La derechista AfD tiene ya representación en todos los parlamentos estatales. Sin embargo, el Gobierno seguirá ocupándose de sí mismo en las próximas semanas, critica Ines Pohl, jefa de redacción de DW.
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El fin de semana en que el mundo está de luto por el asesinato de 11 judíos en Pittsburgh, la derecha nacionalista de AfD consigue entrar en el último parlamento regional alemán en el que aún no contaba con representación. Elegido por más del 12 por ciento de los votantes del estado federal de Hesse, sede de la banca alemana, motor económico y región en la que se pagan más altos salarios de todo el país y en la que el desempleo ha estado cayendo durante años.
Particularmente alarmante en este paralelismo es que uno de los presidentes de la AfD ha tildado recientemente al Holocausto de "cagarruta de pájaro de la historia". Y este partido ya no está sólo representado en el Bundestag alemán, sino en todos los 16 parlamentos estatales. En realidad, este hecho debería sacudir a mi país y acaparar los titulares nacionales. Que este no sea el caso tiene mucho que ver con por qué la AfD está teniendo tanto éxito.
Los votantes, molestos por los enfrentamientos internos
Angela Merkel lleva gobernando 13 años. Y nunca antes le ha ido tan mal en las encuestas como ahora. Esto está relacionado con un cierto agotamiento. Y con la polémica política de refugiados de la canciller. Pero sobre todo, con las constantes disputas dentro del gobierno. La coalición de CDU/CSU y SPD fue desde el principio una alianza obligada sin una visión con la que pudiera ganarse a la gente. Las luchas abiertas por el poder es lo que más enerva a los votantes, como muestran todas las encuestas.
Una clara mayoría de los alemanes ya no quiere esta Gran Coalición. Consecuentemente, esta elección en Hesse se torna también en una elección sobre los destinos de Angela Merkel y su gobierno. Si el hombre de confianza de Merkel y jefe de gobierno en Hesse no resultara elegido, Angela Merkel tendría que contar con una sublevación interna. La CDU ha perdido muchos votos, pero sigue siendo claramente la fuerza más votada en la región. En este frente no tiene, por tanto, Merkel inmediatamente de qué preocuparse. Sin embargo, su alianza de gobierno no queda asegurada por mucho tiempo. Porque sus socios del SPD vuelven a perder en unas elecciones estatales y alcanzan aproximadamente sólo el 20 por ciento de los votos. Y esto en un estado federal donde los socialdemócratas estaban tradicionalmente muy arraigados.
El SPD ya no es un socio estable
Tras esta debacle electoral, se elevarán aún más las voces que claman que el SPD sólo puede sobrevivir si abandona la coalición de gobierno con Merkel lo antes posible. Esta discusión interna continuará ocupando a Alemania en las próximas semanas. Y evitará que el gobierno haga su trabajo. Casi resulta ocioso decir lo pésimo que esto resulta, no solo para el propio país, sino también para una Europa que continúa polarizándose y disolviéndose en los fronteras.
Pero también hay buenas noticias en esta noche electoral. Hesse podrá formar un gobierno cuyos miembros estén profundamente anclados en nuestra constitución y que gobernarán ciñéndose a sus fundamentos. Incluso aunque la derecha nacionalista esté ahora representada en todos los parlamentos alemanes, no hay sitio para los antisemitas en la mesa del gobierno.
(lgc/pana)
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¿Quién quiere ser canciller?
En el Bundestag, un cambio en la jefatura de la fracción parlamentaria conservadora abre la posibilidad de llamar a una cuestión de confianza en torno al Ejecutivo de Merkel. Ya se especula sobre sus posibles sucesores.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Kirchner
La favorita de Merkel: Annegret Kramp-Karrenbauer
Si Merkel pudiera ungir a una heredera, ella sería Annegret Kramp-Karrenbauer. La secretaria general de la CDU tiene altos niveles de popularidad y llegó a ser la máxima autoridad del Estado federado de Sarre. Como Merkel, AKK clama por una solución europea al desafío de los flujos migratorios y ve en el aislacionismo nacionalista un riesgo para el bloque comunitario.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Schreiber
El candidato para la transición: Wolfgang Schäuble
El presidente del Parlamento alemán goza de autoridad más allá de las fronteras partidistas. Aunque ha criticado la política de asilo de Merkel, se puso de su lado cuando ésta se enfrascó en un debate sobre el tema migratorio con la Unión Social Cristiana de Baviera. Fue uno de los negociadores de los tratados europeos y destacó por la dureza de sus máximas para resolver la crisis fiscal griega.
Imagen: Reuters/H. Hanschke
La malquerida: Ursula von der Leyen
Por mucho tiempo, Ursula von der Leyen fue percibida como la política alemana con mayores probabilidades de ser elegida canciller. Pero la ministra de Defensa goza de poca estima y apoyo en su propio partido. Ella está a favor de que la Unión Europea tenga sus propias Fuerzas Armadas y ha defendido el proyecto de formar a refugiados para integrarlos a las filas del Ejército alemán.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Carstensen
El compromiso: Julia Klöckner
La ministra de Agricultura y Protección al Consumidor sabe moverse entre las facciones que simpatizan con Merkel y las que la adversan. Esa táctica podría catapultarla hacia la jefatura del Gobierno, a pesar de que no funcionó cuando aspiró a ser la mandamás del Estado federado de Renania-Palatinado. Se dice que perdió por no decidirse entre el elogio y la crítica a la política de asilo de Merkel.
Imagen: Reuters/H. Hanschke
El ultraconservador: Jens Spahn
El ministro de Salud se ha destacado últimamente por atenuar sus críticas a la canciller. No obstante, él sigue siendo visto como el más prominente rival de Merkel, con su afán de renovar el talante conservador de la CDU. ¿Es esa una contradicción? Él no ve ninguna. El joven de 38 años clama por reducir la acogida de refugiados, prohibir los velos islámicos y eliminar la doble nacionalidad.
Imagen: picture alliance/dpa/C. Koall
La esperanza: Daniel Günther
La máxima autoridad del Land de Schleswig-Holstein lidera una coalición especial, conformada por los conservadores, los liberales y los verdes. Daniel Günther fue el más ruidoso de quienes defendieron a la canciller Merkel en el marco de la agria discusión entre la CDU y la CSU. Él apoya que las leyes alemanas les permitan trabajar a los migrantes cuyas solicitudes de asilo han sido rechazadas.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Rehder
Maestro titiritero: Peter Altmaier
El ministro de Economía y Energía es considerado la mano derecha de Merkel. El mejor ejemplo: en el punto álgido del debate en torno a los migrantes llegados de zonas en guerra, Merkel puso a un lado a Thomas de Maizière, entonces ministro del Interior, y nombró a Altmaier coordinador de su política de refugiados.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Kumm
El subestimado: Armin Laschet
Quien llegue a ser máxima autoridad del Estado federado más poblado de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, es, automáticamente, un candidato a la jefatura del Gobierno federal. Sin embargo, este político suele pasar inadvertido, a pesar de que ganó los comicios en su Land inesperadamente. Está por verse lo que el futuro le depara a este político, que defendió la política de refugiados de Merkel