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América Latina: “Estamos ante un fin de ciclo”

Mirra Banchón (DZC)15 de mayo de 2016

Las materias primas permitieron borrar la línea entre el norte rico y el sur pobre. Pero, según especialistas, en el desarrollo de América Latina es hora de hacer un balance.

Imagen: DW/M.Banchón

“Lo que está sucediendo en Brasil subraya que estamos ante un fin de ciclo”, dijo a DW Maristella Svampa, catedrática de la Universidad de La Plata. En un momento en que la crisis ha llegado a potencias emergentes, como Brasil, y también a países latinoamericanos cuyo crecimiento económico los sacó del grupo de países (del sur) que requerían los fondos de ayuda al desarrollo (del norte), especialistas de todos los continentes cuestionan el "desarrollo" alcanzado en la conferencia “¿Obsoleto el abismo entre el norte y el sur?”.

La conferencia fue organizada por el Centro de Estudios Tricontinentales (CETRI) de la Universidad de Lovaina-La Nueva. Hace 40 años, cuando el CETRI comenzó sus labores, se veía una línea clara que, entre el norte y sur, dividía a los países desarrollados de los subdesarrollados y, luego, en vías de desarrollo.

El norte en el sur, y al revés

“En los últimos 25 años, las relaciones norte-sur cambiaron por la transformación progresiva del sistema de producción y el aumento de las clases consumidoras del mundo, también en China y Brasil. Luego, la crisis del modelo, a partir del 2008, ha llevado a la multiplicación de los centros de poder en el mundo”, explica a DW Christoph Ventura, investigador del Institut de Relations Internationales et Stratégiques (IRIS).

“Encontramos ahora el norte en París, en Bruselas, en Londres, en Pekín, en Nigeria, en Sao Paulo. Son espacios súper conectados con toda la riqueza y poder económico y comercial. Y luego está el sur, que está en las fronteras de esos centros internacionales”, apunta Ventura.

Christophe Ventura, investigador del Intitut de Relations Internationales et Stratégiques.Imagen: DW/M.Banchón

Por otro lado, según Svampa, “en los últimos 20 años ha habido un avance o una ampliación de la geografía de la extracción, sobre todo anclada en los países del sur, entre ellos en América Latina, donde se han intensificado los proyectos extractivos, el consenso de las materias primas”.

En este consenso cabe todo tipo de extractivismo –petróleo, metales, fracking– y el agribusiness que ha llevado a acaparamiento de tierras, a la fragmentación de los territorios, a desplazamientos. “No estamos sólo frente a modelos de mal desarrollo, pues no han salido de la dependencia de los mercados internacionales, sino que ha generado desde México hasta Argentina conflictos socio medioambientales”, sigue Svampa.

¿Igual progresistas que neoliberales?

En este punto, los gobiernos llamados progresistas que a comienzos de 2000 despertaban expectativas no se han diferenciado, señala Svampa, de lo que han hecho los gobiernos neoliberales.

“En algunos países, el Estado después ha ocupado un lugar diferente al de los gobiernos neoliberales, sí. Pero básicamente han utilizado la misma lógica de avance de la frontera del capital y se han generado por eso conflictos socio-territoriales muy importantes que han constituido una suerte de punto ciego; los gobiernos han buscado negarlos y estigmatizarlos”, añade. “La expansión del capital, colisiona con la expansión del derecho”, puntualiza.

No obstante, aparte de ser la fuente de recursos en la lucha contra la pobreza, “esta exportación de recursos permitió a América Latina durante los últimos 15 años aportar a la diversificación de las relaciones internacionales, a través de una cantidad enorme de iniciativas con África, con China, con Asia, con el mundo árabe, en su proyección para intervenir en conflictos internacionales en el caso de Irán, cuando Brasil con Turquía tenían un plan de paz”, subraya Ventura, docente de la Université de Vincennes.

Maristella Svampa, investigadora del CONICET y docente de la Universidad de La Plata.Imagen: DW/M.Banchón

“Pero cuando la onda de la crisis de crecimiento en el norte y en China llega a América Latina en 2013, quedó claro que la región había caído en la trampa, pues no había construido una dinámica interna capaz de compensar el golpe de la crisis”, añade.

Así las cosas, en un momento en que los indicadores económicos de la CEPAL prevén para 2016 mayor desempleo, poca diversificación, brechas de productividad, alta informalidad y desigualdad, los cambios que se han dado y los que se avecinan en América Latina preocupan. “Brasil que fue uno de los motores de estabilidad de la región, podría convertirse en un factor desestabilizador”, advierte Ventura.

“El giro actual es preocupante porque entrañará más extractivismo, menos democracia, más pérdida de derechos sociales de los trabajadores”, prevé por su parte Svampa, quien ve que ha llegado el momento de cuestionar el modelo. "Por razones tanto económicas como políticas, hay que hacer un balance de este fracaso", concluye.

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