma diferente a la sátira.
Imagen: ZDF Neo Magazin Royale
Angela Merkel
Durante el apogeo de la crisis del euro, muchas revistas y periódicos griegos retrataron a la canciller alemana, Angela Merkel, con símbolos nazis. En la portada que se puede ver en la imagen, la revista satírica "Mystiki Ellada" mostró en 2012 a Merkel vestida con el uniforme de soldado del Ejército de la Alemania nazi. En ningún momento la canciller sopesó proceder legalmente contra el medio.
Imagen: picture-alliance/Rolf Haid
Vladímir Putin
Las fotos vacacionales del presidente ruso, Vladímir Putin, sirven de inspiración a humoristas satíricos de todo el mundo. Desde que el hombre fuerte del Kremlin se dejó fotografiar montando a caballo a pecho descubierto, el torso desnudo del presidente es un motivo muy popular, por ejemplo en el Carnaval de Colonia de 2015.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Donald Trump
El precandidato presidencial republicano Donald Trump es el blanco predilecto de muchos caricaturistas y humoristas. No obstante, el magnate es muy sensible a las críticas. El periódico Boston Globe publicó un encabezado ficticio, en el que hace parodia de las propuestas del precandidato en torno a la política de inmigración. Trump calificó al diario de “estúpido” y “despreciable”.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/The Boston Globe
Kim Jong-Un
El dirigente comunista de Corea del Norte no tiene mucho sentido del humor. Para impedir que la película satírica “La entrevista” se estrenara en 2012 en los cines estadounidenses, el régimen norcoreano lanzó una serie de ataques cibernéticos. Los estudios cinematográficos Sony fueron hackeados, y también se registraron muchas amenazas de atentados contra cines estadounidenses.
El expresidente estadounidense George W. Bush es uno de los políticos que más ha inspirado a los cómicos en Estados Unidos. La supuesta falta de intelecto del exmandatario de origen tejano ha sido motivo de burla por parte de los humoristas.
Imagen: Getty Images/M. Tama
Jaroslaw Kaczynski
A principios de año, un carro alegórico del desfile del Carnaval de Dusseldorf provocó tensiones diplomáticas entre Alemania y Polonia. Esta es representada como una mujer maltratada y pisoteada por el líder del partido de los nacionalconservadores, Jaroslaw Kaczynski. El ministro de Relaciones Exteriores polaco dijo que el carro mostraba el “desprecio hacia Polonia y los políticos polacos”.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gambarini
Benjamín Netanjahu
El primer ministro israelí suele ser objeto de burla del programa de televisión “Eretz Nehederet” (Un país hermoso). En esta escena, los cómicos hacen una parodia de las negociaciones entre el jefe de Estado de Israel y la organización palestina Hamás. No obstante, Netanyahu nunca se ha indignado. Al contrario, en 2013 visitó el programa como invitado estelar.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Guez
Winston Churchill
La sátira política tiene una larga tradición: esta caricatura británica de 1915 muestra a Winston Churchill, que en aquel entonces era ministro de Marina, como un Aquiles desaliñado en la guerra de Troya. El dibujo que lleva el título “La lucha de los barcos” hace alusión a la guerra marítima por los Dardanelos, que perdió Churchill.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Hugo Chávez
El difunto expresidente venezolano Hugo Chávez tampoco se salvó de la sátira, como se puede apreciar en esta caricatura de 2012. Muchas personas cercanas al exmandatario aseguran que tenía un excelente sentido del humor y que sus bromas estaban cargadas de metáforas. Por ejemplo, se hizo famosa su frase “huele a azufre” con la que se refirió a George W. Bush.
Imagen: Roberto Weil
Jamenei y Carrell
En 1987 una sátira del líder de la revolución iraní, el ayatolá Jamenei, provocó un escándalo en la televisión alemana. El moderador Rudi Carrel había mostrado un montaje fotográfico de Jamenei: durante una visita de Estado a Alemania manifestantes supuestamente lanzan ropa interior contra el ayatolá. Como consecuencia, dos diplomáticos alemanes fueron expulsados de Teherán.
Imagen: picture-alliance/dpa/I. Wagner
Erdogan y Böhmermann
Aún está por verse si el poema del cómico alemán Böhmermann sobre el presidente turco llevará a una crisis diplomática parecida a la de 1987. Está claro que no es la primera ni la última vez que la sátira política provoca tensiones diplomáticas a nivel internacional.