La ciudad natal de una nueva forma de construcción fue Weimar, en los años veinte. La Bauhaus estatal, que fue fundada por Walter Gropius, era una de las universidades más importantes de diseño del siglo XX. Aquí la arquitectura y el diseño fueron reinventados por artistas internacionales. A partir del 6 de abril de 2019, uno podrá llevarse su propia impresión del nuevo museo de Bauhaus.

En esta casa, uno de los poetas más famosos de Alemania trabajó en sus obras como “Las afinidades electivas” y “Fausto”. Hoy día, se puede visitar la casa de Johann Wolfgang von Goethe en Weimar. Goethe vivió aquí por 50 años hasta que murió, en 1832. A partir de 1792, vivió aquí con su amante y luego esposa, Christine Vulpius, y su hijo August.

También en Weimar, se puede visitar la casa de Friedrich Schiller. El poeta vivió aquí por tres años junto con su familia. Regularmente se encontraba con Goethe, hasta que murió en 1805, a la edad de solo 45 años. Quien quiera saber más acerca de los dos autores, puede leer también algunas de sus cartas personales en el Archivo de Goethe y Schiller, en Weimar.

Esta especialidad regional se encuentra por todos lados. Solamente si es originalmente de Turingia, tiene autorizado llamarse así. Antes era obligatorio que la mitad de los ingredientes fueran de Turingia, particularmente la carne de cerdo, la sal, la pimienta, la mejorana, el comino de prado y el ajo. La salchicha se come dentro de un panecillo, y todo se adereza con mostaza de Turingia.

El bosque de Turingia ofrece senderos aventureros. Uno de los senderos más populares de Alemania es el Rennsteig. Por etapas, se llega aproximadamente hasta 1.000 metros de altura, arriba de la punta de árboles del bosque de Turingia. El Rennsteig disfruta de una longitud de 170 kilómetros. La mayoría de los caminantes necesita seis etapas para llegar al fin.

Debido a sus viejas hayas, el Parque Nacional Hainich fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. A través de plataformas, que están ubicadas en 24 metros de altura, se puede descubrir también las partes inaccesibles del parque.

Aquí, en 1521 Martin Luther tradujo el Nuevo Testamento en solamente once semanas del greco al alemán. En aquel entonces se escondió en el castillo de Wartburg en Eisenach de sus enemigos. El reformador supo cómo usar este tiempo muerto: Su traducción de la biblia sentaba la base de un idioma alemán uniforme.

Escuchar la música de Bach, solo o en compañía en uno de los pequeños conciertos que tienen lugar cada hora: en la Bauhaus, en Eisenach, ambas cosas son posibles. Johann Sebastian Bach nació en esta ciudad en 1685 y vivió aquí por diez años. Cada año se puede escuchar música del famoso compositor en las Thüringer Bachwochen, el festival más grande de música clásica.

Quien dice Turingia, también se refiere a Erfurt. Una particularidad ubicada en la capital del estado es la Kramerbrücke. Este es el puente más largo de Europa, que está totalmente edificado y poblado. ¿Qué más se podría visitar en Erfurt? El centro medieval, la catedral St. Marien, la sinagoga más antigua de Europa y mucho más.

¿Quién inventó el tresillo? Los Turingios. En 1813 este juego de naipes fue desarrollado en la ciudad de Altenburg. También el naipe más antiguo, producido en Alemania en 1509, y todavía conservado, procede de esa ciudad. Hoy día aun se producen y venden los naipes en Altenburg. Es el recuerdo perfecto de Turingia.

Weimar inauguró un museo en abril de 2019 dedicado por entero a Bauhaus. Esta escuela de arquitectura, arte y diseño estuvo activa en esta ciudad desde 1919 a 1925, y es reconocida por sus diseños de edificios, mobiliario y objetos cotidianos, que fueron reducidos a líneas básicas. La colección del museo se basa en una selección realizada por el fundador de Bauhaus, Walter Gropius (1883-1969).

El sitio fundacional de la Escuela Estatal Bauhaus es hoy el campus de la Universidad Bauhaus de Weimar. En 1919, Walter Gropius reunió en este lugar la Escuela de Artes y Oficios para crear una institución educacional revolucionaria. En un edificio lleno de luz, artistas, diseñadores y arquitectos trabajaban en ideas para modernizar la sociedad tras la Primera Guerra Mundial.

Por casi 200 años, los duques de Sajonia-Weimar tuvieron como política atraer a las mentes artísticas más creativas a la ciudad. El duque Carlos Augusto y su madre, Anna Amalia, pusieron la primera piedra: a fines del siglo XVIII llevaron a Weimar al centro de la vida cultural e intelectual de Alemania. Hoy, la colecciónn de arte ducal del Palacio de la Ciudad es un testimonio de ese legado.

El aspirante a poeta Johann Wolfgang von Goethe llegó a Weimar en 1775 invitado por el duque Carlos Augusto. Éste le cedió al artista la casa del jardín en el parque Ilm, para que viviera y trabajara. Después Goethe se cambió a un lugar más espacioso en Frauenplan, que actualmente es también un museo.

Debido a que Goethe le dio un apartamento y el duque le ofreció una mejor paga, Friedrich Schiller se cambió a Weimar en 1799. El segundo nivel, que hoy es un museo, sirvió como zona de trabajo y sala de estar al escritor. Con la excepción de "La doncella de Orleans", todas las obras tardías de Schiller fueron presentadas en el Teatro de Weimar, hoy llamado Teatro Nacional Alemán.

La Biblioteca Anna Amalia es una de las primeras colecciones literarias de un soberano en ser puesta a disposición del público, y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Goethe fue su director durante 30 años. Destruido por un devastador incendio en 2004, el hall rococó fue restaurado y hoy es nuevamente un magnífico hogar para los clásicos de la literatura germana.

No solo las obras de Schiller fueron representadas en este teatro, sino que también la Asamblea Nacional de la primera república germana se reunió en este lugar en 1919. El Teatro Nacional Alemán se convirtió, de este modo, en el lugar donde nació la democracia alemana. Actualmente, en el programa hay ópera, drama y conciertos, tanto clásicos como contemporáneos.

El capítulo más oscuro de la historia alemana también dejó su huella en la ciudad. En la colina Ettersberg, el memorial de Buchenwald rememora las atrocidades cometidas por los nazis, que erigieron el campo de concentración de Buchenwald en este lugar en 1937. Fue uno de los más grandes campos de muerte del país. Unas 56 mil personas perecieron torturadas, en experimentos médicos o de inanición.

Un paseo por la hermosa zona residencial de Weimar es un imperativo cuando se visita la ciudad. La plaza del mercado es un punto de encuentro para vecinos y turistas. Acá se halla el ayuntamiento, que data del Renacimiento, y el Hotel Elephant, donde han alojado todos los famosos que han llegado a Weimar.

Ninguna visita Weimar está completa si no se prueban los dumplings. El restaurante "Scharfe Ecke" en la ciudad antigua es una institución en este tema. Los famosos dumplings son, claro, caseros. Cualquiera puede ver desde lejos si el local está abierto con solo mirar si la estatua de Kloss-Marie está puesta frente a la puerta.

Apenas llega la primavera, la vida renace por doquier en el Parque Nacional de Hainich, en Turingia. Los pimpollos, alimentados por las sustancias nutritivas producidas por las capas de hojas que quedaron del otoño, pueblan el bosque de hayas más grande de Alemania, que posee un suelo ideal para que estos árboles se desarrollen.

También la aristoloquia hueca florece en todo su esplendor. Esta planta se puede encontrar en todo el territorio de Turingia. El área del Parque Nacional de Hainich es, junto con los bosques de hayas en Alemania y en los Cárpatos, parte del Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO.

Luego de los meses del invierno, en primavera se vuelve a escuchar el canto de los pájaros. El pájaro pito negro, también conocido como picamaderos negro, busca a su compañera y, para ello, llama la atención con un sonido parecido a un martilleo. En el Parque Nacional de Hainich viven en total 189 especies de pájaros.

Ya sea en bicicleta, a pie o en carro tirado por caballos se puede descubrir las rutas increíbles que ofrece el Parque Nacional de Hainich. En total, hay 17 rutas temáticas que ofrecen mucho que ver todo el año. Sobre todo entre abril y junio, cuando todo florece, no solo los colores, sino también los aromas inundan el bosque.

El Parque Nacional de Hainich ofrece perspectivas inusuales. En un sendero de aventura, por ejemplo, los visitantes pueden casi tocar al vuelo la corona de los árboles. Desde una altura de 500 metros se obtiene una visión panorámica del parque y del espacio vital de pájaros y otros animales.

Para que los bosques en el Parque Nacional de Hainich se desarrollen sin obstáculos, ya no se transporta la madera muerta, sino que se la usa para que siga nutriendo el ecosistema a su alrededor. Así nace una verdadera selva que brinda protección a especies raras de animales y plantas.

En el parque viven sobre todo especies poco comunes de escarabajos, que ponen sus huevos en la madera de árboles caídos.

Además de la conservación de este importante espacio vital para animales y plantas, el Parque Nacional de Hainich es un lugar de aprendizaje para niños y adultos acerca de la importancia de nuestro ecosistema.