La operación armada que puso fin a la toma del teatro moscovita costó la vida de más de 90 rehenes y una treintena de extremistas chechenos. Pero, pese a todo, corrió menos sangre de lo que cabía temer. Más de 750 cautivos fueron liberados, lo que puede considerarse como un éxito de la acción de las fuerzas de seguridad rusas.

El hecho de que la mayoría de los inocentes, que permanecieron más de dos días en poder del comando checheno, se encuentre ya fuera de peligro es lo que destacó el canciller Gerhard Schröder, en una declaración. Junto con expresar también a Moscú sus condolencias por las víctimas, el gobernante alemán subrayó que lo ocurrido pone una vez más de manifiesto que "el terrorismo no tiene justificación alguna, y no se puede aceptar que amenace a nuestra sociedad".

Temor a una escalada

Similar ha sido el tenor de las reacciones en la esfera política internacional. Sin embargo, en diversas declaraciones se trasluce también la preocupación por una eventual escalada del conflicto de Chechenia. Claudia Roth, dirigente del partido de Los Verdes, puntualizó que Alemania y la Unión Europea deben hacer ver a Rusia, mediante un diálogo cordial, que la opción militar a la larga no es una solución. Igualmente subrayó que la situación sigue siendo peligrosa, porque la guerra puede propagarse a nivel regional, por ejemplo hacia Inguchetia, Daguestán y Georgia.

También el gobierno sueco expresó temores de una agudización del conflicto. La ministra de Relaciones Exteriores, Anna Lindh, afirmó en Estocolmo que, tras el término del drama de los rehenes, cabe prever que la disposición de Rusia a negociar será ínfima.

Ofensiva en Chechenia

Las primeras noticias llegadas desde Rusia parecen confirmar estas preocupaciones. Desde ya, un militar ruso informó del inicio de una gran ofensiva en Chechenia, esta misma mañana. "Unidades especiales del ejército rastrean todas las zonas de la república en las que pudieran hallarse rebeldes", indicó el uniformado en la capital chechena, Grosny.

Tales anuncios indicarían que Moscú sigue apostando por una estrategia militar, que no ha resultado efectiva hasta ahora ni tendría por qué ser eficaz en el futuro. El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Dominique de Villepin, recordó en este contexto que la única salida real pasa por el camino de una solución política. Junto con subrayar que hechos como el ocurrido en Moscú son del todo inaceptables, advirtió que, por otra parte, el terrorismo se nutre de las crisis. El ministro francés hizo notar que eso ya ha quedado demostrado en casos como el de Afganistán o el del Medio Oriente, y que lo mismo vale para el de Chechenia.