Durante las noches de los meses calurosos, los erizos pasean por áreas verdes. La Ley Federal de Protección de la Naturaleza los protege y castiga a quienes capturen, hieran o maten a un ejemplar, y solo autoriza su captura en caso de que el animal esté herido y pueda ser asistido, pero luego hay que dejarlo libre. Las multas por dañar un erizo llegan hasta los 65.000 euros.

Los topos son considerados una plaga en determinadas regiones, especialmente por los agricultores. Sin embargo, capturarlos, herirlos, matarlos o destruir sus lugares de cría está estrictamente prohibido por la ley, que exige que en caso de querer combatirlos se usen tácticas naturales para evitar su proliferación. Envenenarlos, por supuesto, también es penado.

Por cazar, herir o matar una ardilla las penas son de hasta 65.000 euros e incluso el agresor arriesga un castigo de cárcel. Por ejemplo, maltratar o matar a uno de estos animales puede derivar en una pena de hasta tres años. Quien encuentre a un animal herido debe ayudarlo, y una forma de hacerlo es llamando al 0700-200 200 12, el número de emergencias para hallazgo de ardillas desvalidas.

Los alemanes se quejan de que las comadrejas se meten en los motores de los autos y muerden los cables. Por eso son odiadas. El problema es que hay ocho tipos distintos de estos mustélidos y algunos están protegidos por la ley. En ciertos casos se permite cazarlos contando con un carné de caza, pero en otros está prohibido. Mejor no cazar ninguno y ya. ¿Multas posibles? Hasta 5.000 euros.

Existen 24 tipos de murciélagos en Alemania, y todos ellos se encuentran protegidos por la ley debido a la limitación de su hábitat. Por ello, según el sitio web www.bussgeldkatalog.de, en Renania-Palatinado quien dañe o mate un ejemplar debe pagar 5.000 euros, cantidad que en Brandeburgo asciende a los 65.000 euros. En casi todos los otros estados, la multa es de 50.000 euros.

Todo el mundo sabe que las abejas están protegidas, pero ignoran que las avispas también cuentan con el respaldo de la ley. Según el artículo 39-1 de la Ley Federal de Conservación de la Naturaleza, está estrictamente prohibido molestarlas o atraparlas, lesionarlas y matarlas sin razón. Y olvídese de eliminar sus nidos, a no ser que tenga razones poderosas. ¿Multas? Entre 5 mil y 50 mil euros.

Matar a un conejo salvaje sin contar con el permiso necesario puede costar hasta 5.000 euros. Y si los cría en casa y no les da comida o agua, o incluso no elimina correctamente a los ejemplares fallecidos, el castigo monetario puede llegar a los 25.000 euros. Como la ley alemana es muy compleja, lo mejor es no matar ni maltratar a ningún animal y listo. Es, además, lo más humano.

Todas las madres tienen derecho en Alemania a acceder a una cura junto a sus hijos. Se trata de una medida preventiva para combatir el estrés y sus enfermedades asociadas. El tratamiento tiene lugar en una clínica, generalmente ubicada en un entorno que propicia el descanso.

Las actividades físicas y de relajación tienen un lugar preponderante en el tratamiento. El plan de recuperación es diseñado de manera individual para cada madre, según sus necesidades y preferencias, y bajo constante supervisión médica.

Las caminatas y la actividad física en general constituyen aliadas clave a la hora de combatir el agotamiento acumulado. No consiste en alcanzar metas preestablecidas ni establecer nuevos récords, sino en mejorar la calidad de vida y cambiar pautas de comportamiento poco sanas. Más del 70% de las madres que llegan a una cura admiten sentirse presionadas en su vida por la falta de tiempo.

La práctica del yoga es una de las ofertas que integran el menú de actividades a disposición. Más del 90 por ciento de las madres que realizan una cura en algunas de las más de 70 clínicas agrupadas por la Fundación de Bien Público Muttergenesungswerk (“Obra para la recuperación de las madres”) aseguran estar satisfechas con los resultados obtenidos durante el tratamiento.

Las curas madre-hijo nacieron en Alemania en el año 1950, de la mano de la incansable defensora de los derechos de las mujeres y primera first lady del país, Elly Heuss-Knapp. Desde 2012 los padres pueden acceder a esta prestación, cuyo financiamiento está garantizado por ley, y para el cual las obras sociales destinan más de 400 millones de euros anuales (un 0,18 por ciento de su presupuesto).

Durante el período del tratamiento, que se extiende por lo general por el lapso de 3 semanas, pudiendo ser prolongado en algunos casos, los niños en edad escolar acuden de manera regular a un establecimiento educativo dentro de la clínica. En la imagen, una niña en la Clínica Nordseedeich sobre el Mar del Norte.

Las actividades recreativas ofrecidas a las madres, a los niños y a ambos de manera conjunta, abarcan un amplio espectro: entre ellas la expresión artística libre y despojada de prejuicios. En la imagen, una niña en el taller creativo de la Clínica Caritas-Haus Feldberg.

Muchos de los niños que acuden a las curas, lo hacen sólo en calidad de acompañantes de sus madres, para que éstas puedan acceder al tratamiento. En la imagen, una niña en el taller creativo de la Clínica Caritas-Haus Feldberg.

La ceremonia de cocción del Stockbrot, o “pan en palo”, tiene una larga tradición en Alemania. Se trata de pan asado al fuego. La masa se estira con la mano formando una larga tira (imagínese la forma de una serpiente) y luego se enrolla alrededor de una rama de árbol y se deja asar pacientemente al calor del fuego. En la imagen, la ceremonia en la Clínica Caritas-Haus Feldberg.