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Alemania: se va el diplomático y llega el punzante

27 de enero de 2017

¿Puede Sigmar Gabriel ser ministro de Exteriores? Quizás cambie el tono de la diplomacia alemana, pero a su favor cuenta su amplio conocimiento de la escena internacional.

Imagen: Picture-Alliance/dpa/B. Pedersen

Marzo de 2015. Sigmar Gabriel viaja a Arabia Saudita. Para el ministro de Economía es una visita importante. Quiere estar presente cuando la comisión económica germano-saudí sesione. Pero las relaciones entre ambos países distan de ser óptimas y ya en Berlín Gabriel se había expresado a favor del bloguero Raif Badawi, quien fue condenado a latigazos, sometido a una sesión de ellos y cuya vida corre serio riesgo. Gabriel recibió a grupos de derechos humanos para informarse sobre el caso. Y en Riad le entregó al rey saudita una carta de la esposa de Badawi, que vive en el exilio.

Matices, importantes

Rápidamente comienzan a circular los reportes sobre que el gobierno saudita no tolerará ningún tipo de intromisión en asuntos internos. Gabriel no se intimida: "Buscaremos dejar claro que para nosotros la dureza del castigo, el castigo físico, nos resulta intolerable y eso naturalmente dificultará las relaciones". No todos en la delegación que acompaña a Gabriel consideran apropiada la declaración. Al contrario, muchos piensan que esas palabras podrían incluso ser perjudiciales para el mismo Badawi.

Gabriel apoyando las manifestaciones a favor del bloguero saudita Badawi. Imagen: picture-alliance/dpa/B. v. Jutrczenka

El ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, también del SPD, se expresó de forma distinta sobre el mismo tema y pidió en agosto de ese mismo año a su colega saudita Adel al Jubeir una "solución humanitaria" para el caso de Badawi. Son matices en la forma de comunicar de estos dos políticos, pero son matices importantes. Con Gabriel el tono se vuelve más claro. A menudo ofende y causa controversias.

"Espero no armar crisis”

Poco después de que se confirmara que Gabriel asumirá las relaciones exteriores de Alemania, un periodista le preguntó si haría un curso veloz de diplomacia. Gabriel se lo tomó con humor: "Espero no desatar grandes crisis internacionales por culpa de mi verborrea", respondió el político socialdemócrata.

Crisis quizás no, pero seguro habrá debates. Desde su juventud, Gabriel es amigo y conocedor de Medio Oriente y está bien conectado en Israel. Pero en 2012 ya tuvo su primera aproximación polémica tras publicar en Facebook "Estuve en Hebrón. Para los palestinos este no es un lugar de libre tránsito. Es un régimen de apartheid para el que no existe ninguna justificación". Gabriel y el SPD estaban entonces en la oposición, pero las reacciones fueron duras y la CDU de la canciller Merkel exigió que Gabriel se disculpara con Israel.

"Reaccionarios de los años veinte”

Y la reacción de Gabriel al discurso de asunción de Trump también fue dura, cuando todavía servía como ministro de Economía. "Tuvo unos tonos realmente nacionalistas", dijo en el canal público ZDF. "Ahora solo falta que denigre al Parlamento o que empiece a hablar de ‘partidos del sistema'". Entonces estaremos en la retórica política de los conservadores de los años 20. Creo que habla en serio y así deberíamos tomarlo".

Cuando a mediados de semana estuvo claro que Gabriel asumiría en ministerio de Exteriores, ya fue más diplomático: "Creo que, tan pronto como podamos, tenemos que estrechar los lazos con Estados Unidos". Gabriel está bien enterado de la realidad internacional, tiene viajes en el cuerpo tanto como ministro de Economía como titular de Medio Ambiente. Habla buen inglés y tiene buenos contactos, pero difícilmente se convertirá en un diplomático elegante y cauteloso como su predecesor.

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