El Comisario Europeo para el Medio Ambiente, Stavros Dimas, se encargó de abrir el debate al demandar que Alemania pase de los dichos a los hechos, en cuanto al cambio climático.

"Alemania ha hecho esfuerzos importantes para reducir sus emisiones de gases invernadero, pero por desgracia no puede considerarse ejemplo a seguir en la materia", acusó el funcionario europeo en el periódico Bild.

Otras naciones como Suecia y Gran Bretaña muestran compromisos más concretos en el alcance de las metas del Protocolo de Kyoto, dijo, y agregó que "cuando los bellos discursos de Alemania vengan acompañados de acciones, entonces los demás países no podrán evadir más su responsabilidad".

Cumbre urgente

El informe de la ONU también prendió focos rojos en el ministerio alemán de Medio Ambiente. El titular de esa cartera, Sigmar Gabriel, pasó el balón al secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki-Moon. Propuso que el tema del cambio climático sea motivo de una cumbre urgente, o bien, que sea abordado por la Asamblea General del organismo internacional.

La respuesta de la cancillería alemana no tardó en llegar. Antes de partir hacia cuatro países árabes, Angela Merkel señaló que "ya hoy, Alemania contribuye con un 75 por ciento a la reducción de gases invernadero programada para toda la Unión Europea entre 2008 y 2012".

Además, dijo que Europa no puede contrarrestar por sí misma los aumentos en las emisiones de dióxido de carbono en potencias emergentes como China y la Indua. "Necesitamos un acuerdo internacional en la materia", sentenció la jefa de gobierno.

Pero la presión continuó. La coordinadora de la fracción de Los Verdes en el Bundestag, Renate Künast, siguió atizando el fuego: "En vez de propagar sus deseos para Estados Unidos y otros países, Alemania debe establecer una reducción de 40 por ciento en sus emisiones de dióxido de carbono para el 2020 como una de sus metas gubernamentales en materia ecológica. Sólo así será posible conseguir una reducción de 30 por ciento a nivel europeo en las emisiones dañinas".

Alemania pierde terreno

Las repercusiones del informe de París fueron una mala noticia para el gobierno alemán, incluso más allá del tema ecológico. El cambio climático es, después de la Constitución Europea, el segundo tema que la presidencia alemana de la Unión Europea ve escaparse de sus manos.

El gobierno alemán ya había manifestado señales de descontento con los encuentros realizados en España a fin de revivir la Constitución Europea. Ahora, con el informe de la ONU Alemania no sólo perdió la voz cantante en cuando al cambio climático –cuyo tenor corrió esta vez a cargo de Jacques Chirac-, sino que también se tambaleó su imagen como país ejemplo en materia de manejo del medio ambiente.

Así, la ambiciosa agenda semestral del gobierno alemán se ve debilitada en dos de sus frentes principales, y falta ver si tal curso continúa esta semana, en otro tema que pondrá a prueba a Merkel y a su gabinete: la seguridad internacional, cuestión central en la conferencia de alto nivel a celebrarse la semana entrante en Múnich.