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Alice Schwarzer: icono de la emancipación

Eva Usi3 de diciembre de 2007

Los medios germano-parlantes celebran al ícono alemán de la lucha por la emancipación femenina. Alice Schwarzer cumple 65 años y continúa en la trinchera a favor de los derechos de la mujer.

Alice y Emma, dos nombres vinculados con la lucha feminista.Imagen: AP


La feminista más popular en Alemania cumple 65 años. Nació un tres de diciembre de 1942 en las afueras de Wuppertal, pero no precisamente entre algodones. Había guerra y su madre Erika tenía 21 años y era soltera. Como no dio el nombre del padre, poco después del parto le preguntaron si quería regalar su hija a Hitler, lo que significaba que la niña sería internada en un orfanato. Ella se negó pero el problema no estaba resuelto pues como madre soltera necesitaba un tutor masculino para la niña. Fue el abuelo, Ernst Schwarzer, quien dio su nombre y acabó criando a la pequeña Alice.

Tal vez sería la influencia del abuelo, “uno muy maternal”, según diría Schwarzer después, lo que marcó a la pionera del movimiento feminista alemán. Su nombre saltó a la opinión pública en 1971, cuando la revista Stern lo publicó en un artículo de portada. En aquel entonces la periodista de 28 años vivía en París y no sólo reconoció públicamente haber abortado sino que se convirtió en líder del movimiento “Hemos Abortado”, al que se sumaron un total de 374 mujeres, entre ellas, actrices como Romy Schneider, Senta Berger y escritoras como Carola Stern. Fue durante esos años en París, mientras alternaba estudios de psicología y sociología con Michel Foucault y su trabajo como periodista para varios medios, cuando participó junto con Monique Wittig en el movimiento de liberación femenino francés.

Alice Schwarzer durante sus años en París.

Schwarzer vs. Vilar

En 1974 volvió a Alemania y el debate televisivo con la escritora anti-feminista Esther Vilar, autora de “el varón domado”, le valió el apelativo de “la reina de la emancipación”. Su libro La pequeña diferencia y sus consecuencias, en el que describe la vida cotidiana de la mujer común y corriente y el papel de la sexualidad en la lucha de géneros, se convirtió en un best-seller y una discutida cuestión en la opinión pública. Su denuncia constante de la degradación de la mujer a simple objeto sexual no gustaba a la sociedad paternalista de la época. Mientras que algunos medios la celebraban como ícono de la emancipación otros la insultaban con un variopinto catálogo de apelativos, desde “lechuza nocturna con sexo de farol de la calle”, hasta “pérfida frustrada que odia a los hombres”.

En 1977 Schwarzer fundó la revista Emma, que no sólo mostraba una visión feminista del mundo, sino era ejemplo de un periodismo lúcido. La revista sigue provocando controversia con sus campañas anti-porno, que ha llevado hasta los tribunales. En 1978 demandó al semanario Stern acusándolo de presentar a las mujeres bajo una luz sexista. La revista había publicado en su portada una imagen del fotógrafo Helmut Newton. Los tribunales rechazaron la demanda, pero Schwarzer siguió arremetiendo contra Newton al que acusó de sexista, racista y fascista.

Alice Schwarzer y la actriz Anke Engelke, declarada admiradora de la feminista.Imagen: AP

Críticas de sus propias filas

Entre tanto la feminista ha recibido numerosos reconocimientos y también los medios la tratan con más respeto. Su elocuencia y la facilidad con que fulmina a su interlocutor con una frase certera la han convertido en una frecuente invitada en debates televisivos. Pero las críticas surgen ahora entre las propias filas del feminismo. Una biografía no autorizada, publicada en 1998 por la redactora Bascha Mika, recrimina a Schwarzer insuficiente capacidad de crítica. También la acusa de que toda crítica personal es asumida como un ataque general al movimiento feminista. “Schwarzer es un macho con falda capaz de maltratar a sus empleados”, señala.

Aunque últimamente se la escucha menos, no deja de intervenir si lo considera necesario. Como cuando la presentadora de televisión Eva Herman, exhortó a los alemanes a revalorar el papel de la madre, un valor que “desafortunadamente fue eliminado tras el nacionalsocialismo y el movimiento del 68”. No le han faltado críticas por su oposición al uso del pañuelo musulmán por parte de maestras en las aulas de las escuelas. Algunos la han acusado de racismo de izquierda. En todo caso, Schwarzer sigue siendo una figura ejemplar para muchas mujeres y figura de referencia en el movimiento de emancipación femenina en el mundo germanoparlante.

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