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Alemania y América Latina: ¿hacia un nuevo comienzo?

30 de abril de 2025

Con Trump en la Casa Blanca, la nueva coalición de gobierno alemana está mirando más al sur, tratando de ampliar su base con otros socios para fortalecer la posición europea a nivel internacional.

Friedrich Merz presenta a miembros designados para su gabinete.Imagen: Kay Nietfeld/dpa/picture alliance

Con la aprobación del voto de su membresía, ahora todos los gremios de los partidos que formarán el nuevo gobierno alemán han sentado las bases para una coalición que deberá durar cuatro años en la nueva legislatura. Aunque hay gobiernos, como el de socialdemócratas, verdes y liberales, que fracasan por desacuerdos entre los socios -lo que llevó a celebrar elecciones anticipadas-, en Alemania tradicionalmente se suele lograr completar los cuatro años establecidos en la Constitución.

La base de una coalición es siempre un acuerdo suscrito por las partes que, en los tiempos recientes, se ha plasmado en un documento más extenso. Antes, en los años sesenta del siglo pasado, se necesitaban veinte páginas; en la versión actual del nuevo Gobierno, la extensión se ha ampliado a 144 páginas. Aunque se pretende reflejar en este acuerdo las posiciones conjuntamente establecidas después de semanas de negociación, la experiencia indica que la realidad de la política cotidiana logra borrar muchas buenas intenciones, ya sea por la falta de fondos financieros, nuevas prioridades políticas o acuerdos emergentes que habrá que cumplir. Tal fue el caso en la pasada coalición, con la guerra en Ucrania (que implicaba mayores gastos en defensa y seguridad) y la situación deGaza(con intentos de implementar una ayuda humanitaria efectiva).

América Latina en el acuerdo de coalición

Tomando como referente el texto de la nueva coalición de gobierno, es factible identificar las prioridades de la gestión gubernamental en lo referente a la acción externa. Con respecto a América Latina, se trata de tres escuetas frases que mencionan explícitamente esta región, que también de alguna manera está incluida en otros conceptos más generales como el "Sur Global". Sin embargo, vale la pena citar estas frases: "La ampliación de las asociaciones estratégicas con los países de América Latina y el Caribe es de especial importancia para nosotros. El acuerdo entre la UE y el Mercosur debe ultimarse por fin. Queremos intensificar y profundizar nuestra asociación estratégica con Brasil y ampliar nuestra cooperación con otros socios, en particular México, Argentina y Colombia".

De estas frases, llama mucho la atención la insistencia en las "asociaciones estratégicas", tanto en el caso de Brasil como en el de la región en general, sin que se identifiquen claramente los objetivos y la instrumentación para la mencionada "ampliación". Aparte del nivel de "asociación", se buscará una mayor "cooperación" con otros socios (que no se mencionan concretamente) más allá de los "países más grandes", como México, Argentina y Colombia. Resulta sorprendente que para esta selección se esté empleando un criterio de tamaño y no otros elementos, como un nivel de cercanía especial, proyectos de cooperación de índole global o la importancia que puedan tener estos países en su vecindario, en la región latinoamericana o a escala global. Es de interés para la política internacional de Alemania que se intente privilegiar la búsqueda de socios, en cierta medida, debido a la pérdida de confianza en el tradicional socio americano, EE. UU. Lo que antes se daba por sentado en la relación transatlántica, hoy en día ha disminuido tanto con la administración de Donald Trump que la nueva coalición alemana está mirando más al sur, tratando de ampliar su base con otros socios para fortalecer la posición europea a nivel internacional.

Las complejidades de un "nuevo comienzo"

No sorprende que se mencione en el texto el interés de ratificar por fin el acuerdo entre la UE y el Mercosur, que lleva años estancado en los escritorios de Bruselas y de las capitales del Mercosur. Causa cierta tristeza que la única propuesta concreta del documento se refiera a este "dinosaurio de tratado", sin tener la valentía e imaginación de proponer nuevos instrumentos para relanzar la relación con los países de América y el Caribe. Esto también ocurre en el contexto de la experiencia en materia de cooperación al desarrollo, cuando hace un par de años se terminó la cooperación bilateral con muchos países de la región (con excepción de Bolivia, Colombia y Ecuador), dejando a los demás socios a merced de programas de carácter regional, conociendo las dificultades y el papel marginal que juega el regionalismo en el subcontinente. Las expectativas en América Latina son altas en cuanto a la inversión industrial, la transferencia de tecnología y conocimientos, y un impulso real a la cooperación que diseñe una nueva política en materia de combate al narcotráfico y crimen organizado (por ejemplo, en la incipiente cooperación portuaria) como impulso de Alemania, pero por ahora no se vislumbran entre otras prioridades a nivel internacional. A los países de la región les queda la gran tarea de hacer oír sus planes e inducir nuevas iniciativas que puedan seducir de nuevo a Alemania.

(ers)

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