Solidaridad con alcalde alemán herido en ataque con cuchillo
28 de noviembre de 2017
La canciller Angela Merkel expresó su solidaridad con el alcalde de Altena, Andreas Hollstein, herido gravemente por un hombre que durante la agresión al parecer criticó la política de refugiados del alcalde.
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"Estoy horrorizada ante el ataque con cuchillo al alcalde Andreas Hollstein, y muy aliviada de que ya pueda estar de nuevo con su familia. Gracias a todos los que le han ayudado", dijo la canciller, citada por el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, vía Twitter.
También el titular de Justicia, Heiko Maas, condenó el ataque y deseó una pronta recuperación al alcalde. "No debemos aceptar jamás que personas sean atacadas sólo porque ayudan a otros. En nuestro país no hay lugar para el odio y la violencia", agregó el ministro en su cuenta de Twitter.
La agresión tuvo lugar este lunes (27.11.2017) pasadas las 20:00 hora local en un establecimiento de comida rápida turca en Altena. El atacante es un ciudadano alemán de 56 años, que estaba alcoholizado, informó el Westdeutsche Allgemeine Zeitung.
Según explicó a los medios el dueño de local, el agresor, que se encuentra detenido, se dirigió antes del ataque a su víctima y le preguntó: "¿Es usted el alcalde?" Hollstein resultó herido en el cuello y tuvo que ser trasladado al hospital, que pudo abandonar horas más tarde.
El jefe del Gobierno del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, confirmó anoche que "las fuerzas de seguridad parten de la base de que se trata de un ataque con un trasfondo político", ya que el agresor hizo comentarios sobre la política de refugiados de Hollstein.
Compromiso especial con los refugiados
La ciudad de Altena, de unos 18.000 habitantes, es conocida en Alemania por acoger a más refugiados de los que le correspondería por la fórmula de reparto establecida.
Precisamente por su especial compromiso con los refugiados, Altena recibió este año el Premio Nacional de Integración, entregado por la canciller y dotado con 10.000 euros.
El ataque con cuchillo a Hollstein recuerda la agresión de la que fue víctima la entonces candidata a la alcaldía de Colonia, la independiente Henriette Reker, en octubre de 2015, en la víspera de las elecciones, también por su política de refugiados.
VT (efe, dlf)
Atrapados en la "jungla" de los Balcanes
Cientos de refugiados acampan a cielo abierto entre Serbia y Croacia. Mantienen la esperanza de llegar a Europa occidental y escapar de la vida en la "jungla". Dimitris Tosidis informa desde Sid.
Imagen: Dimitris Tosidis
La vida en la "jungla"
Más de 150 personas se esconden en la "jungla", una frondosa zona junto a una vía ferroviaria que une a la fronteriza ciudad serbia de Sid con Croacia. La mayoría de sus habitantes llevan en la mochila varios intentos de llegar a Europa central: con ayuda de traficantes, solos o en grupo, como polizones en camiones o trenes de carga.
Imagen: Dimitris Tosidis
El rastro de las lágrimas
A primera vista parece fácil seguir los raíles del tren. Pero el camino les ha costado la vida a muchos, cuentan los habitantes del campamento. Dos personas se quedaron dormidas en las vías y fueron arrolladas por el tren.
Imagen: Dimitris Tosidis
Las penurias del día a día
El afgano Ibrahim aprovecha el frío riachuelo que discurre bajo un puente para su higiene personal. Como él, todos los refugiados de la "jungla" viven en condiciones insostenibles: no hay servicios ni instalaciones para lavarse. En realidad, en Sid no hay nada para los migrantes.
Imagen: Dimitris Tosidis
Desayuno sobre ruedas
No todos los habitantes de la ciudad tratan igual a los refugiados. "No Name Kitchen" (cocina sin nombre), así se llama la iniciativa llevada a cabo por voluntarios que reparten el desayuno en el campamento. De parte de las autoridades serbias, en cambio, no llega ayuda de ningún tipo para la "jungla".
Imagen: Dimitris Tosidis
Un bocado caliente, por fin
Una comida caliente como la que cocinan estos dos refugiados en una fábrica abandonada es una rareza en la "jungla". El hambre, la escasez y la violencia diaria caracterizan la vida de los habitantes de este campamento en un remoto rincón de Serbia.
Imagen: Dimitris Tosidis
Una excepción entre muchos
También Dragan (en el centro de la imagen), que viene de Macedonia, se esconde en los bosques cercanos a Sid. Como el resto de los refugiados de aquí, también intenta abrirse camino hacia Europa central. Entre los cientos de Siria y Afganistán, Dragan es una especie de curiosidad, junto con otro refugiado chino.
Imagen: Dimitris Tosidis
La larga espera
Algunos solicitantes de asilo afganos matan el tiempo en el tejado de una fábrica abandonada. La espera al siguiente intento de llegar a alguna parte de Europa central es a menudo tormentosa.
Imagen: Dimitris Tosidis
Polizón
Un refugiado, un tren de carga, una posibilidad. En apenas un instante este hombre se esconderá en un vagón con la esperanza de alcanzar Croacia y desde allí poder seguir su camino hacia otro país europeo.
Imagen: Dimitris Tosidis
Siguiente parada: ¿Europa occidental?
Aquellos que pueden permitirse pagarle a un traficante intentan atravesar Croacia en taxi rumbo al oeste de Europa. El precio ronda los 1.200 euros.
Imagen: Dimitris Tosidis
La esperanza es lo único que muere
Jadali tiene 22 años y es afgano. Acaba de volver a Sid. Durante su último "intento de fuga" del campamento fue capturado en Croacia y pasó dos días en prisión. Las autoridades croatas, según cuenta, lo trataron muy mal. Autor: Dimitris Tosidis (EAL/VT)