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Alemania: Rueda de Prensa Federal, "no apta para Trumps"

9 de noviembre de 2018

La Casa Blanca le retiró la acreditación a un inquisidor para impedir que vuelva a incomodar al presidente Donald Trump. En Alemania, los periodistas tienen la sartén por el mango en la Conferencia de Prensa Federal.

Deutschland Tag der offenen Tür der Bundesregierung | Horst Seehofer
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Este miércoles (7.11.2018), la Casa Blanca le retiró la acreditación al corresponsal de la cadena de noticias CNN en Washington, Jim Acosta, para impedir que vuelva a a asistir a los encuentros del presidente de Estados Unidos con los periodistas de la capital. Acosta ya era conocido por hacerles preguntas comprometedoras a Donald Trump, a sus secretarios de prensa y a otros representantes de su Gobierno, desde la naturaleza de sus vínculos con el Kremlin hasta sus ataques a la libertad de prensa. Pero fue su interpelación sobre las implicaciones de la política migratoria estadounidense lo que llevó al mandatario a silenciarlo y a denegarle el acceso a las conferencias, tras acusarlo de agredir a la funcionaria que intentó arrebatarle el micrófono.

Aunque es improbable, no es imposible que un suceso como ese tenga lugar en Alemania, donde los comunicadores afincados en Berlín también deben solicitar una acreditación para poder ser invitados a las citas con los medios, pautadas por el Ejecutivo. Sin embargo, la prensa germana tiene a su favor la existencia de otra institución, la Bundespressekonferenz (BPK), cuya razón de ser es, precisamente, dificultar que el Gobierno evada el escrutinio de sus acciones por parte de los periodistas, dejando interrogantes incómodas sin responder. La Conferencia de Prensa Federal es una asociación inscrita en el registro de sociedades integrada por 900 miembros, todos profesionales de la comunicación que viven de reportar lo que ocurre en la capital.

La BPK, excepcionalmente llena durante el “Día de las Puertas Abiertas” del Gobierno alemán. (25.8.2018).Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Cultura del diálogo

La organización y la moderación de la rueda de prensa está siempre en manos de los periodistas. Los portavoces de la Cancillería y de los Ministerios visitan la BPK tres veces a la semana. También los partidos políticos, los sindicatos y los voceros de grupos religiosos piden ser convocados para ofrecer detalles sobre temas que consideran de interés público. La sala suele llenarse una o dos veces al año, cuando la jefa del Gobierno, Angela Merkel, se hace presente para contestar preguntas durante más de una hora. De resto, la concurrencia tiende a ser escasa; entre otras razones, porque las sesiones son transmitidas en vivo por algunos canales de televisión y las redacciones suelen tomar la información necesaria de esas emisiones.

Eso es muy práctico para el trabajo diario de la prensa, pero no fomenta una cultura del diálogo en el sentido estricto de la palabra. Muchos alegan que la baja asistencia propicia la cooptación de la BPK por parte de reporteros de la televisora rusa Russia Today (RT) –considerada por un amplio sector de la intelligentsia alemana como un aparato propagandístico del Kremlin–, quienes confrontan al Gobierno germano con sus teorías de conspiración y las legitiman al recibir declaraciones oficiales. Por otro lado, la Conferencia de Prensa Federal ha hecho posible que un periodista joven como Tilo Jung se destaque en YouTube y en Twitter haciendo agudas inquisiciones disfrazadas de preguntas ingenuas que sacan de quicio tanto a sus entrevistados como a sus colegas. La BPK es el tipo de rueda de prensa que enervaría a los Trumps del mundo.

(ERC/CP)

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