Leipzig vive un gran auge. Cada año, la ciudad gana más de 10.000 de habitantes. Atrae especialmente a los jóvenes. En todas partes se nota una atmósfera creativa y vital, por ejemplo, en la calle Karl-Liebknecht, llamada KarLi. Está bordeada de bares, tiendas estrafalarias y de grandes apartamentos, ubicados en fábricas.

El barrió Plagwitz y la calle Karl-Heine es un polo de atención para los jóvenes. Aquí se nota el encanto industrial de la ciudad: al lado de fábricas antiguas abrieron bares. Talleres y oficinas baratas atraen a artistas y compañías startup. Grafitos adornan las fachadas de los edificios. Una visita del barrio podría terminar en eventos como el “Westbesuch”, una fiesta de arte y cultura.

La tienda “Dr. Seltsam”, ubicada en Plagwitz, ofrece un ambiente original. De día, aquí se reparan bicicletas, de noche el taller se trasforma en un bar. Quien quiere salir con estilo, escoge al Club L1. Especialmente en el sur y el oeste de la ciudad, en lugares como Distillery o Conne Island, se toca música electrónica e Indierock.

Los espacios libres de la ciudad dan lugar a nuevas ideas. Por ejemplo, los viejos edificios industriales sirven como localizaciones para fiestas u otros eventos. Muchos terrenos todavía están abandonados pero aún atraen a la gente con su propio ambiente auténtico, como es el caso de esta fábrica de maquinaria ubicada en Leipzig (en la imagen).

“La Hilandería de Algodón” es un ejemplo de la remodelación de fábricas viejas. Estudios, galerías y diferentes exposiciones se encuentran aquí. Es considerada el centro de la escena de arte en Leipzig. También la galería “Eigen + Art”, que dio a conocer internacionalmente la “Neue Leipziger Schule”, una corriente de pintura moderna, tiene su sede aquí. Su representante más famoso es Neo Rauch.

Leipzig es muy popular entre los estudiantes. La universidad de Leipzig fue fundada en 1409. Es la segunda universidad más antigua de Alemania. Celebridades como Johann Wolfgang von Goethe y Richard Wagner estudiaron aquí. El edificio principal de la universidad y la iglesia, que fueron renovadas en 2012 y están ubicadas en el corazón de la ciudad, forman el eje de la vida estudiantil.

Todo es accesible en bicicleta, también los lagos artificiales en las cercanías de Leipzig. El lugar de encuentro más popular es el lago Cospudener. Antes era una mina de carbón, y después de su inundación fue trasformada en un lago. A borde del lago Cospunder hay una playa de arena, de un kilómetro de largo, que es la playa más larga de toda Sajonia.

En el verano, los parques y los jardines, por ejemplo el Parque Lene Voigt (en la imagen) o el Parque Clara Zetkin, que están ubicados en el centro de Leipzig, están llenos. Especialmente los jóvenes se encuentran aquí para jugar al voleibol, hacer una barbacoa, o solamente descansar en la hamaca.

Cada año, durante el Pentecostés, los parques de Leipzig ofrecen un espectáculo único. En el festival de la subcultura gótica miles de los miembros de la “escena negra” se reúnen aquí. Es el festival gótico más grande de todo el mundo. Por tres días hay desfiles de moda, conciertos y fiestas. Se ven vestidos opulentos de la época victoriana, pelucas y sombreros artísticos.

Leipzig es considerada la ciudad de la música. Allí toca el orquesta de la Gewandhaus y canta el coro de santo Tomás de Leipzig. Desde 1723 hasta 1750, el compositor Johan Sebastian Bach vivió aquí. Además es la ciudad natal de los “Prinzen” (en la imagen), que es uno de los grupos musicales más exitosos de Alemania. Hasta hoy han vendido seis millones de discos.

Usted debería aventurarse y cruzar el puente Augustus e instalarse unos instantes justamente allí donde el artista Canaletto montó su caballete en 1748 para pintar su famosa vista de Dresde. El paisaje urbano, la iglesia, el castillo y la catedral apenas han cambiado desde entonces. Si uno ve la ciudad desde esta perspectiva, comprende de inmediato por qué se la llama la "Florencia del Elba".

Sí, es una iglesia, pero también mucho más. Fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial y durante 50 años sus ruinas fueron un memorial del conflicto. Tras la reunificación alemana, donaciones llegadas de todos los rincones del orbe ayudaron a reconstruirla. Ahora es un símbolo de la comprensión entre las distintas culturas y un testamento de la reconciliación.

El Palacio Zwinger es uno de los edificios más importantes de la era barroca. Augusto II de Polonia, elector de Sajonia, lo hizo erigir a comienzos del siglo XVIII como un lugar con jardines apropiado para las festividades de la corte. En el siglo XIX, el palacio se convirtió en un museo que exhibe pinturas, porcelana de Meissner y diversos artefactos científicos.

A unos dos kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el mayor parque de Dresde, el Gran Jardín. Es un área verde diseñada al estilo barroco con amplias zonas de flores, creada por instrucción de Juan Jorge III, elector de Sajonia. Los gobernantes sajones pasaban los meses de verano en el Palacio del Jardín, donde realizaban opulentas fiestas.

Es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Durante siglos fue la residencia de los electores y reyes sajones. Actualmente aloja las Colecciones de Arte Estatales. El castillo, como muchos edificios de la ciudad, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial. En 1985, cuando la urbe formaba parte de la Alemania Democrática, comenzaron los trabajos de reconstrucción, que siguen hasta hoy.

El castillo posee una de las mayores cámaras del tesoro de Europa, donde se encuentran unos 4.000 objetos. Augusto de Polonia fue el primero en presentar estas valiosas piezas al público, en 1724. Estos objetos ahora son exhibidos en la Bóveda Verde y en la Nueva Bóveda Verde. Uno de los elementos más llamativos es el Servicio de Café Dorado realizado por el orfebre Johann Melchior Dinglinger.

La Procesión de los Príncipes es un enorme mural que se encuentra en la pared externa del patio de los establos del castillo de Dresde. Allí están los retratos de los antepasados de 35 margraves, electores, duques y reyes. Para hacer que fuera resistente al agua, fue reemplazado por 23 mil piezas de porcelana entre los años 1904 y 1907, haciendo de ésta la mayor obra de porcelana del mundo.

La de Dresde es una de las óperas más elegantes de Europa. La construcción neorrenacentista fue terminada en 1878. El arquitecto Gottfried Semper se centró en la perfección de la forma y del sonido, tanto que la acústica de esta ópera es famosa en todo el mundo. Los bombardeos aliados de la II Guerra Mundial destruyeron este espléndido recinto, y hubo que esperar hasta 1985 para su reapertura.

En las riberas del Elba el visitante puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. Durante el verano, se realizan noches de cine, en la que probablemente sea la exhibición cinematográfica al aire libre más bella de Alemania. Los palacios sirven como escenario para festivales y otras actividades veraniegas. Atentos con las Noches del Palacio, que incluyen recitales y fuegos artificiales.

El río es un plus para la calidad de vida de Dresde. Sus riberas sirven como extensión de la casa para los habitantes de la ciudad. Aquellos que prefieran escapar del mundanal ruido pueden hacerlo con estilo en los navíos que surcan el Elba, que luce una de las flotas más antiguas del mundo de barcos a vapor.