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En tiempos de mundialización, no faltan los ejemplos de servicios que se prestan en un país vecino. Pero el caso de Gryfino es particular: la pequeña ciudad polaca está casi por completo al servicio del vecino alemán. 500 empleados, en su mayoría mujeres, trabajan aquí prácticamente sin pausa, y el próximo año se les sumarán otros 100 puestos de trabajo, en una región con altos índices de desempleo.