Alemania promete donación millonaria para los rohinyás
19 de noviembre de 2017
Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Suecia y Japón se trasladaron este domingo (19.11.2017) a un campo de refugiados de miembros de la etnia rohinyá para conocer las condiciones en que viven.
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La expedición tenía como objetivo conocer de primera mano las condiciones en las que se encuentran los refugiados rohinyás, tras haber huido de la violencia en el vecino Myanmar. El alemán Sigmar Gabriel, el japonés Taro Kono y la sueca Margot Wallstrom volaron desde la capital, Dhaka, al distrito sudeste de Cox's Bazar, donde se encuentran más de 600.000 rohinyás tras el brote de violencia étnica que comenzó en agosto en el estado de Rajine, en Myanmar.
También participa en el viaje la representante de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini. "Es una situación dramática", dijo Gabriel, quien aseguró que se donarán otros 20 millones de euros (unos 23,5 millones de dólares) para atender a los refugiados. "Lo que hemos visto es una situación catastrófica para las personas que viven aquí", añadió. El ministro de Exteriores bangladesí, Abul Hassan Mahmood Ali, acompañó a sus homólogos al campamento de Kutupalong, cerca de la frontera con el país vecino.
Antes de la cumbre de Naypydidaw
Los ministros hablaron con los refugiados y miembros de las agencias internacionales de ayuda que los asisten antes de volver a Dhaka para reunirse con la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina. La visita tiene lugar poco antes de la cumbre de dos días de ministros de Exteriores de Europa y Asia que comienza este lunes en Naypyidaw, capital de Myanmar.
Según los cálculos de la ONU, unos 620.000 musulmanes rohinyá cruzaron a Bangladesh después de que el Ejército birmano lanzara el 25 de agosto una operación contra presuntos insurgentes a los que acusó de ataques a puestos de seguridad en Rajine. Los refugiados y los grupos de derechos humanos acusan a las fuerzas de seguridad de utilizar una violencia extrema, de violaciones, asesinatos y de incendiar aldeas enteras. Un alto funcionario de derechos humanos de la ONU calificó los hechos como "un ejemplo de manual" de limpieza étnica. El Ejército birmano lo niega.
MS (dpa/afp/efe)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.