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América Latina: ¿en qué país viven mejor los jubilados?

Camilo Toledo-Leyva
24 de febrero de 2024

Todos aspiran a una jubilación digna, pero, ¿cuántos latinoamericanos tienen realmente ese privilegio? Mientras la población en la región envejece cada vez más, más preocupación generan los sistemas de pensiones.

Imagen referencial. Una persona revisa cuánto dinero tiene en su cartera.
Imagen referencial. Una persona revisa cuánto dinero tiene en su cartera.Imagen: K. Schmitt/Fotostand/picture alliance

Según un ránking del Índice Global de Jubilación sobre los diez mejores lugares para jubilarse en 2024, cinco se encuentran en América Latina: Costa Rica, México, Panamá, Ecuador y Colombia son el refugio ideal para personas de distintas partes del mundo con ingresos medios o altos. Pero, ¿cómo es la situación de los jubilados latinoamericanos en sus países?

En primer lugar, hay que tener en cuenta diversos factores que determinan el desempeño o el monto de las pensiones en un país. "Las pensiones en América Latina, al igual que en una mayoría de los países del mundo, tienen componentes, por un lado, contributivos, que están ligados a la trayectoria de empleo, donde influye la formalidad y el nivel de los salarios; y por otro lado, están los programas de asistencia de ingresos a las personas mayores”, explica a DW Fabio Bertranou, director de la oficina de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) para el Cono Sur de América Latina.

Por su parte, Fernando Cuadros, experto en economía laboral de la Universidad del Pacífico de Perú, recuerda que en la región existen básicamente dos tipos de sistemas de pensiones: "Un sistema de reparto y capitalización colectiva, que son fondos comunes gestionados por una entidad estatal, pero también existe un sistema de capitalización individual, gestionado por entidades privadas, conocidas en distintos países como AFPs, un modelo creado en Chile en los ochenta”.

En la mayoría de los países de la región, indica el economista Cuadros, ambos modelos son alternativos. Es decir, el trabajador se afilia al sistema público común o al sistema privado de cuentas individuales, aunque ya en algunos países se han hecho reformas para que estos sistemas sean complementarios y se aporte en ambos fondos.

Los dilemas de cada sistema

Pero hacer un ránking o comparación de los sistemas de pensiones en la región es difícil para Bertranou, debido a que estos están ligados a una historia de desarrollo de las instituciones de seguridad social, al nivel de desarrollo de los países y también al desempeño de sus políticas económicas, laborales y sociales.

"En el Cono Sur, por ejemplo, Argentina, Chile y Uruguay tienen personas mayores que son el grupo etario con la menor incidencia de la pobreza, producto de la alta cobertura de sus sistemas de pensiones”, asegura el experto de la agencia de la ONU con sede en Santiago. Sin embargo, hay preocupación por cómo proteger las prestaciones ante la inflación en Argentina, cómo dar más sostenibilidad financiera de mediano plazo en Uruguay o cómo mejorar el nivel de las prestaciones contributivas en Chile. "Cada sistema tiene sus propios dilemas”, insiste el experto.

A pesar de ello, Bertranou destaca que los países del Cono Sur están mejor posicionados, mientras que los países andinos están en una situación intermedia. Los países de Centroamérica, con excepción de Costa Rica, tendrían todavía un largo camino por recorrer y mejorar la cobertura prestacional. "En la región ha habido importantes avances en la mejora de la cobertura a pesar de las restricciones en el mercado de trabajo y en el desempeño económico”, agrega. 

Según expertos, el principal desafío de los gobiernos de la región es construir políticas de consenso, sostenibles y legitimadas socialmente.Imagen: picture-alliance/imageBroker/M. Dietrich

Modelos complementarios y alternativos

En el caso de los países de la región mejor posicionados, el economista Cuadros cree que está funcionado un poco mejor porque estos han estado migrando a sistemas complementarios en lugar de solo optar por sistemas alternativos.

"Chile, Colombia, Uruguay o Costa Rica están migrando hacia sistemas complementarios, donde todos los trabajadores aportan al sistema público y, en paralelo, aportan en cuentas individuales privadas para adicionarle un monto a la pensión que ya obtienen todos del sistema público”, sostiene el economista peruano.

En otro reciente ránking internacional elaborado por el Índice Global de Jubilación, que analizó en 44 países criterios como salud, finanzas, calidad de vida y bienestar material, Chile es el país latinoamericano mejor situado en el puesto 35. Le sigue México en el puesto 40, Colombia en el 41 y Brasil en el 43.

El promedio de edad en la que los latinoamericanos pueden pasar al retiro es de 65 años, pero en algunos sistemas de jubilación va desde los 55 hasta 70 años. Según el Índice Global de Jubilación, en Uruguay, el monto de la pensión mínima mensual por jubilación es de aproximadamente 394 dólares, en Colombia 252 dólares, en Brasil 250 dólares y en Chile 220 dólares. En Argentina, los jubilados perciben entre 192 y 274 dólares, en México 194 dólares y en Perú 134 dólares. Una de las pensiones más bajas de la región la tiene Venezuela, con 26 dólares.

Los desafíos de los gobiernos

Ante este panorama disperso, el representante de la OIT en la región opina que el principal desafío de los gobiernos es construir políticas de consenso, sostenibles y legitimadas desde el punto de vista social, acordes a las realidades económicas y laborales que presenta cada país. "Aquí es muy importante desarrollar mecanismos de diálogo social y político que permitan mirar el mediano y largo plazo”, subraya Bertranou.

Una salida para los países menos favorecidos, cree el economista Cuadros, sería empezar de forma gradual con sistemas complementarios. "Primero se debería establecer el aporte obligatorio al sistema público de todo tipo de trabajador y todo debería ir a una bolsa de fondo común, pero también debe haber un aporte solidario de empleadores y del Estado, como ocurre en países más desarrollados. Teniendo eso, se podría ver un aporte complementario privado, que puede ser obligatorio o voluntario”, señala Cuadros.

(dz)

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