Alemania registra gran carencia de maestros, sobre todo de matemáticas y ciencias naturales. Asociaciones de maestros estiman que para el año escolar que comenzó este lunes hay un déficit de 40.000 educadores a nivel federal, lo cual ocasionará que dejen de impartirse muchas horas de clase.

Pero la situación podría agravarse aún más en los próximos años. Se calcula que a lo largo del siguiente decenio se jubilará un tercio de los maestros actualmente en actividad; por cada cien maestros que se jubilan, sólo salen 60 ó 70 de las facultades de pedagogía. En los ministerios estatales de Educación nadie parece saber a ciencia cierta cuántos profesores hacen falta.

El investigador Klaus Klemm, que se ocupa desde hace años del tema de la educación, estima que cada año terminan su instrucción 26.000 nuevos maestros. Esto es insuficiente para cubrir la demanda, pese a la disminución en el número de alumnos en las escuelas alemanas.

Una profesión con mala fama

¿Por qué tan pocas personas se interesan por un puesto en el sistema educativo en este país? Una posible causa es la caída en la imagen de esta profesión. Los maestros fueron responsabilizados por los malos resultados obtenidos por Alemania en los estudios comparatrivos internacionales en materia de educación. A menudo se les tachaba de holgazanes por gozar de tardes libres o de seis semanas de vacaciones en el verano.

“Hay distintos motivos”, explica Klemm y expone. “Éstos van desde la compatibilidad entre la vida laboral y familiar hasta la falta de compromiso pedagógico por parte de quienes pretenden trabajar con niños. Voy a decir algo que quizá suena mal: tenemos aspirantes a maestros que en realidad no toleran a los niños. Quizá fueron rechazados en un banco o en una tienda departamental, así que pensaron entonces dedicarse a dar clases.”

Hay otras causas de fondo. En Alemania nunca fueron los mejores estudiantes los que se dedicaron a la profesión de ser maestros, dice Ludgar Wößmann, especialista en economía de la educación. “Por lo menos se observa que gran parte de quienes terminaron sus estudios para impartir clases tuvieron en promedio notas más bajas que quienes no se dedicaron a ser profesores”, afirma.

Ingenieros en las aulas

La OCDE ha advertido a Alemania que necesita una mejor planeación educativa. Dado que la educación es competencia de cada estado federado, la ministra federal del sector poco puede decidir. Sin embargo, la funcionaria, Annette Schavan, propone una fórmula: “ingenieros en las aulas”.

Según esta propuesta, las empresas deben poner temporalmente a sus mejores empleados a disposición de las escuelas. Esto puede constituir un enriquecimiento. Actualmente, sólo tres por ciento de los maestros en Alemania provienen de la industria.

En países donde se utiliza este esquema, como el Reino Unido y Canadá, la profesión de maestro tiene un prestigio mucho mayor. Muchos ingenieros, banqueros o empleados bien pagados optan por impartir clases. En Finlandia, sólo los mejores de cada clase pueden titularse como maestros.

Esta solución podría implicar un enriquecimiento. Pero con ella no se acabará la falta de maestros. Otros problemas podrían aparecer. “Tras los estudios comparativos se nos dijo que los problemas estaban en la formación de los maestros. Si ahora intentamos sacudirnos el problema incorporando gente de la industria que no ha sido educada para educar, podría presentarse otro problema de calidad en la educación”, dice Klemm.

Autora: Sandra Pfister (el)

Editora: Emilia Rojas-Sasse