El gabinete de Gobierno alemán aprobó una proyecto de ley de la ministra del Trabajo para excluir de los beneficios sociales a ciudadanos de la UE que nunca hayan trabajado en el país.
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Un proyecto de ley propuesto por la ministra del Trabajo, Andrea Nahles, fue aprobado durante la sesión del gabinete del Gobierno de Alemania este miércoles (12.10.2016). La iniciativa busca limitar el acceso a las prestaciones sociales y ayudas de desempleo, a las que solo podrán aspirar los ciudadanos de otro Estado miembro de la Unión Europea tras vivir cinco años en Alemania. Si el solicitante no trabaja en el país o no se ha ganado el derecho a recibir prestaciones sociales por empleos anteriores también quedará fuera de estas ayudas.
De esta forma, la ministra pretende cerrar una brecha que, desde su perspectiva, se abrió tras un veredicto del Tribunal Federal Social de Alemania de 2015. Esa corte determinó que los desempleados de otros estados de la Unión Europea tienen derecho a las ayudas sociales siempre y cuando hayan vivido por lo menos seis meses en Alemania.
Andrea Nahles subió las exigencias para evitar que ciudadanos europeos se sientan atraídos por la idea de emigrar a Alemania debido a las altas prestaciones que ofrece el Estado, aseguran fuentes del Ministerio del Trabajo. De esta forma se asegura que también personas con residencia permanente y ciudadanos de la UE en edad de trabajar queden sujetos al principio básico de integración obligatoria al mercado laboral.
No se violan leyes comunitarias
La Corte de Justicia de la Unión Europea ha confirmado en más de una ocasión que Alemania y otros países de la Unión Europea pueden asumir este tipo de disposiciones siempre que no violen la aplicación del principio de la libre circulación dentro de la UE. El objetivo de la ley que busca aplicar el gobierno alemán es evitar abusos y el surgimiento de ciertas formas de turismo social.
Los llamados a limitar el acceso a las ayudas sociales en Alemania se hicieron más fuertes a partir de la entrada en vigor de la libre circulación para rumanos y búlgaros, a fines de 2014. Sin ir más lejos, el número de beneficiarios entre personas de esas nacionalidades que viven en Alemania se ha incrementado, en el curso de este año, en un 66 por ciento. Sin embargo, sus cifras son inferiores a las de otros extranjeros o alemanes que acceden a los beneficios sociales. De acuerdo con la Agencia Federal de Empleo (BA), en enero de 2016 casi 440 mil personas de otros países de la UE recibieron ayudas sociales en Alemania. El mayor grupo lo componen los polacos, con cerca de 92 mil beneficiarios, seguidos por italianos (71 mil), búlgaros (70 mil), rumanos (57 mil) y griegos (46 mil). Muchos de ellos tienen bajos ingresos que son complementados con estos beneficios.
Mayor gasto social
"La libre circulación dentro de la UE no significa que los ciudadanos europeos puedan elegir el sistema social alemán, que cuenta con las prestaciones más completas”, señaló en declaraciones al diario Die Welt el presidente de la Federación Alemana de Ciudades, Gerd Landsberg. En la Asociación Alemana de Ciudades ya han recibido numerosos informes de distintas urbes que señalan que ciudadanos de la UE exigen las ayudas sociales basándose en la resolución del Tribunal Federal Social, asegura Helmut Dedy, jefe de la Asociación Alemana. "Necesitamos con urgencia esta ley”, dijo Dedy, para no seguir lastrando las arcas con gastos sociales adicionales.
Además de la limitación de los cinco años de residencia en Alemania, ell proyecto de ley establece que los ciudadanos europeos recibirán una única ayuda para gastos de alojamiento y comida para un mes, pues de acuerdo con la Carta Social Europea, son los países de origen los responsables de asegurar el bienestar de sus ciudadanos. Además, para los gastos de viaje de regreso a sus países natales, los inmigrantes podrán recibir un préstamo del Estado.
Autora: Sabrina Pabst
Alemania, país de inmigración
Alemania es, después de EE. UU., el segundo país con mayor afluencia de inmigrantes. Una muestra en la Casa de la Historia de Bonn ofrece una sinopsis de las corrientes inmigratorias de los últimos 60 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Segundo mayor país de inmigrantes
Solo en 2013, la inmigración neta a Alemania fue de 437.000 personas. A partir de los años 50, La RFA y la RDA atrajeron a trabajadores extranjeros. Hoy los inmigrantes provienen principalmente de los nuevos países miembros de la Unión Europea, quienes enriquecen la cultura y las tradiciones alemanas. En el museo Casa de la Historia, en Bonn, se puede ver una retrospectiva de los últimos 60 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Los "trabajadores del extranjero"
En los años 50, la República Federal de Alemania vive un boom económico, y para abastecer el mercado laboral, el gobierno se esfuerza en atraer trabajadores extranjeros. La mayoría de ellos llegan con muy poco, dejando atrás una vida en su país de origen.
Imagen: DW/J. Hennig
Búsqueda de empleo
Entre 1955 y 1968, Alemania firma nueve acuerdos de inmigración con otros países: España, Grecia, Turquía, Marruecos, Corea del Sur, Portugal, Túnez y Yugoslavia. Quienes buscaban empleo podían postularse desde su país de origen en las “Oficinas de enlace”.
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Controles de salud
Antes de que un inmigrante pudiera trabajar en Alemania se le realizaban estudios médicos. Los análisis se llevaban a cabo en el país de origen. Solo quien estaba sano y era capaz de desempeñarse en sus tareas obtenía un puesto en Alemania Occidental.
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El inmigrante número 1 millón
En 1974 llegó a Alemania el inmigrante 1.000.000. era Armando Rodrigues de Sá, de Portugal, un carpintero de 38 años, quien recibió como premio un ciclomotor. Cuando fue nombrado por altoparlante en una estación de tranvía de Colonia con motivo de su llegada, creyó que querían deportarlo.
Imagen: DW/J. Hennig
Recorriendo Europa con un Ford Transit
El turco Sabri Güler recorrió Europa con este Ford Transit. El comerciante compró ese automóvil para viajar de Alemania a Turquía. Era un modelo muy cómodo y popular entre los trabajadores provenientes de Turquía.
Imagen: DW/J. Hennig
Trabajadores para Alemania Oriental
También en la RDA se atrajo a inmigrantes a mitades de los años 60. Se los llamó “contratados” y trabajaban, sobre todo, en la industria textil. Llegaban de países comunistas como Vietnam, Cuba y Argelia. En la RDA había, sin embargo, menos inmigrantes que en la RFA. En 1989 sólo eran 190.000, mientras en el oeste alcanzaban los cinco millones.
Imagen: DW/J. Hennig
Comida multicultural
Muchos inmigrantes trabajaban para luego recoger a sus familias y llevar una vida juntos en Alemania. Trajeron con ellos gran número de tradiciones, entre ellas, sus hábitos culinarios, que hoy forman parte de la cocina alemana, como, por ejemplo, el Döner, hecho de láminas de carne de cordero o pollo.
Imagen: DW/J. Hennig
Aumento de delitos xenófobos
Durante los años 80 y 90, se comenzó a generar una atmósfera de crítica a la inmigración en la opinión pública alemana, y en los medios se debatía el temor a la criminalidad de jóvenes, hijos de extranjeros. El resultado fue una ola de actos violentos xenófobos y racistas contra inmigrantes.
Imagen: DW/J. Hennig
Tradición vs. multiculturalidad
También dentro de muchas familias de inmigrantes se produjeron conflictos culturales. En su film “Contra la pared”, el cineasta alemán Fatih Akin, de origen turco, trata el choque de la educación tradicional musulmana con la vida occidental. En la Berlinale de 2004, la película fue la primera cinta alemana en recibir un Oso de Oro después de 17 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Príncipe Balam I.
La asociación de carnaval “Koe Jonge e.V.” nombró príncipe de su desfile a Balam Byarubanga en 2011. Balam I es el primer príncipe afroalemán de carnaval. Los responsables de la asociación enviaron una clara señal contra el racismo y a favor de la integración. Su traje puede verse en la exposición en la Casa de la Historia, en Bonn.