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Alerta roja en el conflicto de Siria

Marc Saha
7 de abril de 2017

La guerra de Siria podría escalar, teme el experto en el Medio Oriente Michael Lüders. Estados Unidos ya tiene en la mira a Al Raqa, bastión del Estado Islámico (EI). No está claro cuánto tiempo se contendrá Rusia.

Imagen: picture alliance/A. Lohr-Jones/A. Astafyev/CNP POOL/Sputnik/dpa

DW: ¿Lo sorprendió la noticia del ataque estadounidense contra una base aérea siria?

Michael Lüders: Me sorprendió mucho, porque no creí posible que el Gobierno estadounidense se mostrara efectivamente dispuesto a una acción tan precipitada. Está claro que aquí hay un peligroso potencial de escalda. En Siria tiene lugar una guerra sucedánea. Por un lado están Estados Unidos, la UE, Turquía y los Estados del Golfo, que quieren ver caer a Assad. En el otro bando, Rusia, China, e Irán no quieren por ningún motivo que eso ocurra. Al lanzar un ataque como el que ahora ordenó Trump, se corre el peligro de que el asunto no quede ahí, de que escale y rápidamente estadounidenses y rusos se encuentren frente a frente en territorio sirio.

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El Kremlin calificó el ataque de agresión, aun cuando los rusos fueron advertidos y pudieron sacar a sus soldados del área de peligro. ¿Cuán grande es ahora el riesgo de que Rusia intervenga?

La confrontación está ahí y, a todas luces, no hay disposición a negociar de igual a igual. En consecuencia, es grande el peligro de que este conflicto continúe. Dado que, por lo que sabemos, ningún ruso sufrió daño, Moscú probablemente no se reaccionará al ataque. Pero si llegara a haber más ataques estadounidenses, en que se vieran afectados soldados o se destruyera maquinaria de guerra rusa, Moscú no lo aceptará.

¿Qué podría pasar en el peor de los casos?

Estados Unidos ve a su mayor contrincante geopolítico del momento en Rusia y hay dos escenarios encubiertos de guerra: Ucrania y, sobre todo, Siria. El régimen de Assad ha reconquistado todas las ciudades mayores. Se podría decir que los estadounidenses han perdido por lo pronto en Siria ante los rusos. Ahora al parecer hay en Washington influyentes centros de poder dispuestos a revertir la situación, apostando por la confrontación en Siria.

No olvidemos que Estados Unidos se propone emprender, tras el referéndum constitucional turco del 16 de abril, una ofensiva terrestre contra Al Raqa, el bastión en EI en el este de Siria. Lograrán reconquistar Al Raqa. ¿Y entonces qué? ¿Quién detentará allí el poder? ¿Cuáles serán las siguientes demandas? Por el momento, no se puede saber qué derrotero tomará el asunto, pero de todos modos hay alerta roja.

¿Pasa a pérdida entonces la lucha contra el terrorismo de la organización terrorista Estado Islámico (EI), objetivo compartido por Estados Unidos y Rusia?

Esa lucha continúa paralelamente, pero en el momento es esta confrontación ruso-estadounidense es lo principal. Eso puede cambiar en una o dos semanas. Rusia y Estados Unidos concuerdan en que hay que expulsar a EI de Al Raqa y posiblemente vuelvan a encontrar puntos en común, pero no se sabe cuáles serán las próximas jugadas de la administración estadounidense.

Estados Unidos ha reaccionado ahora al ataque con armas químicas de Idlib, que atribuye al régimen de Assad. De acuerdo a lo que se sabe hasta el momento, ¿qué tan seguro es que el régimen de Assad esté tras el ataque?

Michael Lüders.Imagen: picture-alliance/dpa/A. Burgi

Carecemos de datos comprobados sobre lo que realmente ocurrió en Idlib. Cualquier interpretación es pensable, simplemente no tenemos hechos fidedignos. Pero está claro que Idlib es solo el pretexto para este ataque militar que tiene otro trasfondo desde el punto de vista estratégico. Lo que ocurre es que Estados Unidos no está dispuesto a aceptar las aspiraciones de poder de Rusia e Irán en Siria.

¿Qué revela este ataque militar sobre la política exterior de Trump, que en las primeras semanas no pareció muy convincente?

Lo política estadounidense es muy errática, también en materia exterior. Hace casi tres meses que El presidente Trump está en el cargo y no ha tenido un comienzo fácil. Los proyectos efectistas que emprendió han sido frenados por los tribunales, ha tenido que revisar decisiones sobre la asignación de caros y acaba de retirar a su jefe de estrategia, Steve Bannon, del Comité Nacional de Seguridad. De seguro no lo hizo por propia voluntad, sino por presión de los centros tradicionales de poder de Washington.

 

Entrevista: Marc Saha (ERS/ CP)

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