El canciller Olaf Scholz (SPD), el vicecanciller Robert Habeck (Verdes) y el ministro de Finanzas Christian Lindner (FDP) hicieron todo lo posible por crear una impresión de armonía tras la reunión a puerta cerrada del Gobierno federal en el castillo de Meseberg, cerca de Berlín.

La idea de que se pueden dejar de lado las diferentes convicciones políticas en aras de un objetivo común no se ha materializado en el trabajo cotidiano de gobierno. Alemania necesita un Gobierno capaz y operativo. El país está entrando en crisis, se avecina una recesión. La economía se debilita, las empresas que consumen mucha energía planean abrir sedes en el extranjero debido a los altos precios de la electricidad.

En vista de la inflación, muchos ciudadanos se preguntan cómo van a poder seguir sufragando sus gastos diarios. Quienes buscan una vivienda asequible se enfrentan a problemas casi insolubles y los alcaldes de ciudades y municipios ya no saben dónde alojar a los solicitantes de asilo.

En los sondeos de opinión, el SPD, los Verdes y el FDP ya no tienen mayoría. En agosto, los encuestadores de infratest-dimap anunciaron que sólo el 20 por ciento de los alemanes sigue satisfecho con la labor del Gobierno federal. Un nuevo mínimo. Cuanto más impopular se hace la coalición, más gana terreno en las encuestas el partido populista de extrema derecha AfD, que ahora se sitúa por delante del partido del canciller, el SPD.

Una familia con diferentes opiniones

La armonía inicial se ha desvanecido. Scholz suele permanecer invisible cuando el FDP y los Verdes discuten. Cuando la situación se vuelve demasiado crítica, se limita a suaves apelaciones y amonestaciones.

El verde Robert Habeck se expresa de forma más reflexiva. "La tarea de este Gobierno es entender que las diferentes perspectivas son una fortaleza, que el compromiso es algo bueno para mantener la capacidad de actuar". Esta es exactamente la línea del canciller. Se trata de una familia de tres partidos en la que todos tienen una opinión, ya ha señalado Scholz.

Scholz está dotado de una inquebrantable confianza en sí mismo y está convencido de que siempre hace lo correcto. No piensa a corto plazo, sino a largo plazo, dicen de él. Seguir impertérrito y no dudar nunca de sí mismo, ese es el lema con el que este abogado de 65 años lleva más de tres décadas haciendo política. Ha vivido muchas vicisitudes políticas, y ninguna lo ha sacado de su curso.

Plan de diez puntos para la economía

En el retiro de Meseberg, se llegó a un acuerdo sobre diez puntos para estimular la economía. Entre ellos, está la llamada Ley de Oportunidades de Crecimiento, que se supone que aliviará a las empresas en más de siete mil millones de euros y reducirá la burocracia. El canciller afirmó que la coalición había "avanzado en decisiones clave y puesto en marcha muchísimos proyectos legislativos".

En octubre, se elegirán nuevos parlamentos en los estados federados de Baviera y Hesse, y un vistazo a las encuestas sugiere que el SPD, los Verdes y el FDP podrían no obtener resultados brillantes. De ser así, se avecinan nuevos problemas, porque entonces cada partido volverá a intentar dejar su impronta con más fuerza. No es probable que la presión sobre la coalición disminuya.

(jov/rml)