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Alemania: unidad con brechas

2 de octubre de 2002

La reunificación alemana se ha consolidado en el plano estatal. Pero en el aspecto económico y social existe todavía una brecha interna difícil de superar y la población germano oriental sigue sintiéndose en desventaja.

Algarabía en Berlín tras la caída del muro, el 10 de noviembre de 1989.Imagen: AP

"¡Nosotros somos el pueblo!". Esa fue la consiga que durante semanas resonó en las calles de lo que era entonces la República Democrática Alemana, en 1989. El lema con el que cientos de miles de manifestantes protestaban contra el régimen comunista germano oriental no tardó en transformarse en "¡somos un pueblo!" Quedó así de manifiesto lo que la gente quería: la reunificación. Menos de un año transcurrió entre la caída del muro de Berlín y la incorporación de la RDA a la República Federal de Alemania, el 3 de octubre de 1990.

Cifras reveladoras

Entretanto, los alemanes viven desde hace 12 años en un país unificado, pero los que se sienten realmente unidos son una minoría. Una encuesta realizada recientemente por el instituto Emnid reveló que sólo el 17% de los alemanes orientales considera que efectivamente Alemania ha vuelto a ser realmente un solo país. En la parte occidental, la cantidad se eleva al 37%.

Tales cifras dan qué pensar. Entre los diversos motivos que las explican, de seguro ocupa un lugar destacado el hecho de que aún no se hayan homologado las condiciones de vida en ambas partes del territorio germano. Las diferencias más pronunciadas se registran en el mercado laboral. En el sector de la economía privada, el nivel de ingresos germano oriental es a menudo un 20% inferior al occidental, lo que suele reflejar en muchos casos el menor grado de productividad de la región. Al mismo tiempo, la tasa de desempleo duplica virtualmente la de la parte occidental, debido a la falta de inversiones.

Migración hacia occidente

La apertura de grandes empresas, con la consiguiente generación de puestos de trabajo, sigue siendo una excepción. Las nuevas plantas de producción de los consorcios automotrices BMW y Porsche en Sajonia ofrecen al menos un rayito de esperanza. Pero en general las fuentes de empleo tradicionales, como los astilleros, luchan duramente por sobrevivir.

Considerando todos estos factores, resulta difícil creer en una pronta recuperación económica. En consecuencia, el ánimo no es muy optimista en el Este de Alemania. Cada vez más jóvenes se marchan a la parte occidental, en busca de mejores posibilidades de estudio y trabajo, de manera que la población disminuye. El fenómeno se ve acentuado por la baja tasa de natalidad en las regiones germano orientales, inferior a la del resto del país.

Estos problemas no tienen solución a corto plazo. Los políticos, de todos los partidos, luchan por recuperar la confianza de la población. Pero no lo consiguen, lo que se traduce en una apatía electoral y un alto grado de abstencionismo.

Ciudadanos de segunda

Transcurridos 12 años de la reunificación, los alemanes siguen distantes en muchos ámbitos sociales. De acuerdo con la mayoría de las encuestas, los alemanes del Este todavía se sienten como ciudadanos de segunda categoría. Debido, en parte, a que la población germano oriental constituye la quinta parte del total del país, están subrepresentados en las posiciones de mayor influencia, tanto en el campo político como en el científico o empresarial.

El problema se refleja también en otra serie de campos e incluso en el fútbol. Entre los 18 equipos que toman parte en la Bundesliga, sólo hay dos clubes del Este: Hansa Rostock y Energie Cottbus. Y en los últimos años han estado continuamente a punto de descender a la segunda división.

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