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Aliados contra Hitler: 70 años del Desembarco

Heike Mund / José Ospina-Valencia6 de junio de 2014

Aunque casi siempre se habla de británicos y estadounidenses, catorce naciones tomaron parte en la operación de liberación de la dictadura nazi. Un hito de la historia y el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Imagen: Reuters

La liberación de la dictadura hitleriana empezó un año antes del triunfo de los aliados sobre el régimen nazi. En la madrugada del 6 de junio de 1944 aterrizaron las primeras divisiones de tropas en la francesa Normandía: 24.000 paracaidistas. Su misión: abrirle el paso, antes del amanecer, a las tropas que les seguirían por mar y aire. Una misión que fue imposible de cumplir porque el viento los arrastró demasiado lejos de la costa y no pudieron asumir el control de las vías ni instalar las marcaciones para la orientación de los cazabombas que atacarían a las tropas de Hitler, que subestimaron la operación.

Los nazis fueron tomados por sorpresa por la mayor operación naval y aérea internacional que jamás se haya unido para acabar con un régimen dictatorial: 4.200 botes, 1.200 barcos de guerra, 155.892 soldados de 14 países respaldados por una fuerza aérea internacional.

“El llamado D-Day fue empresa de británicos, estadounidenses, noruegos, belgas, checos, eslovacos y muchas otras nacionalidades”, dice a DW el experto en historia militar, Peter Lieb. “Luego se unieron polacos, barcos griegos y franceses”, agrega Lieb. Además de los aliados, se unieron tropas del Commonwealth británico de Australia y Nueva Zelandia y canadienses asumieron la 3ª división. Los aliados querían mostrarle al mundo que el D-Day era una “empresa universal contra la Alemania nazi”.

El día de la decisión

A las 6 y media de la mañana, los primeros barcos estadounidenses anclaron frente a las costas de Normandía rebautizadas con nombres secretos como “Utah” y “Omaha Beach”. Una hora más tarde desembarcaron tropas británicas, canadienses y francesas, respaldadas por el barco polaco Dragón. Y, hombro a hombro en los botes, también llegaron reporteros de guerra ávidos de registrar las imágenes de la liberación de una Europa bajo el dominio nazi. Entre ellos Ernest Hemingway. Pocas horas después, unos 80 kilómetros de la costa francesa se convertirían en un mar de sangre.

El segundo frente en el occidente

El caos inicial costó miles de víctimas entre los aliados. Muchos soldados murieron porque las compuertas de los botes se abrieron demasiado rápido y los hombres cayeron al mar, hundidos por el peso de su propio armamento. Tanques de guerra se hundieron también antes de alcanzar la costa. El mar revuelto le causó mareo a otros que no pudieron defenderse de las balas de las tropas nazis apostadas tras la arena. Más de la mitad de los soldados que desembarcaron primero murieron en las primeras horas. “La estrategia inicial de los generales Dwight D. Eisenhower, de Estados Unidos, y del británico Montgomery fue un fracaso”, apunta Peter Lieb.

El avance de los aliados

Veteranos este viernes 6 de junio de 2014 en Colleville-sur-mer, Francia.Imagen: Damien Meyer/AFP/Getty Images

A pesar de que los aliados lograron romper la barrera levantada por los nazis frente a la costa Atlántica, las divisiones solo podían avanzar muy lentamente. Solo a finales de junio de 1944 los aliados lograron tomarse el puerto de Cherburgo, una base decisiva para su reabastecimiento y, por ende, para el éxito de la operación aliada. Así, la cruzada aérea pudo comenzar el 25 de julio abriéndole paso a los hombres en tierra.

A comienzos de agosto la resistencia alemana había sido desmembrada en su mayor parte. Así, el paso para la liberación de Francia y del resto de Europa quedaba libre.

De Gualle, el inesperado libertador

Pero la unidad entre la coalición no duró mucho. “Los estadounidenses que querían imponer un Gobierno militar en toda Francia, hicieron las cuentas sin el general francés Charles De Gaulle, que fue recibido como el verdadero ‘libertador de Francia'”, recuerda Peter Lieb. Un hecho que obligó a estadounidenses y británicos a dejar en manos de los franceses la administración de Francia y el manejo de la acción militar antinazi en territorio francés.

Así fue como los aliados se limitaron a observar cómo los franceses, liderados por De Gualle, liberaron París el 25 de agosto de 1944. Los aliados lograron, de esta forma, mantener la unidad de las naciones que aún tenían que luchar en el resto de Europa. El fracaso inicial de la batalla del Día del Desembarco se convertiría luego en una victoria para todos los aliados y la población alemana, también víctima de la dictadura nazi. El D-Day se convirtió entonces en un hito en la historia de la Segunda Guerra Mundial que, por lo demás, también se decidió en el frente Este.

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