En el norte de china cesaron los trabajos de construcción y las fábricas dejaron de operar, al tiempo que Pekín y Tianjin restringían el tráfico por carretera, excepto el de vehículos eléctricos.
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Al menos 24 ciudades, entre ellas la capital Pekín, están desde el viernes en alerta por smog: las autoridades limitaron el tráfico por carretera, pidieron a la población que permanezca en sus casas y ordenaron el cierre de las escuelas hasta el miércoles, informaron hoy (17.12.29016) medios estatales.
En la capital Pekín, las calles, carreteras y parques estaban casi desiertas, después de que el nivel de las partículas en suspensión en el aire alcanzara los 538 microgramos por metro cúbico a las 17:30 (9:30 GMT) del sábado, según el índice de calidad del aire de la embajada estadounidense en Pekín. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 25 microgramos.
La polución aumentó
Las provincias que rodean la capital, con industrias de carbón, decretaron la alerta desde el viernes hasta el 21 de diciembre. Según las estadísticas de contaminación del aire de Greenpeace East Asia, la polución aumentó en octubre y noviembre frente al año pasado.
El mal estado del aire contribuye a la muerte de 1,6 millones de personas al año, el 17 por ciento de todas las defunciones en China, según un informe publicado el año pasado por Robert Rohde y Richard Muller en la publicación científica "PLOS One". Según sus autores, la contaminación del aire mata a unos 4.000 chinos al día, siendo la quema de carbón un factor clave para ello.
FEW (dpa, AP)
¡Lo que el carbón se llevó!
La explotación de carbón transforma dramáticamente los paisajes en Alemania.
Imagen: DW/K. Jäger
Rompiendo el corazón de la naturaleza
Gigantes excavadoras de rueda, de 240 metros de largo y unos 100 metros de alto, se abren paso a través de la tierra fértil para sacar el controvertido carbón mineral o lignito, utilizado para calmar la sed de energía de un país industrializado como Alemania.
Imagen: DW/K. Jäger
Obra en movimiento
El lignito es almacenado a cielo abierto en capas, como aquí en Hambach, por debajo de 400 metros de grava, arena y arcilla. Luego es transportado en cintas a las centrales eléctricas cercanas para generar electricidad. En el fondo, vemos una zona de recuperación del paisaje. Esta región renana produce el 13 por ciento de la electricidad de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Becker
Mucha energía perdida
Vertedero de cenizas de la central eléctrica de lignito Weisweiler. Las centrales eléctricas de carbón solo alcanzan una eficiencia del 45 por ciento. El 55 por ciento de la energía se pierde durante la combustión. Expertos critican el mal balance de gases de efecto invernadero y las altas emisiones contaminantes de dióxido de carbono.
Imagen: DW/K. Jäger
Más contaminación, más empleos
Según datos de RWE, dicha empresa eléctrica da empleo a 11.000 trabajadores en esta zona minera de Renania. La industria del lignito en Alemania cuenta con unos 21.400 empleados.
Imagen: Imago/H.-G. Oed
Lo que quedó del pueblo...
Lohn, en cercanías de Eschweiler, fue dragado totalmente. Los 690 habitantes tuvieron que abandonar sus hogares debido a la explotación de lignito. Ellos fueron trasladados a unos pocos kilómetros de distancia a Nueva Lohn, un pueblo construido para los habitantes que perdieron su terruño.
Imagen: DW/K. Jäger
En defensa de la naturaleza y el medio ambiente
Ambientalistas exigen terminar gradualmente con la explotación de carbón mineral que se traga el paisaje y acelera la producción de gases invernadero. Pero RWE tiene una licencia para explotar lignito en la zona renana hasta el año 2045.
Imagen: Greenpeace/Clémentine Senicourt
Buscando recuperar los cultivos
Las tierras cultivables destruidas por la minería a cielo abierto son, en algunos casos, recuperadas con nuevas plantaciones. Tras un período de preparación de siete años RWE siembra allí plantas pioneras como la alfalfa. Estas plantas aflojan el suelo y lo enriquecen con nitrógeno.