El sistema político alemán tiene sus curiosidades, entre ellas la claúsula del cinco por ciento. Ésto significa que sólo los partidos que alcanzan por lo menos el cinco por ciento de los votos estarán representados en el Bundestag, el parlamento alemán.

De todos los partidos, sólo seis tienen una posibilidad real de enviar diputados a Berlín. Mientras los partidos grandes como la unión conservadora de CDU y CSU, los socialdemócratas del SPD o el FDP liberal tienen sus curules seguros en el nuevo Bundestag, los partidos pequeños como el de las Panteras Grises, que representan a la Tercera Edad, el Centro Cristiano (CM), el Partido Humanista (HP) o el Partido para la Protección de los Animales (Tierschutzpartei) prácticamente no tienen chances. Cualquier otro resultado sería una sorpresa.

Un poco de historia

Durante décadas la política alemana estuvo dominada sólo por los cuatro partidos CDU, CSU, SPD y FDP. Cuando en 1983 los Verdes logran entrar por primera vez al parlamento, para muchos fue un hecho insólito y nunca visto, un verdadero terremoto político. Los diputados verdes, que en vez de traje oscuro llevaban saco de lana gruesa, pelo largo y barba, inyectaron color al parlamento, no sólo por las flores que desde entonces decoraron sus banquillos.

Después de la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos Alemanias, un sexto partido hizo su aparición en el Bundestag. El Partido del Socialismo Democrático (PDS), sucesor del comunista SED, único partido permitido en la ex-RDA. Aunque el PDS asegura hoy sus principios democráticos, muchos lo critican ya que no ven una separación clara de los comunistas de antes.

¿Curiosidad o alternativa seria?

Pero aunque sus posibilidades son mínimas, los partidos más pequeños, que en las actuales encuestas no sobrepasan el 2% entre todos, no pierden la esperanza. Los temas que tratan son más bien clásicos: familia, paz, protección de la naturaleza y de los animales. Pero no faltan los que más bien causan risa con sus ideas. Sea el derecho de voto para niños o universidades para mujeres, cualquier tema es bueno para ser acogido en sus programas electorales.

Para muchos no son nada más que una curiosidad en el paisaje político alemán; para otros son una alternativa real a los partidos tradicionales, de los que muchos electores ya están cansados. ¿Pero, votar por un partido pequeño, no significa acaso desperdiciar el voto ? No necesariamente, ya que cada voto, aunque no envíe al candidato en cuestión al parlamento, resta votos a los partidos grandes y los debilita. La situación recuerda un poco a la historia de la lucha de David contra Goliat – el Partido de los Cristianos Fieles a la Biblia (PBC) seguro que lo sabe.