Alemania: condenas por ignorar a anciano que requería ayuda
18 de septiembre de 2017
Cuando iba a retirar algo de dinero, un pensionista colapsó frente al cajero de una filial del Deutsche Bank en Essen. Otros clientes omitieron auxiliarlo y pasaron al cajero incluso saltando sobre su cuerpo.
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"Sencilla y llana indiferencia" fue la razón para no auxiliar a esta persona, dijo este 18 de septiembre en un tribunal de Düsseldorf el juez que condenó a tres de los cuatro acusados por omisión de ayuda, a altas multas de dinero.
Los acusados dijeron haber creído que se trataba de un alcohólico indigente que dormía su borrachera. Los condenados dijeron además, haber tenido la mente ocupada con otros problemas personales que los afectaban.
Los condenados por no prestar asistencia, una conducta penalizada en Alemania, son dos hombres y una mujer, quienes argumentaron haber creído que era un alcohólico refugiado en el vestíbulo del banco, hicieron caso omiso del colapso de este hombre de 83 años de edad, que más tarde murió en el hospital.
¿Indiferencia social?
Aún así, los clientes del banco que no lo auxiliaron demostraron "total indiferencia”, dijo el juez Karl-Peter Wittenberg al dar a conocer el veredicto. Todos los condenados, una mujer de 39 y dos hombres de 55 y 61 años, reconocieron su culpa y pidieron disculpas por ello. El tribunal condenó a la mujer a una multa de 3600 euros. Los hombres recibieron multas de 2800 y 2400 euros respectivamente.
El incidente fue registrado por cámaras de vigilancia y sucedió el 3 de octubre de 2016. "Con o sin ayuda inmediata la persona hubiera muerto”, reza un informe presentado por medicina legal. Un hecho que no contó como argumento de la defensa.
JOV (dpa, wdr)
Vida en el alcantarillado
Muchos niños en Bucarest, la capital de Rumania, tienen que vivir en los tubos de desagüe. Abandonados por sus familias, el único refugio que encuentran es bajo la tierra. Y para olvidar su tragedia consumen drogas.
Imagen: Jodi Hilton
Sin agua en el desagüe
Cristina, de 19 años, encuentra un poco de alivio aspirando los gases tóxicos de Aurolac. Como muchos niños y jóvenes, ella tampoco tiene un hogar ni techo. Cristina vive en el alcantarillado con sus primos y otros jóvenes. "No tenemos agua para bañarnos, ni nada que comer", dice. Mil de las 6.000 personas sin hogar en Bucarest son niños.
Imagen: Jodi Hilton
Abandono, orfanato, abandono
Bajo el suelo, muchos han hecho una "sala de estar". Carina vive aquí con otros jóvenes sin hogar en un enorme sistema de calefacción y cloacas de Bucarest. Sin acceso a electricidad, utilizan velas. Muchos de los jóvenes sin hogar creció en el sistema de orfanatos de Rumania y huyeron cuando eran lo suficientemente mayores para valerse por sí mismos.
Imagen: Jodi Hilton
Nueva generación de niños sin padres
25 años tras la revolución rumana, una nueva generación de niños drogadictos y sin hogar conquistó las calles y encontró refugio en las alcantarillas. Mona, de 19 años, está embarazada de su segundo hijo. Ella vive con su novio y su hija en el metro.
Imagen: Jodi Hilton
Sobreviviendo al frío
Remus, 20 años, duerme solo en un cuarto debajo de la ciudad. Su "hogar" es, en Piata Victoriei, una importante plaza en el centro de Bucarest. Remus dice que preferiría vivir solo que en la red de alcantarillado. Vive cerca de la instalación de calefacción urbana. Por lo tanto, se mantiene caliente en el invierno.
Imagen: Jodi Hilton
Deterioro histórico
El sistema rumano de orfanatos fue creado durante la época del dictador Nicolae Ceausescu, quien prohibió el aborto. Durante los primeros días del período postcomunista en los años 90, las condiciones en los hogares del Estado alcanzaron un deterioro histórico. Muchos niños huyeron y fueron en busca de un refugio.
Imagen: Jodi Hilton
Vendedores y consumidores
Un hombre en un parque, cerca de la estación de trenes del norte de Bucarest. El parque es un punto de encuentro para traficantes de drogas y consumidores. La Estación del Norte fue el primer lugar que los niños rumanos de la calle descubrieron el túnel bajo la ciudad.
Imagen: Jodi Hilton
Pobreza escondida
Una pareja de ancianos que vive en el sótano de un barrio de clase media en la capital de Rumania. Muchos de ellos se ven obligados a buscar protección bajo la tierra durante los meses de invierno.
Imagen: Jodi Hilton
¿Salvado de la tragedia?
Sergiiu, de 24 años, también creció en un orfanato. Huyó, vivió en las calles y consumió drogas. "También he vivido en alcantarillas, pero quería dejar las drogas. Por eso prefiero vivir debajo de un puente, en donde es más tranquilo", dice. Él acaba de culminar la escuela secundaria y buscar abandonar la vida de las calles.