“Multaka” es el nombre de un excepcional proyecto cultural en Berlín: refugiados iraquíes y sirios son formados como guías de museo, con el fin de acercar las exposiciones a otros refugiados.
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En el Museo de Arte Islámico, Zoya Masud explica a un grupo de visitantes por qué le fascina tanto el “cuarto de Alepo”. El revestimiento de madera procede de una casa burguesa de la ciudad siria de Alepo. Un comerciante cristiano lo mandó decorar con figuras y diseños llenos de simbolismo cristiano e islámico. “Es un ejemplo de la convivencia pacífica entre las religiones”, dice Zoya. “¡Y eso fue hace 400 años!”, añade.
Zoya es una de 19 refugiados de Siria e Irak que han sido formados como guías de museo en Berlín. El proyecto piloto de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano se llama “Multaka”. Su objetivo es que refugiados ofrezcan visitas guiadas a través de su propia historia, así como de la historia germana.
“No es que hayamos encontrado la receta perfecta para la integración, pero los refugiados experimentan fuerza a través de la educación y del reconocimiento de su identidad cultural”, explica Hermann Parzinger, presidente de la fundación. La idea es promover la tolerancia y el valor de la comunicación, agrega. El proyecto es financiado en parte por el Ministerio alemán de Familia.
“Las obras están seguras”
Un grupo de personas de aspecto árabe, sobre todo hombres, pero también mujeres con velo musulmán, escucha con atención las explicaciones en árabe de Zoya Masud. Entre los visitantes se encuentra, por ejemplo, Eyad Muhammadali, que lleva ocho meses en Alemania y dice estar “contento de poder estar en contacto con su cultura”. También el sirio Exad Dumereh ha venido a ver el patrimonio cultural islámico. El refugiado está “orgulloso” del vasto testimonio cultural islámico, pero sobre todo lo tranquiliza “el hecho de que aquí las obras están seguras y no serán destruidas por bombas”.
Algunos de los visitantes del museo escaparon de los ataques con bombas, otros huyeron del terror del llamado Estado Islámico. Así, por ejemplo, el ingeniero mecánico sirio Basam Wahbeh. “Me gusta mucho la visita guiada. Después también quiero ver todos los demás museos”, dice con una sonrisa.
No solo el Museo de Arte Islámico ofrece visitas guiadas para refugiados, sino también otros tres recintos en la Isla de los Museos de Berlín. El proyecto “Multaka” pretende mostrar los nexos entre los países de procedencia de los refugiados y el país de acogida. En árabe “multa-ka” quiere decir “punto de encuentro”.
“No todos los refugiados son buenos”
Desde hace algunos meses, Basam asiste a cursos de alemán. Quiere volver a ejercer su profesión lo antes posible. Los sucesos de Año Nuevo en la central de trenes de Colonia no lo sorprenden. También en Egipto se dan este tipo de ataques a mujeres, cuenta. “No todos los refugiados son buenos”, dice al respecto. Asimismo, le parece normal que el gran número de refugiados que llegan al país divida a la sociedad alemana: “En ningún lugar los extranjeros son solo bienvenidos”.
Las visitas guiadas de “Multaka” tienen lugar todos los miércoles. En las últimas tres semanas, 400 refugiados han participado en ellas.
Seis museos para una leyenda alpina: Reinhold Messner
Escaló las montañas más altas del mundo, cruzó desiertos y lugares recónditos, y publicó cerca de 500 libros. Sus aventuras llenan cinco museos. Y recientemente abrió el sexto.
Imagen: picture-alliance/dpa
El Museo Corones
Todos los museos de Messner están ubicados en el Tirol del Sur, su región de origen. Casi todos se localizan al borde de precipicios. El más reciente puede visitarse a partir de este 24 de julio en la cima del Monte Kronplatz, a 2.275 metros sobre el nivel del mar. Su arquitecto es el renombrado Zaha Hadid.
Imagen: MMM/H. Wisthaler
Las grandes paredes
Cada museo tiene su propio centro temático. El sexto está dedicado a los grandes muros del mundo. Con abundantes piezas, Messner relata tanto los triunfos como las tragedias ocurridas en algunas de las montañas más famosas: el K2, el Matterhorn o el Cerro Torre, por ejemplo.
Imagen: MMM/H. Wisthaler
El Museo Juval
El primer museo de Reinhold Messner abrió sus puertas en 1995 en el Castillo Juval, donde también vive. El museo puede ser visitado en primavera y otoño, en recorridos guiados que duran una hora. Así es posible conocer las habitaciones privadas del recinto, o la biblioteca.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Casa y museo
En el Castillo Juval, el visitante también puede conocer la bodega donde el montañista guardó todo su equipo. En este espacio hay accesorios provenientes de todo el mundo.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
El Museo Alpino de las Dolomitas
En el Monte Rite, Messner hizo reconstruir un antiguo fuerte militar. El museo fue inaugurado en 2002, a 2.181 metros sobre el nivel del mar. Desde él puede apreciarse una panorámica en 360 grados de los picos más espectaculares de las Dolomitas.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Museo en las Nubes
El segundo museo inaugurado por Messner muestra la historia de las Dolomitas y presenta a los primeros hombres que conquistaron sus montañas. Además de pinturas del período romántico y hasta nuestros días, el recinto alberga fósiles con una antigüedad de 250 millones de años, originarios de las regiones montañosas.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
El Museo Ortler
El tercer museo abrió sus puertas en 2004. Es un edificio de construcción reciente y se ubica en el pico más alto del Tirol del Sur: el Ortler. El museo fue construido bajo tierra y parece incrustado en las faldas de la montaña.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Hielo y nieve
La exhibición está consagrada al mundo glacial y polar. Messner demuestra el poder del hielo, y el terror de las avalanchas de nieve. Se muestran accesorios de alpinismo y de navegación que datan de hasta dos siglos.
Imagen: MMM/Paolo Zanzi
El Museo Firmian
Los muros del Castillo Sigmundskron, cerca de Bolzano, tienen una anchura de hasta cinco metros. Desde 2006 aquí se ubica el cuarto de los museos de Messner. El espacioso complejo está organizado a manera de sendero por el cual los visitantes ascienden desde las profundidades hasta la cima de las montañas.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Una lección alpina
Messner dice que su cuarto museo es “una montaña encantada”. Entre otras cosas, está dedicado a documentar la historia del alpinismo, que comenzó en 1786 con el primer ascenso al Mont Blanc y se prolonga hasta nuestros días.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
El Museo Ripa
El Castillo Bruneck descansa sobre una colina, en los altos de un pueblo con el mismo nombre. Aquí, Reinhold Messner abrió su quinto museo en 2011. El nombre Ripa viene del idioma tibetano: “ri” quiere decir “montaña” y “pa”, “hombre”.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Gente de todo el mundo
En el Castillo Bruneck, Messner presenta a los montañeses que ha conocido a lo largo de sus viajes. Muestra su cultura, sus tradiciones y su apego a la naturaleza. El alpinismo data de apenas 250 años, pero el ser humano ha vivido desde hace 10.000 años en las montañas, como pastores nómadas, cazadores o granjeros.
Imagen: MMM/Georg Tappeiner
Seis museos, un mensaje
El sexto museo será, según lo planeado, el último. Reinhold Messner, que ha escalado todos y cada uno de los 14 picos que rebasan los 8.000 metros de altura sobre el nivel del mar, dice que es un compendio de todas sus experiencias. Los seis museos son un tributo al mundo del alpinismo.