Los buenos modales no le hacen daño a nadie, todo lo contrario. No son pocos los adultos alemanes, especialmente aquellos que quieren seguir avanzando en su carrera profesional, los que están dispuestos a visitar un curso de buenos modales. Desde cómo saludar, cómo usar los cubiertos, hasta cursos más avanzados de cómo pedir y catar un buen vino en un restaurante de 5 estrellas, hay cursos para todo tipo de necesidades. Los buenos modales se están poniendo de moda.

Y vaya que es necesario. Que el cajero no sonríe, que el portero lo ve chueco, que el conductor de adelante le quita o no le da el paso y el de atrás le pone las luces altas. En la oficina, en el comercio o en la calle, por todas partes pululan los descorteces alemanes. La descortesía no es una característica alemana, es más bien un subproducto de estos tiempos modernos en donde no hay tiempo ni para un corto y cordial saludo. Todo tiene que ser rápido y a esta velocidad no hay tiempo para detalles tan importantes como abrirle a una mujer la puerta o darle el paso en la hora punta del tránsito, o cederle el asiento a una persona mayor, lisiada o a una embarazada.

El ABC de la cortesía

La buena educación, el buen comportamiento y la cortesía se aprenden en casa… supuestamente. Muchos colegios en Alemania sin embargo, padecen la carencia de estos sanos hábitos y han puesto manos a la obra. Son cada vez más escuelas las que además de las clases de matemáticas, alemán o religión, imparten las de buen comportamiento.

En estas clases los menores aprenden el ABC de la convivencia. Tocar a la puerta, dar las gracias y saludar, pedir las cosas amablemente en vez de con insultos, cerrar las puertas y no azotarlas. Simples reglas de convivencia que tienen que ser aprendidas.

Empezar con los más chicos

En grupos de juego se van aprendiendo modales y la idea tiene éxito. En una escuela de Bremen, “Bremen Schulzentrum Flämische Strasse”, el director del colegio, Kart Witte, introdujo esta materia para los alumnos de quinto año con resultados sorprendentes. Después de un año de experiencia, Witte indica que quiere implementar este tipo de cursos desde inicios de primaria. Su modelo ha despertado gran interés en toda Alemania.